45. Perdón

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No podía pensar con claridad así que cuando se encontró frente a la puerta de Peter solo quería que el chico saliera.

Golpeó la puerta una y otra vez hasta que la abrieron, y era Peter.

-Perdón- dijo entre el llanto con la voz rota-. Siento todo lo que te hice. Soy un estúpido y me merezco todo esto. Sé que me odias y que no me vas a perdonar nunca por lo de Connor y sé que pedir perdón no lo traerá devuelta pero en verdad lo siento y...

-Hey, Azael- interrumpió y lo tomó de la barbilla pero este se alejó.

-No, no merezco que me trates bien. Me tienes que odiar porque te hice daño, tienes que desear matarme igual que Adira.

-Azael, ya basta- dijo pero lo ignoró.

-¡Dime que me odias o algo pero no me trates bien! No me lo merezco- eso último terminó en llanto, su garganta ardía por lo que dijo, pero era lo que creía y ahora esperaba recibir todo el odio de Peter.

No fue así.

Él creyó que le gritaría o lo golpearía, o que incluso lo mataría en ese mismo instante, pero nada de eso ocurrió.

Peter lo escuchó, lo observó y lo envolvió con sus brazos. Azael tardó en responder al abrazo pero lo hizo y escondió su rostro en el pecho del rubio sofocando el llanto.

-No me merezco esto- repitió entre sollozos porque él había matado a Connor y aún así Peter lo estaba abrazando.

-Mereces ser feliz y que te amen- fue sincero porque no podía mentirle al pequeño de trece años que lloraba desconsoladamente en la puerta de su casa-. No te odio y no te voy a dañar, Azael- él mismo se descubrió con la voz rota mientras decía la verdad.

Se quedaron así un rato más hasta que el menor no llorara más.

En los brazos de Peter se sentía más seguro que nunca, como si el chico fuera un escudo, pero también la culpa lo invadía y eso era algo que no podía borrar aunque quisiera.

[…]

Azael se despertó en la cama de Peter cerca de la media tarde, no recordaba cómo llegó allí y tampoco se detuvo a pensarlo.

Eran efectos del veneno y si trataba de pensarlo lo iba a olvidar más.

El lado izquierdo de su cara le palpitaba por el golpe de Adira y la cabeza le dolía demasiado.

En la habitación no había nadie más excepto un gatito blanco que estaba durmiendo a su lado en la cama.

Se paró y sintió la madera fría bajo sus pies descalzos, su gabardina y botas estaban sobre una silla en la esquina de la habitación, se las puso y salió a la sala.

-… yo digo que sí- decía Sheila.

-Entonces lo haremos todos juntos- dijo Yassi.

Azael no entendía de qué estaban hablando pero pensó que era algo que no tenía que escuchar porque cuando lo vieron todos se quedaron en silencio.

Melisa lo veía fijamente desde un sillón pequeño, Yassi sonrió levemente cuando lo vio y Sheila se volteó para verlo y hacerle una seña a Peter, que estaba en la cocina.

-¿Estás mejor?- preguntó Peter mientras se sentaba en el piso porque estaba acostado y dejó su termo con té a un lado.

-Sí, gracias.

-Okey, entonces ve a bañarte y te sacas esa ropa de funeral- dijo Yassi-, Peter te va a dar algo de indigente para que te pongas.

-Te aviso que mi ropa es holgada no de indigente- Yassi lo fulminó con la mirada mientras él se dirigía hacia Azael-, por eso digo que voy a buscar algo más… no sé, algo que me quede chico.

Guerra y Venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora