Guerra y Venganza [#2]

62. No más espera

Dos días para el eclipse…

Yassi no fue a buscar a Adira la noche anterior, simplemente se quedó frente a un espejo pero no estaba haciendo ningún hechizo.

Peter se acercó a su tía cuando el sol se colaba por las ventanas porque estaba preocupado, pero cuando Yassi habló sintió que su corazón dejaba de latir.

-La encontré- dijo con la vista perdida en su reflejo.

[…]

Adira había vuelto a su casa en la ciudad de las almas. No había ningún tipo de protección y tampoco estaban las almas. Lo estaba invitando.

-No piensas ir, ¿verdad?- preguntó Melisa.

-Claro que voy a ir, pero para que entienda que ella tendrá que venir aquí.

-Okey- dijo William-. ¿Cuándo vamos?

Se giró a verlo y ni siquiera intentó negarse a que él también vaya.

-Mañana a la noche.

No le dijeron a nadie más que irían a la casa de Adira porque querrían ir todos.

Solo serían los que comenzaron con todo esto, faltaba uno pero se asegurarían de que Adira sepa que era una de las razones por las que pelearían al día siguiente.

-Peter- lo llamó Evelyn Martínez-, ¿podemos hablar?

-Sí, claro.

-En la guerra puede morir gente y…

-Ya sé lo que va a decir y se lo agradezco, pero no es necesario. No sé si justo ahora quiero escucharlo. Gracias de todos modos.

Dio media vuelta y se fue, tenía que estar en su casa antes del atardecer.

Mikeas y Azael se quedarían en la cabaña y si alguien preguntaba por ellos tendrían que inventar algo creíble.

En la sala de su casa estaban sus amigos y Yassi.

-¿Ya nos vamos?- preguntó Sheila.

-Sí.

Tenían que ir a la ciudad de las almas para hacer una pequeña inspección. No podían tardar mucho tiempo porque Adira se daría cuenta.

Cuando llegaron a ese mundo las cosas estaban extrañas, como si fuera un mundo gris, estaba todo apagado.

No había ni una sola alma y las puertas estaban todas cerradas.

Caminaron hacia la casa de Adira pero no entraron. Era extraño porque no tenía ningún tipo de protección, solo no querían entrar.

-No hay marionetas- dijo Melisa.

-Ni almas- agregó Sheila.

-Creo que piensa que te vas a entregar- opinó William y eso era justamente lo que Adira creía-, porque ella tiene a Stevenson.

-No por mucho.

Abrió otro portal y volvieron a casa.

Las estrellas ya estaban en el cielo cuando todos cruzaron el portal.

Para ellos fueron unos pocos minutos pero estuvieron por horas en la ciudad de las almas. Era un hechizo que creó Adira hace tiempo y todavía no sabían cómo romperlo.

-Peter, vamos- llamó la pelinegra.

Irían hasta su casa caminando por una sola razón. Los padres de la chica.

-¿Viste que en Harry Potter, Hermione le borra la memoria a sus padres cuando se va?- preguntó en la oscuridad de una noche solitaria.

-Sí y no voy a hacer eso porque no te va a pasar nada, Meli.

-Pero si me pasa algo quiero que lo hagas.

-No te va a pasar nada malo, lo juro.

-Eso no sirve- se detuvo y tomó su rostro entre sus manos-. Por favor prométeme que vas a borrarme de sus cabezas- los ojos de la chica estaban cristalizados pero no derramó ninguna lágrima.

Peter no dijo nada. Podía sentir el miedo de Melisa y eso le dolía.

-Prométemelo- insistió mirándolo a los ojos-. Por favor.

-Lo prometo.

Y era verdad. Aunque le doliera iba a hacerlo.

-Gracias- susurró y apoyó su frente con la de él. Se quedaron así un rato-. Okey, ahora vamos porque me van a castigar.

Caminaron hasta llegar a su casa, pero Melisa no entró.

Su madre se asomó por la ventana pero tampoco salió, solo saludó a Peter con la mano.

-Mañana sería el cumpleaños de Connor.

-Ya lo sé.

-No quiero que te encierres en tu habitación y nos dejes fuera.

-No tenía planeado hacerlo- hasta él se dio cuenta que la mentira fue muy obvia.

-Peter…

-Okey, no me voy a encerrar en ningún lado, Melisa.

-Eso sonó mucho mejor.

Quizá estaba mintiendo y quizá Melisa sabía, pero decidió ignorar el deseo de contradecirlo solamente porque no quería pelear.

-Te amo, Peter- no dejó que diga nada y lo rodeó en un abrazo.

-Yo también- le devolvió el abrazo y se quedaron así por un rato porque lo necesitaban.

Se necesitaban mucho más ahora que se acercaba la guerra.