Capítulo 6

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Nuevamente todos estaban reunidos para recibir las clases, de forma sorprendente ninguno faltó, ángeles y demonios llegaron puntuales. Era algo cómico de ver ya que sus ropas y alas diferían mucho, en el extremo izquierdo era negro y en el derecho blanco. Hicieron silencio al escuchar entrar a su profesora.

—Joder, apesta a vainilla y divinidad—arrugó la nariz Moonbyul al sentir esa ráfaga de olor penetrarle el cerebro.

Los demonios se rieron, pero estuvieron de acuerdo con su princesa, el aroma de los ángeles era demasiado empalagoso para ellos.

—Moonbyul—fue el llamado de advertencia de Yongsun.

—¿Qué? Es verdad, además no te quejes que tú te tapaste la nariz—recalcó el ser infernal recargándose en la pared.

—Eso es porque ustedes huelen a humo y sangre, eso es peor—su comentario obtuvo varios asentimientos por parte de los ángeles.

—Sí, ajá, comencemos—le dio igual lo que dijo—. Hoy vamos aprender sobre el principio de los tiempos, este día Yongsun y yo estaremos con ustedes. Empecemos, Dios y el Diablo...

Jennie no pudo estar más aburrida y harta sobre la clase, todos conocían aquello y supuso que los ángeles no eran tan ignorantes como para no saberlo, volteó a verlos y negó con la cabeza, todos tienen caras de idiotas.

Suspiró hasta que sus ojos encontraron al ángel rubio, su vista estaba fija en la explicación de sus profesoras, ¿acaso era tan interesante? Porque en serio lucía absorta en la enseñanza, regresó la vista a la pizarra y se acomodó en el asiento, eso era mejor que estar como sus compañeros demonios que estaban en su mundo sin prestar atención, espero y sea tan interesante como lo haces ver, Manobal.

Lisa por unos instantes sintió una mirada posarse en ella, pero cuando giró su cabeza no había nadie viéndola, se le hizo extraño, pero no le tomó importancia hasta que sus ojos hallaron a Kim Jennie con los brazos cruzados y viendo al frente, inclinó la cabeza por la rareza que le produjo tal imagen al suponer que la demonio estaría igual que los de su especie, se encogió de hombros y siguió con lo suyo, pero antes regresó a ver a Rosé para ver cómo se encontraba y sonrió al notar que gozaba de un mejor semblante que el de ayer.

A mitad de la clase Rosé comenzó aburrirse, el estudio no era lo suyo, hoy lo comprobó así que mejor se dedicó a mirar con discreción a sus compañeros hasta que escuchó el sonido de páginas y supo quién lo produjo, Kim Jisoo. Sus dedos pasaron la página del libro produciendo el sonido que anteriormente oyó.

Este libro es nuevo, se dio cuenta porque el anterior libro contaba con la pasta de color café y este era negro, al igual que ayer se centró en descubrir el nombre del libro, empequeñeció los ojos para ver si de esa forma lograba enfocar más su visión, pero fue inútil, inconscientemente formó un puchero, portada babosa, deberían haber escrito el título con letras grandes, se convenció de ello.

—Hey, pss, Jisoo—susurró Momo.

—¿Qué quieres, Momo?—habló con el mismo tono de voz.

—La tartamuda te está viendo—informó con una risita.

—¿Y qué?

—Qué carácter, solo te avisaba.

Fue el final de la conversación. A Jisoo no le podría importar menos si aquel ángel le estaba mirando, no alzaría la mirada para comprobarlo ni mucho menos haría caso a Momo, porque eso indicaría que le interesa y, sinceramente, nadie le interesa, ni siquiera recuerda como es su cara. Solo quería disfrutar de su amado pasatiempo como siempre lo ha hecho sin importar el lugar en el cual se hallaba, en este caso, el salón de clases, pero no negaría que era mucho más silencioso que el infierno que constantemente había alaridos de angustia, aunque ese era su encanto.

—¿Alguna pregunta?—Yongsun esperó paciente—¿Nadie? Bueno, es hora del receso. Pueden ir a la comedor o pasearse por ahí, nos vemos en una hora.

Era en serio lo de ser estudiantes, Jennie se puso de pie y salió con el resto de demonios. Por curiosidad se dirigieron al comedor y encontraron varias mesas disponibles, no había nadie atendiendo para recibir su pedido, pero en un letrero pequeño decía "Diga su orden en voz alta", se vieron entre sí y pidieron la primera comida que se les vino a la cabeza el cual apareció por arte de magia.

Se sentaron en las mesas y procedieron alimentarse hasta que los ángeles llegaron y todo se tornó extraño, el ambiente fue raro.

—¿No vas a comer nada, Jeongyeon?—preguntó Chaeyoung.

—No, me da pereza comer—recargó su cabeza en sus brazos—. ¿Solo vas a tomar café, Jisoo?

—Sí—afirmó la mayor.

—No puedo comer, todo me sabe a miel, puta madre—Chaeyoung bufó viendo a los ángeles con fiereza.

—Si no quieres, dámelo—Momo le arrebató el plato antes de que protestara.

Jennie estuvo de acuerdo con Chaeyoung, la comida sabía dulce y el ambiente era empalagoso, y todo se debía a los seres celestiales de Dios. Sus papilas gustativas lloraban por el estúpido sabor, dejó que Momo se atragantara con su comida porque si el pecado capital de Jennie era la lujuria entonces el de Momo sería la gula.

—Qué manera de arruinar la comida—comentó Jennie en voz alta—. El aire se llenó de vírgenes e imbéciles, pero nada que una buena cogida en el infierno no pueda arreglar su pusilánime personalidad.

—Jennie, apuesto que ni siquiera dan su primer beso y mejor querrás decir que se llenó de pura miel-da—dijo Chaeyoung.

Las risas no se hicieron esperar por parte de los demonios.

La mirada de Jennie se posó en una mesa en específico, donde estaba el ángel Manobal matándola con la mirada. Sacó a relucir sus colmillos en una sonrisa burlona.

Lisa apretó el puño al escuchar como varios demonios se estaban riendo de ellos y todo empezó por el ridículo comentario de Kim Jennie, estaba por completo segura que si ella no hubiera dicho nada el ambiente sería pacífico en lo que cabía, pero ahí estaba ella mirándola con la sonrisa más petulante que jamás había visto.

—Lisa, no les hagas caso, los demonios son seres de los cuales solo hay que tener compasión—Nayeon siguió comiendo tranquilamente.

—Nayeon tiene razón, no importa lo que hagan, su precaria existencia es suficiente castigo—Dahyun se limpió la boca con la servilleta.

—Solo hay que tener paciencia—confesó Sana apegándose a Lisa.

Rosé no dijo nada y optó por también apegarse al ángel rubio. Lisa respiró hondo con los ojos cerrados, se reprendió mentalmente por caer de nuevo en las provocaciones de la fastidiosa Kim Jennie, debía mantener la calma porque ella junto a Dahyun son las únicas que podían defenderlas al ser ángeles de batalla. Miró de nuevo a Kim Jennie y movió los labios solo para que ella pudiera leerlos.

El rostro de la pelinegra se tornó peligroso al haber captado el mensaje del ángel rubio.

"Me provocas lástima".

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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora