7. Es tu venganza

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Tres semanas atrás...

Azael se tomó la molestia de ir al mundo de los humanos para vigilar a los guerreros, pero en el camino se encontró algo que no esperaba, la muerte de la madrastra de Peter.

Lo siguió hasta el cementerio y gracias a eso casi lo descubre, pero no lo hizo y es lo que más le importaba en ese momento.

Cuando Peter se fue del cementerio él también volvió a su casa, Adira le pidió que la mantuviera informada de todo lo que pasaba con los guerreros y con Peter, eso era algo que le gustaría saber.

-Adira- llamó-, recién vuelvo de la Tierra y tengo noticias sobre Peter- la mujer le hizo una seña con la mano para que siguiera-. Su madre falleció.

-Pero eso ya lo sé- dijo con una sonrisa en su rostro-, fui yo la causante.

El chico dio un pequeño paso atrás y por suerte la bruja no lo notó.

-¿Qué?

-Pensé que después de lo que él le hizo a tu madre querrías vengarte, yo sólo te ahorré trabajo.

-¿La mataste?- preguntó en un tono muy bajo.

Adira caminó hacia los estantes y tomó otro libro, últimamente se dedicaba a leer con la esperanza de encontrar respuestas a su problema, pero no obtenía nada útil. Cuando tomó el libro deseado volvió a su lugar en el sillón y habló:

-Adelanté su muerte- hizo una pausa como si pensara-. Pensándolo bien... sí la maté.

-Eso no era necesario- la mujer emitió una carcajada sarcástica.

-Claro que sí, además de ser tu venganza es tu premio por arrebatar la vida del guerrero.

Azael se obligó a dar las gracias por lo que le dijo Adira y se retiró a la habitación de su madre.

Allí dentro se sentía seguro y empezó a hablar con su madre. Él no necesita estar en la tumba de una persona para hablarle, simplemente hablaba con algo que le recordara a la persona que perdió; en el caso de su madre habló con el pequeño cactus que tenía en la habitación.

-…y yo no quería eso, admito que quiero ver sufrir a Peter, pero no quitándole a su madre… no como él hizo conmigo.

-Ya está hecho- se imaginó la respuesta que le daría su madre en caso de estar viva.

-No confío en Adira.

-¿A qué se debe esa desconfianza?

-Me oculta cosas, piensa que no lo noto, pero parece que olvidó que soy un brujo de sangre y veo cosas que ella no.

-¿Qué quieres decir, Azael?

-Lo veo en sus ojos, miente, pero no puedo descubrir porqué.

-Hijo, sabes que Adira es muy peligrosa.

-Yo también puedo serlo; y no me gusta que me mientan. Si ella está jugando a escondidas yo también lo haré.

Azael salió de su habitación y se fue al cuarto de Lorena, por suerte ella estaba en su escritorio y se puso de pie apenas escuchó la puerta abrirse.

La relación que ambos tenían no era de las mejores, desde el principio existió una enemistad.

Cuando Stevenson se llevó a Lorena a la cabaña de la colina, lejos de los guerreros, el encargado de cuidar de la chica era Azael; a él le enojó que le dieran un trabajo tan simple, pero como era la única persona que podía entrar y salir del bosque tuvo que hacerlo de igual manera.

Guerra y Venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora