Capítulo 59

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Dos demonios y dos ángeles estaban siendo reprendidos, bueno, solo un ángel ya que el otro no estaba en... condiciones.

­—No sé como terminaron haciendo todo lo que hicieron—dijo el arcángel Yongsun—, pero, ¿cómo es que ocurrió todo esto, Lisa?—exigió una explicación, pero escuchó la risa de Moonbyul—. ¿Acaso te parece gracioso?

—Obvio que sí mujer, ¿a ti no? Además, no pasó nada grave, así que relájate—puso una sonrisa socarrona.

—¿Nada grave? ¡Rosé esta ida por la ebriedad!—señaló al ángel pelirosa que apenas tenía uso de razón.

—¿Y? La verdad no le veo nada de malo, solo se divirtieron, no es como si alguien se hubiera muerto—con la cabeza miró a Rosé—. Bueno, ella está en calidad de peso muerto.

—Lo que Yongsun trata de decir—intervino Seulgi antes que su amiga le salté a la yugular a la princesa infernal—. Es que todo lo que hicieron tiene consecuencias y el alcohol solo es una fuente de problemas para ello, sabemos que los demonios disfrutan de estos placeres, pero los ángeles somos diferentes a ustedes.

—Querida, ¿acaso le estas echando la culpa a nuestros demonios? ¡Ja! Ustedes—Joohyun llamó la atención a sus estudiantes—. ¿Obligaron a ese ángel beber?

—No—respondieron Jisoo y Jennie.

—Si ves, ¿entonces por qué tanto problema, osa idiota?—zapateó mientras se cruzó de brazos.

—¡El problema es que pecaron! ¡¿Saben cuáles son las consecuencias del pecado para nosotros los ángeles?!—Yongsun pegó la mesa—. ¡Nos despojan de nuestra divinidad, dejamos de ser ángeles!

Los ojos desorbitados de Jennie y Jisoo lo dijeron todo, ellas no sabían nada, sus novias jamás les advirtieron al respecto y era natural porque ellas eran seres que jamás debían pecar, la culpa se clavó debajo de su piel como pequeños alfileres.

Jennie regresó a ver a Lisa y esta le devolvió una sonrisa serena, como diciendo que no era su culpa, pero fue incapaz de sentir otro sentimiento.

—Arcángel Yongsun, ¿hay una posibilidad en la cual el pecado de Rosé recaiga en mí?—preguntó Lisa, ella estaba a cargo de su mejor amiga, debía asumir las consecuencias.

—Alto ahí, Manobal. Es mi enamorada, no la tuya, yo voy a tomar la responsabilidad, ¿entiendes? No tú, sino yo—Jisoo caminó al centro de la habitación.

Por primera vez Jisoo tuvo mucho miedo y culpa, esas dos emociones eran despreciables, sentía que no podía respirar, pero debía alzar la cabeza y tomar oxígeno. Si Rosé dejaba de ser ángel iba a derrumbarse porque el único lugar a donde pertenecía era al cielo, ella la amaría aun si deja de ser ángel, lo tenía claro, pero no podía decir lo mismo de su tartamuda, lo reconocía, estaba en su derecho.

—Opino lo mismo que Jisoo—se sumó Jennie—. Déjenos tomar la responsabilidad de todo.

—No tegañen a Jituu, Jusso, 'isuo... Chuu, Chu m-mía—Rosé a tropezones fue hasta el demonio de la Soberbia con una sonrisa por haber logrado pronunciar el "nombre" de su amada—. No hater naa 'alo. Gato—señaló a Jennie—, 'uena, diveruda.

—Por Dios—Yongsun se palmeó el rostro.

De pronto una bolita de luz se hizo presente y tan pronto como vino se fue. Ambos arcángeles sacaron un profundo alivio desde su interior el cual llamó la atención a los presentes.

—Dios ha dicho que por esta vez no tendrán castigo porque ha sido la primera vez—Seulgi sonrió con gran alegría.

—Pueden irse, vayan a descansar —sugirió Yongsun.

Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora