Guerra y Venganza [#2]

30. William

Adira estaba enojada con Azael y eso no era conveniente.

Cuando le contaron que dejaron el mensaje los felicitó, pero después de que le dijera que Peter pudo detectar las sombras ocultas se esfumó la sonrisa de su rostro.

Azael le pidió que le enseñara y así estar al mismo nivel que Peter; Adira lo pensó pero luego se negó porque no le convenía que Azael se haga más poderoso.

Su tía estuvo todo el día encerrada en su oficina y solo salía para comprobar que los dos seguían en la casa.

Si las situaciones fueran diferentes, Azael no le habría dado importancia al humor de su tía, pero ahora tenía que estar atento ya que ese enojo podía significar que lo descubrió.

El chico se obligó a no salir de su habitación para no toparse con la bruja, incluso Lorena se encerró. A estas alturas los dos sabían que no tenían que hablarle a Adira cuando estaba de ese humor.

A la mañana siguiente la bruja los despertó mucho más temprano y los citó en su oficina.

Los dos estaban parados en completo silencio, la sala era sombría y no se escuchaba nada más que la respiración de las tres personas. Adira los miraba desde su sillón mientras acariciaba al cuervo, ella podía sentir el miedo de ambos y una sonrisa siniestra adornó su rostro.

-¿Qué día es hoy?- preguntó con voz arisca.

-Miércoles- respondieron al unísono.

-Estamos a miércoles 23 de mayo y no avanzamos nada, ¿les parece?- ninguno respondió, pues sabían que cualquier respuesta sería incorrecta-. ¿No verdad? A mí tampoco.

-Hacemos todo lo posible- Lorena se atrevió a hablar pero en un tono de voz bajo.

-¡Hagan lo imposible!- se paró de su asiento y el cuervo salió volando para perderse en la oscuridad-. El primer día dije que mataran a los guerreros y siguen vivos, ¡Azael, te estoy hablando!

El grito hizo que el chico se asustara porque nunca antes le había gritado de esa manera.

-¡Están vivos y me dan problemas!- el menor bajó la cabeza y dio un pequeño paso hacia atrás, Adira se pasó la mano por la cara y luego habló más calmada-. ¿Por qué no los mataste?

-No sé- respondió sinceramente y estaba haciendo el más grande esfuerzo para que su voz no se quebrara en ese momento.

-¿Cuándo los vas a matar?

-No sé.

-¿Acaso los vas a matar?

-No sé.

Cada palabra que salía de la boca de Adira eran como puñales para Azael porque la decepción en ellas era casi palpable.

No le prestó atención a su tía mientras hablaba con Lorena, se concentró en cualquier otra cosa para no pensar en lo decepcionada que estaba con él. Le salió muy bien ignorarlas hasta que escuchó esas cinco palabras. Cinco palabras que enrojecieron sus ojos inmediatamente.

“Estoy muy orgullosa de ti"

Su tía, la persona más cercana que le quedaba, estaba orgullosa de una chica que no era su familia, ni siquiera era bruja.

-…tú sí cumples con lo que te digo- el chico no levantó la cabeza, pero supo que la mirada de la bruja estaba sobre él-, por eso te voy a asignar otra tarea.

-Lo que sea.

-Atrapaste al guardián más poderoso con el que peleé, por eso quiero que me traigas a William Eros Lafebvre.

-¿Cuándo?- preguntó ignorando sus sentimientos hacia el guerrero.

-Tienes tres días, cuanto antes mejor- la mujer se dio media vuelta y le hizo una señal a Lorena para que se retirara-. Espera.

-¿Si?

-Lo quiero vivo, Azael se encargará de matarlo.

Ninguno pudo decir nada, la ojiazul simplemente se retiró de la sala en silencio y no miró hacia atrás.

-¡¿Escuchaste?!- exclamó la pregunta.

-Perfectamente.

-Y que no se te ocurra darle una muerte rápida.

Luego de eso no dijo nada más y se fue.

No quería matar a William, ya no quería matar a nadie, pero su tía no le dejaba otra opción.

Tenía que decirle los planes de Adira a Peter de manera urgente y solo le quedaba rogar para que el chico fuera a la cabaña. Era la última esperanza.

Si atrapaban a William, Adira tendría a Peter en sus manos, y si Peter no estaba en el camino, la destrucción del mundo que se conoce sería inevitable.

El destino del mundo estaba en juego y la primer partida iba a empezar al día siguiente.

[…]

Cerca de las tres de la mañana alguien llamó a su puerta, él abrió y no le sorprendió ver a Lorena.

-¿Lo vas a matar?- preguntó al entrar en la habitación.

-No tengo otra opción.

La chica sintió alivio porque las luces estaban apagadas, de lo contrario, Azael podría ver sus ojos enrojecidos por el llanto y las lágrimas bajar por sus mejillas.

-¿Puedes evitar que sea doloroso?- pidió y la oscuridad no ocultó su voz rota.

-Adira me pidió lo contrario.

El dolor se apoderó de los dos, aunque fuese por motivos diferentes, ambos compartían ese sentimiento.

-¿Ya es tarde para volver atrás, verdad?

-Cuando te pregunté la razón de tu traición me mentiste, ahora te pregunto otra vez y quiero que me digas la verdad- pidió ignorando su pregunta.

-Aclaro que sé que fui una tonta y estaba cegada por el odio y la envida- hizo una pausa antes de continuar-. Los traicioné porque era la única humana entre personas con poderes, Adira me ofreció poder y es lo que siempre quise, ser la mejor en algo… ser mejor en todo.

-¿Solo por eso?

-No, Adira me manipuló de la manera más cruel que puede existir, ella me usó y conocía todas mis debilidades así que se le hizo fácil, pero luego de ser su marioneta me dio la opción de seguirla o no.

-¿Y por qué aceptaste?

-Tendría poder, reconocimiento, la gente se inclinaría ante mí, podría vengarme de todos los que me hicieron daño y solo a cambio de matar a personas que no son mis amigos, ¿tú no la seguirías?

-Estabas dispuesta a matarlos, ¿por qué ahora lloras por uno de ellos?

-Porque él me agrada.

-¿Y Melisa no?

-Ella era mi mejor amiga, pero es obvio que prefirió al brujito y me hizo a un lado cuando tuvo la primer oportunidad, ella ya no me agrada.

-Vete de mi cuarto.

Cuando pensaba que conocía a Lorena se daba cuenta de lo equivocado que estaba. Entró como una persona amorosa que es débil y sensible; y salió como alguien totalmente distinta, era fría, insensible y malvada; parecía una persona totalmente distinta.