Capítulo 18

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Lisa ya sabía qué hacer para que Kim Jennie le diga sobre qué piensan los demonios de los animales, apenas terminó con sus clases fue directo al cielo a buscar a un ángel que le ayudaría con su propósito. Llegó a una casa grande y tocó la puerta.

—¿Lisa? Qué raro verte por aquí, no te quedes ahí pasa—la invitó a pasar

—Gracias Bang Chan, con permiso—ingresó a la residencia.

Ambos se dirigieron a la sala de star, el chico dijo que la esperara y fue a preparar té para los dos. Se sentaron y se pusieron al día con sus vidas en una charla muy amena.

—Bueno dime, ¿en qué puedo ayudarte?—inquirió con una sonrisa.

—Necesito esto—le pasó un trozo de papel—, ¿crees que puedas hacerlo en tres días?

Bang Chan extendió el papel y observó que en él había un dibujo con algunas especificaciones.

—Puedo hacerlo, no es complicado, pero ¿estas segura?—preguntó porque en el papel estaba escrito demonio feo.

—Sí, es por una buena causa, ¿entonces si se puede?

—¿Acaso dudas de mi habilidad? Me ofendes—tomó el papel y se lo guardó—, no te preocupes, tendrás esto en tres días.

—Muchas gracias, me has salvado.

—De seguro sí.

Rieron y continuaron conversando hasta la tarde tiempo en que Lisa decidió retirarse a su hogar.

Ya estaba todo listo, solo debía esperar esos tres días y obtendría la respuesta que tanto quería.

Hoy estuvo rara, recordó que Kim Jennie lucía un tanto apagada y cuando sus miradas se encontraron ella le sacó el dedo del medio, eso era nuevo. Supuso que el demonio de la Lujuria se halló molesta por algo que evidentemente desconocía, solo esperaba que su estado de ánimo no afecte al momento de cumplir con el trato.

Ahora solo debo cuidar a los gatitos.

Solo debía pensar la forma en la cual los demonios no se acerquen a la casita de madera durante tres días. Tenía entendido que su aroma les parece asfixiante, tal vez debería pasar un buen tiempo en la casita para que la madera se impregne con su olor.

Era una buena idea.

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Jennie sonreía relajada desnuda en su cama, una buena sesión de sexo era suficiente para aclarar su mente. La mierda de los ángeles la estaba contagiando porque era muy claro que pensar en que quiere ser cuidada era la mayor estupidez que ha pensado desde que tiene uso de razón.

No necesito amigos, un demonio no los necesita porque nace solo y morirá solo.

De seguro los demonios antiguos la echarían al Noveno Círculo para que aprenda a no blasfemar de tal magnitud, aunque seguramente moriría en el proceso y no se impondrá a ello, ella misma se arrojaría de cabeza para ver si así su cerebro se cura de esa podrida enfermedad llamada "angelitiosis".

Pero ahora ya conocía el remedio para todos sus males y era aun mejor cuando su compañera de sexo era tan buena en la cama.

—¿Ya te vas, Jisoo?—miró como la mujer recogía su pantalón.

La pelinegra estaba agradecida de que Jisoo le haya propuesto tener sexo lo cual no era raro ya que se han revolcado en varias ocasiones, pero lo que sí le llamó la atención fue que esta vez la mayor estuvo más agresiva, como si quisiera liberar algo de su interior, fue ruda, no es que se queje ya que lo disfrutó, pero sí le resultó curioso.

—Sí, Jennie—se colocó la prenda final—. Nos vemos mañana—se despidió.

Bueno, mejor voy a dormir, era preferible ignorarlo, era asunto de la mayor.

Jisoo estiró primero los músculos antes de encaminarse a su casa, lo que sucedió con Jennie fue algo inesperado, la situación a la cual le llevó en coger con la pelinegra fue un tanto peculiar ya que no tenía planeado meterle la lengua hasta el esófago, pero sucedió y la forma del porque ocurrió la llevó a fastidiarse.

No era idiota, los demás sí, pero ella no, muchos alaban su majestuoso cerebro por conectar puntos con apenas migajas y llegar al fondo del asunto, más su prodigiosa mente se halló envuelta con telarañas de incertidumbre porque ella sabía que no fue normal de su parte enojarse, no obstante, lo hizo.

Y todo fue por un ángel, al ver sus lágrimas contenidas en sus ojos sintió rabia y por primera vez se tragó sus palabras.

Esos ojos, esos malditos ojos, al verlos quedó aturdida y cerró la boca, y eso no fue todo, claro que no, porque al querer desentrañar lo que su mirada esconde no pudo encontrar nada, no fue capaz de "leerla".

¿Desde cuándo el cielo tiene mirada angelical? No lo sabía.

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El ángel pelirosa sacó un poquito su lengua al estar concentrada en su escritorio con un lápiz escribiendo una carta, si su mente se queda en blanco al estar en frente de Jisoo solo tenía que leer lo que había escrito, ¿genial verdad? Ya no quedaría como boba frente al demonio, y si aun se sentía nerviosa le daría la carta para que ella la lea.

¿Por qué no hice esto desde el principio?

Se hubiera ahorrado la tristeza, pero no tenía caso pensar en el pasado, ya ocurrió y no puede cambiarlo. Al terminar de redactar su carta la dejó encima de su cómoda, así mañana la llevaría consigo y completaría su objetivo en convertirse en amiga de la demonio.

Se puso su pijama y apagó la luz, solo hubo un problema, estaba muy feliz que no podía dormir. Pero su felicidad no solo se debía a su gran idea sino también porque sus amigas fueron muy amables y la impulsaron con su meta, al principio pensó que la iban a regañar porque después de todo quería hacerse amiga de un demonio y los demonios no poseen buena reputación en el cielo.

Les demostraría que Jisoo es diferente al resto de su especie, lo sentía en sus alitas y sus alitas jamás le han fallado.

¡Ya quiero que sea mañana!

Confiaba en que esta vez su método para convertirse en amiga del ser infernal sería un completo éxito. Intentó controlar su emoción respirando lento y profundo, poco a poco el sueño fue ganando hasta que cayó profundamente dormida, esta noche gozaría de bonitos sueños en donde Jisoo le sonreía.

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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora