Capítulo 58

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Lisa después de la conversación que tuvo con Jennie sus inseguridades se vieron aplacadas ante las palabras del demonio de la Lujuria y estuvo muy agradecida por ello.

Las palabras de la tal Minnie hicieron que se plantee muchas cosas y entre ellas el hecho que su novia haya tenido cositas con varios demonios, fue verdad cuando dijo que no le molestaba porque ahora Jennie estaba con ella, con nadie más y por la forma en que la mirada no pudo hacer otra cosa que amarla más porqué comprendió que no le sería infiel, Jennie en verdad la amaba.

Te amo tanto que se siente como un pecado.

Fue ese instante que sonrió al tener una gran idea en mente, ahora que lo pensaba su novia había sido la única que le ha dado obsequios, primero Nini y luego Love, pero ella solo le había entregado a Luca y eso fue por los tratos que antes tenían, así que quiso preparar algo.

Se levantó de un tirón del sillón y comenzó a dar vueltas por la sala, tenía varias ideas en mente y todas eran muy buenas en su opinión. Desordenó su cabellera con algo de fuerza, no podía escoger.

—¿Y si escojo todas...? ¡Me quedo con todas!

Era un muy buen plan, ¿por qué limitarse a una idea? Puede juntarlas y crear algo maravilloso. Fue corriendo a su calendario y su alegría se desbordó al ver la fecha marcada de amarillo porque ese día sucedería algo magnífico, era perfecto.

Solo faltaba tres días y puso manos a la obra, pero para eso tendría que ir al mundo humano y conseguir unos cuantos objetos. Con eso en mente salió de la casa y fue con el arcángel Seulgi al ser su superior. Para ir al mundo humano tenías que pedir un permiso a la gracia de tu respectiva virtud, en este caso para Lisa es la Castidad.

En tiempos pasados hubiera tenido que ir acompañada ya que en el camino era muy posible que se encuentre con un demonio y luchen a muerte, pero ahora no era necesario tener compañía y, además, el permiso es para regular la cantidad de ángeles que pueden permanecer en la Tierra. De esa forma evitan que se cause un desequilibrio.

—Lisa, ¿a dónde vas?—preguntó el ángel pelirosa al verla con otro tipo de ropa que no se usa en el cielo.

—Hola, pequeña Foodsé, voy a ir al mundo humano, ¿tú estabas en el coro?

—Sí, ya acabé. ¿Puedo ir contigo? ¡Di que sí!—se colgó del brazo. Ella jamás ha ido al mundo humano—. ¡Di que sí!

—Está bien, pero hay que ir a pedir un permiso, vamos—le picó la mejilla.

—¡Sííí!—saltó feliz.

—Bien, andando.

Comprar cosas para su novia en compañía de su mejor amiga sonaba muy divertido y de paso pediría su opinión, dos cerebros son mejor que uno. Hicieron el mismo procedimiento que hizo Lisa solo que esta vez era en la Virtud Celestial de la Humildad.

Una vez en el mundo humano el ángel de batalla le advirtió a Rosé que no se separé de ella y no por el hecho que puedan hacerle daño ya que eso no era posible, ningún humano era capaz de lastimar a un ángel a pesar de haber creado armas de destrucción tan horrendas, pero lo que sí podían provocar era una mala experiencia y Lisa no deseaba eso, no cuando era la primera vez que su mejor amiga visitaba el mundo humano.

Probablemente en su inocencia angelical no se percataron que atraían un montón de miradas al estar distraídas admirando la belleza que les brinda el mundo humano, pero hubieran dos muchachos valientes que se acercaron.

—Hola chicas—saludaron ambos con nerviosismo.

—¿Hola?—respondió Lisa—. ¿Se les ofrece algo?—sintió como su mejor amiga se apegó a ellas.

—¿Eh? Sí, nos preguntábamos si quieren ir con nosotros a comer algo, mi amigo y yo pensamos que son muy hermosas, entonces, ¿si van...?

—¡Mi amor, te dije que me esperaras!—Jennie fue veloz y le plantó un apasionante beso—. Lili, ¿quiénes son ellos?—los vio con desdén mientras Lisa procesaba el beso de su amada.

—¿Acaso no lo puedes ver, Jennie? No son nadie—Jisoo colocó su mano en la cadera de su enamorada—. Su autoestima debe ser lo único grande que tienen para creer que mi Rosé les hará caso, los cerdos aun no vuelan, ¿saben?

Los chicos se marcharon de ahí como si los persiguiera un asesino en serie. No era para menos, después de ver los ojos de esas dos mujeres algo les dijo que era mejor irse, hicieron lo correcto, fue un día más de vida para ellos.

—¡Jisoo!—el ángel pelirosa se colgó del cuello—. ¡¿Qué h-haces aquí?! ¡Aun s-sin alas t-te ves hermosa!—la efusividad del ser divino le sacó una sonrisa.

—Lo sé, estoy aquí para cumplir mi cuota mensual de almas igual que Jennie­—la besó con ternura.

—Lalisa Manobal, ¿quiénes eran ellos?—alzó un ceja.

—N-Nini, no es lo que crees, ¡lo juro!—la miró con ojitos de cachorrito.

El demonio de la Lujuria soltó una risita, descubrió que le gustaba poner nerviosa al ángel. Ella sabía que el ser divino jamás haría algo indebido.

—Lo sé, Lisa—comentó juguetona y recostando su cabeza en el pecho—. Jisoo ya dijo el por qué estamos aquí, ¿y ustedes?

Rosé y Lisa se vieron entre sí, el ángel pelirosa solo estaba acompañando a su mejor amiga de compras para sorprender a su novia, pero intuyó que eso es algo que no debía decir. El ángel de batalla suspiró, su sorpresa ya no iba a ser tan sorpresa.

—Rosé me acompañó porque quería prepararte una sorpresa, pero ahora ya no es sorpresa...—hizo pucheros.

—Un día de estos me vas a matar de ternura—Jennie elevó la comisura de sus labios hasta formar una sonrisa gomosa—. Y sigue siendo una sorpresa porque no sé qué es.

—¡Tienes razón, Nini! ¡Eres muy inteligente!—oyó una risa ahogada, vino de Kim Jisoo.

—Manobal, no le tienes que mentir tan feo.

—¡Jisoo!—reprendió Rosé con un mohín.

—No puedo sentirme regañada si lo haces de una forma tan dulce—el demonio de la Soberbia juntó sus labios con los de Rosé.

—No estaba mintiendo, los ángeles no pueden mentir, Jennie es inteligente—afirmó con seguridad.

—¿No pueden mentir?­—ese es un dato que Jisoo desconocía.

—Vaya, vaya, ¿acaso la ignorancia invadió a la gran Kim Jisoo?—fue el turno de Jennie para burlarse.

—Por lo menos es ignorancia y no clamidia—sonrió triunfante.

—¡Los demonios no podemos enfermarnos! ¡Tú, bruta!—Jennie se puso roja con lo que trató de decir.

—Jisoo, ¿q-qué es clamidia?—cuestionó Rosé jalando su camiseta.

—Yo tampoco sé que es, ¿qué es, Nini?—ahora Lisa fue la preguntó.

Los ojos de los demonios lo dijeron todo, por primera vez se hallaron incómodas, Jisoo porque no quería arruinar la inocencia de su tartamuda con información que le provocaría repulsión y Jennie porque no deseaba que Lisa entienda el comentario de la mayor con su mensaje oculto, moriría de la vergüenza, pero ambas dieron gracias a la interrupción del ángel pelirosa.

—¡T-tengamos u-una cita doble!—dio pequeños brincos.

—¿Cita doble?—pronunciaron al mismo tiempo.

No era lo que tenían en mente, pero, ¿qué podía pasar? Así que aceptaron.


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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora