1. Los brujos

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La guerra ocurrió el veinte de enero del 2019, pero cuando Azael llegó a su escondite notó un cambio en el tiempo, Adira también lo notó y se encerró en su oficina para investigar.

Volvieron al treinta de marzo del 2018, las personas que estaban en la realidad espejo volvieron a su mundo como si nunca hubieran desaparecido y todo eso lo provocó el guardián de los mundos; Adira desconocía esa habilidad, pues no se encontraba en ningún libro o archivo de cualquier parte del mundo.

Después de dos días llegó a la conclusión de que los guerreros y Peter aún estaban un escalón debajo de ella. Podían volver en el tiempo pero no cambiaron nada. Los muertos seguían muertos.

[…]

El lugar donde se encontraba Azael era oscuro, no tenía ventanas ni luz; estaba sentado en el piso con la cabeza apoyada en la cama. Los últimos dos días no salió de su habitación, se dedicó a pensar en lo que pasó, lo que hizo y lo que no.

A pesar de su corta edad tenía claro lo que quería; el famoso Peter Stevenson del que le hablaron desde que tenía memoria, mató a su madre y a él no le alcanzó con lo que le hizo, quería que sintiera más que una perdida.

El sonido de alguien golpear la puerta lo sacó de sus pensamientos pero no contestó, aún así entraron sin su permiso.

-Sal de aquí y ven- ordenó la voz fría de Lorena.

-¿Quién manda?- preguntó sin moverse de su lugar.

-Yo- respondió cortante.

-Tú no puedes darme órdenes a mí- se puso de pie y la enfrentó con la mirada.

-Adira te llama.

-Ahora sí- dijo y salió de la habitación no sin antes golpear el hombro de la ojiazul a su paso. La chica rodó los ojos y lo siguió.

Cruzaron el pasillo y cuando llegaron a la sala de estar avanzaron hasta una estantería con demasiados libros antiguos; Azael empujó un libro hasta el fondo mientras Lorena hacía a un lado las cortinas de terciopelo rojo dejando ver una puerta que ahora estaba abierta.

Ambos entraron a un salón iluminado precariamente con antorchas y velas, estantes con libros, mapas e incluso frascos vacíos o con un contenido extraño.

-Mi señora- habló la ojiazul con un pequeño temblor en su voz-, Azael está aquí.

-Gracias, Lorena, te puedes retirar.

La chica hizo una reverencia y se marchó al mismo tiempo que Adira salía detrás de un estante acompañada de un cuervo que reposaba en su brazo.

-Tenemos que resolver demasiados temas, querido, toma asiento- lo invitó a un sillón que estaba al final de la habitación; él la dejó pasar primero y después se sentó.

-Peter te culpó por la muerte de mi madre, pero no le creí.

-Ya lo sé- suavizó su mirada y el cuervo se marchó-. Demostraron mucho potencial pero no el suficiente.

-No quiero faltarle el respeto, pero ¿por qué no los atacó cuando los encontró?

-Porque no se habrían defendido y yo también necesitaba tiempo para que mi plan no tenga fallas.

-Mataron a mi madre por nada- sin darse cuenta elevó la voz-. Dijiste que acabaríamos con todos sin ningún problema y en cambio trajiste a una de ellos.

-Azael- su voz se mantenía fría y firme-, Lorena está con nosotros y la prueba de eso es que mató a su supuesto amigo.

-Solamente porque se lo ordené.

Guerra y Venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora