35. El auto negro

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Los alumnos estaban saliendo de Parmons cerca de las tres de la tarde, eran varios y todos se amontonaban, pero podía reconocer esa cabellera rubia en cualquier lugar.

Mientras Peter esperaba a su amigo, Melisa pasó a su lado y ni siquiera lo miró.

Ninguno de los dos se sintió observado e ignoraron completamente el auto negro detenido al otro lado de la calle.

Cuando Mikeas llegó, los dos se fueron juntos. El auto los siguió a una distancia y velocidad considerable para que no sospecharan nada.

En la casa de Peter estaba Sarah esperando a su hermano para llevarlo hasta su casa.

El auto negro se detuvo una calle antes para que no sea obvio y observó como se alejaba la moto con dos desconocidos.

-¿Yassi?- preguntó y nadie respondió.

Caminó hacia su cuarto y vio el espejo con los relojes, o sea que Yassi no estaba y tampoco iba a volver hasta la noche.

Tenía que preparase para ir a trabajar y no tenía mucho tiempo, por suerte, su jefa le permitía treinta minutos de tardanza porque seguía estudiando.

[…]

Pasada las ocho de la tarde vio pasar al mismo auto negro por la calle.

Eso ya no era un error ni una coincidencia. Ese auto lo estaba siguiendo.

Todavía quedaban dos horas para terminar su turno porque hoy cerraba él. Carla, la chica nueva, se había ido hace diez minutos y ahora estaba solo.

Por suerte casi nadie va a comprar después de las nueve, antes iban unos ancianos pero en el turno de Peter no. Un día le preguntó a Jack porqué no iban y él le dijo que ellos piensan que era un delincuente.

Como no venía nadie salió afuera para ver si el auto estaba, y no se equivocó.

Llegó la hora de cerrar y se fue por la parte de atrás. Se colocó su capucha y trató de ocultar su cara lo mejor posible. Tenía que caminar por un callejón oscuro hasta salir a la calle principal. Ahora le era útil que la gente pensara que era un delincuente.

Por suerte no se encontró con nadie en el camino hasta que llegó a su barrio.

Entró a su casa lo más rápido que pudo y buscó a Yassi, pero todavía no llegaba.

Luego se acordó que tenía que ir a la cabaña para hablar con Azael y abrió el portal.

El bosque estaba oscuro y los sonidos de la noche le provocaban miedo. Cuando vio a Azael sentado en el porche de la cabaña sintió… alivio.

-Dijiste que a la misma hora- se quejó el chico.

-Me olvidé que trabajo, de lunes a jueves nos vamos a encontrar a las diez y media y el resto de los días a la misma hora.

-Bueno- respondió cortante porque él sabía que trabajaba y había llegado a la cabaña hace unos minutos.

Peter se sentó en el lugar del chico y este se acomodó a su lado manteniendo la distancia.

Ya no tenía tantas ganas de matarlo porque lo estaba ayudando a recuperar a William, eso era bueno pero al mismo tiempo no lo entendía.

-¿Sigue vivo?- preguntó. Siempre preguntaba lo mismo.

-Sí, va a seguir vivo durante mucho tiempo, ella lo está torturando, cuando lo tenga que matar me va a decir a mí.

-¿Qué quiere lograr haciéndole... eso?

-Escuché que le decía a Lorena que cuando esté a punto de morir iba a hacer el trueque, pero que ella iba a ganar igual ya que William moriría.

-Entonces no habrá trueque- dijo. Azael lo miró con el entrecejo fruncido.

-¿Lo estabas pensando?

-Obviamente, pero ya no- decía la pura verdad, no iba a dejar morir a su amigo-. Ahora lo que me importa, necesito que me des toda la información que puedas.

-¿Sobre Adira?

-De Adira, del lugar, de sus hechizos, su compañía, cuando duerme, hasta de su mascota si es que esa maldita tiene.

-Tiene un cuervo- dijo restándole importancia y Peter lo miró rápidamente.

Si ella tenía un cuervo él podía usarlo de ser necesario.

-Perfecto, eso me sirve.

El chico no entendía porqué le serviría un animal, pensó que por la conexión que supuestamente tenían los brujos de sangres, así que le preguntó:

-¿Te sirve por la conexión?

-Sí.

-¿Eres como Yassaria?- susurró como si al decirlo más fuerte alguien escucharía.

Peter pensó su respuesta, él no era como Yassi, él tenía a Yassi a su lado, pero obviamente no le iba a decir.

-Sí- mintió.

[…]

Llegó a su casa y su tía todavía no llegaba.

Tenía que hacer un trabajo de historia para el día siguiente, así que se sentó en la sala de estar a hacerlo.

-Te envidio- le dijo a su gatito que estaba en el piso durmiendo.

Se levantó para lavarse la cara porque se estaba quedando dormido y cuando volvió alguien golpeó la puerta.

Le pareció raro porque ya había pasado la media noche, pero luego recordó que la única persona que llamaba a esa hora era Richard.

Abrió la puerta rápidamente y primero se encontró con su voz:

-Te encontré.

Guerra y Venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora