Capítulo 12

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Muchos gatitos rodearon a Lisa quién sin pensarlo dos veces se sentó en el suelo con la total intención de brindarles mimos, muchos mimos. Con delicadeza alzó a uno de ellos y acercó su nariz con la de ella.

—Tú eres hermoshooo, shii, bonito, preshisoooo—hizo una voz aguda e infantil—. No hay manera que Kim Jennie sea como tú, shii, es un demonio feo, feo.

El gato solo maulló. Ella siguió acariciando a los hermosos felinos sintiendo como su energía se fue recuperando, aunque, de vez en cuando, también se quejaba de ellos sobre el demonio de la Lujuria.

Cuando se sintió satisfecha se despidió de los mininos y fue a su casa, tenía planeado visitar a Rosé, pero al parecer quería estar sola y ella le daría su espacio, era muy raro que su estado de ánimo se vea afectado, pero ya sabía la respuesta a eso, demonios. 

Los demonios le habían hecho algo a su pequeña Foodsé porque en el cielo todos la querían y nadie la trataba mal, solo se ponía triste cuando su postre favorito se acababa. Se encargaría personalmente del demonio que haya lastimado a su mejor amiga.

Entró a su casa y se echó en la cama, desde que se convirtió en estudiante se sentía agotada mentalmente y se debía a que siempre estaba en guardia contra los seres infernales, gracias al tratado de paz es que no se matan entre sí y pueden tener una delgada línea de tolerancia, pero eso no impedía que el veneno de sus bocas salga y recorra su mente infectándola con un sentimiento poco conocido para ella, la ira.

De hecho, ella era un ángel muy tranquilo, pero no sabía como lidiar con aquella emoción ya que antes no la había sentido, ¿quién se enoja en el reino de los cielos? Solo había armonía y paz, era absurdo sentir aquella emoción en un lugar tan pacífico que el único "disturbio" que hubo fue cuando unos niños chocaron contra unas personas al estar corriendo y, aún así, nadie se enojó.

Y aun debo pensar en esa descabellada frase, lo dejaría para después, ahora se entregaría al mundo de los sueños.

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Rosé en un intento de levantar su ánimo sujetó el instrumento de cuerdas y empezó a producir una melodía que se parezca a su estado de humor, la tristeza. Conforme fue pasando el tiempo se empezó a sentir mejor y su mente se aclaró, en realidad, Jisoo no había sido mala con ella ni nada por el estilo, intuyó que al ser demonio no conocía la amabilidad y le habló con el tono de voz que normalmente hablaba lo que significa que no había motivos para estar triste cuando desde un principio jamás tuvo razones para estarlo, Jisoo la trató como a todos.

¿Si me convierto en su amiga me tratará igual?

Ese pensamiento hizo que sus alitas se movieran alegres. Su nuevo objetivo sería volverse la amiga de Jisoo de esa manera ella le enseñaría a ser amable y ya no sería tratada como todos, y de paso saciaría sus dudas con ella sobre su casa.

Pero de pronto cayó en cuenta que para que todo eso sucediera debía dar el primer paso y no estaba segura si sería mejor que ayer, no le era fácil entablar conversación con Jisoo, lo comprobó de primera mano al no poder expresarse de forma adecuada por su timidez, ella no se consideraba un ángel tímido, pero desde que se juntó por primera vez con los demonios se sintió pequeña y débil. Le provocaban nervios y Jisoo no era diferente, o bueno, no en su totalidad ya que ella sí quería conocerla y se llenaría de valor para lograr su meta.

Espero que ella quiera ser mi amiga.

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Jennie oía las estupideces que decían sus compañeros ángeles sobre la frase de su casa, a estas alturas cree que los seres divinos tienen mierda en vez de cerebro, en serio, que les cuesta analizar un poco o mínimo ver más allá de su detestable burbuja.

Por lo menos Manobal fue la más sincera al decir que se le olvidó la tarea.

¿Qué será que la mantuvo tan ocupada ayer que se le olvidó la tarea? Ella suponía que al ser los ángeles de Dios tendrían más sentido de la responsabilidad, pero como pensó, Manobal era un ángel peculiar.

—Al ver que ninguno de ustedes se acercó a la respuesta es mi turno de decirla—Joohyun se puso al frente—. Es muy simple queridos, solo escuchen de nuevo, La lujuria es amable con quién la práctica, más no con quien la recibe—hizo una breve pausa—. Significa que el ser que práctica el pecado de la lujuria siempre va a satisfacer sus deseos más sucios y calientes, no importa si son moralmente correctos o no, pero ¿qué pasa con el otro ser?

La pelinegra dedujo que con esas palabras por parte de su princesa infernal iban a ser capaces de descubrir el resto de la frase, pero como siempre los ángeles dejaron mucho que desear con su silencio, o así lo creyó hasta que escuchó al ángel rubio hablar.

—Qué ese ser no está disfrutando de la lujuria—Lisa lo dijo segura y firme.

—Exacto querida, incluso afecta a terceros, tenemos un claro ejemplo del rey David que cometió el pecado de la lujuria al desear a Betsabé y que al momento que se enteró que esperaba un hijo suyo envío a su esposo Urías al campo de batalla para que muriera—se aclaró la garganta—. Ahora entienden porque la lujuria es amable con quién la práctica porque no importa que ocurra mientras tú cumplas tus deseos, ella siempre será amable contigo.

—Entonces La Casa de la Lujuria no es mejor que el rey David—la rubia la miró afilada.

—Interesante querida, ¿qué te hace pensar eso de mi casa?—preguntó con una sonrisa retadora.

—Porqué sí lo que dicen es cierto entonces ustedes igual practican dicha frase, lo que los convierte en abominables.

De un pronto una risa se escuchó en el fondo del salón, era Kim Jennie. Lisa frunció el ceño, ¿por qué se reía? No dijo nada gracioso, lo que dijo fue muy serio y el hecho que ella se esté partiendo de risa solo generó que se moleste más.

—Manobal, eres idiota de verdad—se limpió la lágrima, hace tiempo que no reía de tan buena manera.

—¿Disculpa?

—No entendiste nada de lo que dijo mi princesa, ni siquiera te has tomado la molestia de utilizar el cerebro que según tienes—Jennie le sostuvo la mirada a Lisa—. Somos demonios, eso no aplica en nosotros por algo vivimos en el infierno y castigamos a los pecadores, esa frase solo existe para los humanos. ¿Acaso se te olvidó lo que dijo la princesa infernal Moonbyul?

Lisa apretó el puño viendo a la demonio, por qué, ciertamente, no sabía a qué se refería con "acordarse", debía ser algo importantes si lo mencionaba.

—Con razón—dijo al ver su mueca de extrañeza—, pensé que los ángeles eran instruidos con los más finos eruditos celestiales, veo que no. Princesa Joohyun, continúe, no tiene caso explicar.

La clase continúo como si no hubiera pasado nada, pero Lisa lo sabía, había sido humillada por Kim Jennie.


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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora