Capítulo 64

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Si las profesoras le preguntarían algo relacionado a la clase a Jisoo se llevarían la sorpresa que aquél orgulloso demonio no tendría la mínima idea sobre el tema impartido porque su cerebro no estaba, se fue muy lejos.

Su mente no había otra cosa que las palabras de su enamorada que la aturdían al tal punto de no escuchar nada, debía tranquilizarse o perdería la cabeza ante su reina angelical, ella no era como Jennie, pero en tan solo imaginar tener relaciones sexuales con su tartamuda provocaba que su corazón golpeé fuerte contra su pecho y ni se diga de aquellas cosquillas en las manos, sentía que le picaban.

—Jisoo, ¿e-estas bien?

Regresó a la realidad al oír la voz de Rosé, ¿en qué momento se acabó las clases? Ni siquiera el timbre pudo sacarla de su ensoñación, solo esa voz celestial puede despertarla de su más profundo análisis, algo irónico ya que ella es la que la puso en ese estado.

—Sí, estoy bien, vamos de seguro tienes hambre—la besó y la llevó fuera del salón de clases.

Caminaron rumbo al comedor, pero Jisoo intuía que algo estaba mal porque su novia no era una criatura silenciosa, de hecho, era bastante sociable y habladora, pero esta vez no dijo nada.

—¿Sucede algo?—se detuvo.

—¿E-estas enojada por l-lo que dije...?—cuestionó el ángel sin verla y jugando con su cabello.

—No, ¿por qué lo estaría?

—Porque n-no me has d-dicho nada y en c-clases estabas como p-perdida...—habló en un hilito de voz.

Jisoo negó divertida, con la mano izquierda tomó la cintura del ser divino con la intención de acercarla más a ella y con la otra mano tomó el mentón e hizo que sus miradas se conectaran.

—¿Por qué me molestaría el hecho que quieras estar de esa forma conmigo?—iba a decir la palabra sexo, pero debía ser más delicada con su ángel y no tan tosca—. Yo te dije que querrías hacerlo porque solo mírame, soy putamente hermosa y sexy—la besó—, pero también te dije que solo lo vamos hacer cuando tú quieras, ¿bien?

—P-pero yo sí q-quiero...—puso un puchero triste.

Esa frase quebró toda la cordura y raciocinio de Jisoo porque ahora atacaba con ferocidad los labios de su tartamuda, sabía que era muy irrespetuoso para su enamorada tomarla ahí mismo en los pasillos, no se merecía eso, además, mataría a cualquiera que las interrumpa o vea con otros ojos a Rosé, así que para evitar un mar de sangre usó su magia demoníaca e hizo que ambas se teletransportaran a la cabaña.

—Abre la boca—ordenó el ser infernal con un tono ronco.

El ángel acató el pedido y apenas lo realizó sintió como la lengua caliente de Jisoo la invadió por completo, no podía respirar, el oxígeno era escaso, ya no supo si su mareo se debía por la falta de aire o por las nuevas sensaciones que le generaba ese beso.

Se siente como cuando me emborraché.

Esa fue la palabra que le otorgó Rosé a toda esa bruma de sensaciones que Jisoo le provocaba, se sentía ebria, alcoholizada por su demonio.

—Eres tan hermosa, Rosé—mencionó al verla con las mejillas ruborizadas y los labios algo rojos—. Me enorgullezco de mi cerebro porque yo ya preparé todo.

Rosé no sabía a que se refería hasta que observó como con un movimiento de mano la cabaña adquirió un ambiente muy romántico, el fuego de la chimenea era lo ideal, en frente de ella había un montón de mantas con varios pétalos de rosa encima y alrededor, pequeñas bolitas de luz adornaban el techo, pero lo más curioso es que parecía que afuera era de noche, más sabía que eso era imposible así que lo atribuyó al hechizo de su demonio.

Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora