19. Tres días

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-Peter va a salir a una fiesta el sábado.

-¿Y eso por qué me tiene que importar?- preguntó Lorena sin despegar la mirada de su libro.

-Porque no va a estar en su casa- respondió Azael como si la chica hubiese hecho la pregunta más estúpida del mundo- y vos dijiste que querías revisar esa casa.

-Lo olvidé.

-Ya no lo olvides porque puede ser la última oportunidad.

-¿Y por qué no revisas la casa cuando se va a la escuela?- preguntó Adira cuando se asomaba por el pasillo.

La mirada de Azael viajó rápidamente a la ojiazul, que por fin cerraba el libro.

-Porque estaba permanentemente buscando pistas sobre Stevenson- le mintió a Adira y no se le movió un pelo, eso fue un gran logro para ella-, pero eso ya no es… necesario.

Una sonrisa adornó el rostro de las dos mujeres y Azael las miró una a una.

-¿De qué me perdí?

-De nada, cariño, el profesor Thomas Stevenson ya no es un problema.

“Ya no es un problema"

Esa frase daba vueltas en su cabeza, siempre que Adira decía esas cinco palabras significaba una sola cosa: “Ya no está vivo"

No quiso preguntar qué le hicieron, simplemente se imaginaba lo peor del mundo y podía ser muy posible.

-Les informo que no estaré en casa estos tres días, vuelvo el sábado por la noche.

-¿A dónde irás?- preguntó Azael.

-Solo dije que me iría, la razón no es de tu incumbencia, cariño.

No se disculpó como lo hacía antes, ahora celebró internamente porque tendría tres días para investigar lo más posible.

-Me iré en unas horas, cuando me marche no los quiero ver aquí… tienen cosas para hacer. Y no vas a vigilar la casa de Peter, recuerden el plan.

Ambos asintieron con la cabeza y Lorena se fue a su habitación a prepararse para salir.

Azael no iba a ir a ningún lado por dos razones, la primera: no tenía ganas de vigilar a nadie; y la segunda: Adira está actuando de manera extraña.

[…]

El cuervo no estaba, lo que significa que se lo llevó Adira. Fue un punto a favor porque ese cuervo le podía dar muchos problemas.

Tampoco se tenía que preocupar por Lorena porque no volvería hasta altas horas de la madrugada, la chica estaba escondiendo algo pero Azael no tenía tiempo para preocuparse por ella.

Lo primero que buscó fue el diario de Adira, en éste solo habían hechizos antiguos en el idioma de las brujas.

Los últimos libros que leyó eran sobre los brujos de sangre y eso sí era preocupante porque había una marca en la página donde hablaban sobre el poder que ellos tienen y justamente él es un brujo de sangre.

Lo siguiente que encontró lo dejó sin aire.

Al final de la estantería llena de libros y polvo estaba el diario de su madre, cuándo él era niño la veía escribir casi todas las noches, sin pensarlo se sentó en el piso y lo comenzó a leer.

Lo primero que tenía el diario fue escrito el día de su nacimiento.

“ 16/01/2005

Nació mi segundo hijo, Alfred Azael, y sé que no hay nada que yo no haría por él.

Guerra y Venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora