Capítulo 19

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Tres días después.

Lisa esperó paciente a que Kim Jennie saliera del portal demoníaco, se colocó en una distancia prudente en donde pueda llamar la atención de la demonio apenas llegara. Pasó aproximadamente diez minutos cuando el ser infernal arribó al lugar, con un sutil movimiento le indicó que la siguiera.

Ambas se detuvieron cuando estuvieron en la casita de madera.

—Antes de mostrarte lo que te prometí, quiero que me digas sobre si a los demonios les gusta los animales.

—Primero debo comprobar si lo que me vas a mostrar vale mi información, Manobal—Jennie la miró con cuidado y no halló nada fuera de lo normal en el ángel.

Lisa masculló en lo bajo, obvio que lo que le iba a enseñar valía por completo, ella se encargó personalmente de ello, bueno, Bang Chan hizo el trabajo, pero ella dio la idea.

El ángel se acercó a ella y estiró el brazo.

—Necesito tu mano.

—¿Tan pronto me pides la mano, Manobal?—extendió su extremidad izquierda con una sonrisa coqueta—. Esperaré con ansias la noche de bodas, cariño.

—Es bueno soñar en grande Kim Jennie—le sostuvo la mirada.

La pelinegra solo rodó los ojos. Observó como una tenue luz dorada salió de la mano de Manobal y apareció una pulsera color negro con una bolita blanca en el medio que se adaptó a su muñeca a la perfección.

—¿Esto es todo? ¿Una pulsera?—le echó un vistazo más de cerca y era aceptable.

—No, tiene otra función, pero solo te diré si me dices lo que quiero saber.

Bien jugado, Manobal, había despertado su curiosidad, ¿qué cualidad oculta ese pequeño accesorio? Ni idea, pero si quería saberlo tendría que decirle.

—Los demonios amamos a los animales, sin excepción. Y si aun quisiéramos hacerles daño no podríamos, literalmente—reveló—, ahora dime la otra función—demandó zapateando.

¿Cómo que no pueden? Lisa se moría de curiosidad por preguntar más al demonio de la Lujuria, pero sabía que si lo hacía debía hacer un trato y ella ya no quería hacer acuerdos con Kim Jennie, solo le preguntaría cuando la situación lo requiera. Suspiró.

—Estuve tres días muriendo de la preocupación para nada—se palmeó la cara.

Jennie elevó los labios maliciosa porque se percató que el ángel tenía ojeras, fue una muy buena idea no decirle nada a Manobal.

—Sí, ajá, ahora dime.

—Ten—le extendió un papel doblado—, debes leerlo en voz alta.

Jennie alzó la ceja, pero aceptó el papel. Se puso a leer la carta y bufó.

—Estas idiota Manobal si crees que voy a decir esto—se cruzó de brazos.

—Por favor, eres un demonio de la Lujuria, ¿y sientes vergüenza por eso?—comentó socarrona.

El demonio no iba permitir que se burle de ella, sería una vergüenza para los de su raza si se enteran que un ángel se rio de ella específicamente Manobal.

—Si leo o no, ya no es asunto tuyo, Manobal. Yo no fui la idiota que le regaló una pulsera a un demonio—sonrió de lado para luego retirarse.

—Lo vas a leer, yo lo sé.

Lisa no se inmutó por las palabras de la pelinegra porque ella sabía que la curiosidad le ganaría a la demonio y cuando eso pase se reirá de ella hasta que le duela el estómago.

Esperaré paciente, demonio feo.

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—Queridos, el día de hoy hablaremos sobre la quinta casa infernal, La Casa de la Pereza, el señor que rige esta casa se llama Belial o Kim Seokjin—hizo una pausa—. Si quieren saber como son los demonios de esta casa solo regresen a ver Jeongyeon—señaló.

Los ángeles siguieron el dedo que apuntaba a un demonio durmiendo plácidamente y con pequeños quejidos, parecía que entró en coma.

Rosé aprovechó la oportunidad para echar un vistazo a Jisoo, los días anteriores el ser infernal se mantuvo en el comedor y anheló que este día sea diferente y se dirija al árbol.

La clase siguió hasta que fue tiempo de retirarse a comer, la pelirosa salió primera y fue con pasos veloces al árbol, esperaría unos minutos como lo ha estado haciendo durante los últimos tres días.

Parece que hoy no va a venir de nuevo.

Agachó la mirada y solo contempló su carta para después apegarla a su pecho, se puso de pie y se sacudió las motitas de polvo. Oyó unos pasos aproximarse y vio que era Jisoo. Elevó los labios muy contenta, por fin había venido aunque al parecer no se había dado cuenta de su presencia por estar leyendo.

La pelirosa se armó de valor y fue directo hasta ella, se paró en frente. Jisoo esta vez ni se tomó la molestia en decir algo, solo la miró y luego la ignoró olímpicamente para seguir con su camino tranquila.

—¡E-espera!—la demonio no respondió—. ¡P-por f-favor!—la sujetó del brazo.

Jisoo jamás se imaginó que esa ángel la iba a tocar, giró a verla con toda la intención de hacerle comer mierda, pero una carta color blanco se interpuso en su línea de visión.

—¡L-lo siento! ¡Léela, p-por f-favor!—colocó la carta en su mano.

El demonio de la Soberbia observó como la tartamuda se echó a correr como si el mismísimo Diablo le estuviera persiguiendo a muerte.

¿Qué carajos pasó?

Todo ocurrió tan rápido que no supo reaccionar, solo sabía que en su mano derecha sujetaba una carta. La examinó al derecho y al revés solo para concluir que era una carta de lo más normal.

Demasiado dulce, puso una mueca por el aroma. Decidió abrir el sobre y de él salió una hoja de papel color rosa.

Hola Jisoo, ¿te puedo llamar Jisoo? Que boba ya lo hice, te preguntarás porque escribí esto y bueno es solo para decirte que ¡quiero ser tu amiga! Creo que eres un demonio muy muy genial. Quiero preguntarte muchas cosas, pero me pones muy nerviosa que balbuceo. Lo siento si te hice sentir incomoda :c

Quiero preguntarte de tu casa y sobre el libro que terminaste de leer, ¿por qué lo terminaste de leer tan pronto? Apenas descubrí el título y lo acabaste de leer, no es justo.

Creo que me desvíe del tema principal, bueno espero que me des la oportunidad de ser tu amiga, me harías muy feliz y cierto me llamo Park Roseanne :)

Jisoo terminó de leer la carta y pasó la mano por su cabello, la estuvo acosando para decirle que quería ser su amiga, ¿es en serio? Sabía que los ángeles eran inocentes, pero esto era demasiado.

Bueno, por lo menos sabe reconocer la grandeza cuando la ve, sonrió al leer que ella creía que era un demonio muy muy genial, aunque Jisoo no lo creía lo era, estaba muy consciente de sus capacidades intelectuales y físicas por no destacar su hermoso ser.

No, no soy genial, soy más que genial soy putamente fantástica.

Sonrió, de su mano salió una llama y procedió a quemar la carta hasta reducirla en cenizas sin tomar en cuenta los sentimientos escritos por el ángel, por fin el aroma a ser divino había desaparecido.

Subió a la rama del árbol y comenzó con su pasatiempo.

Aparentemente no es tartamuda y su nombre es Park Roseanne.


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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora