54. Los primeros

8 2 0
                                    

No vino nadie el primer día, ni el segundo, ni el tercero. Aunque durante los tres días Peter no dejó de hacer la misma señal a la misma hora.

Yassi le dijo que no salga de su casa ni para ir a trabajar, así que mintió y dijo que estaba enfermo y le dieron cinco días de descanso. Ya no tenía excusa para salir. No podía salir por si algún guerrero hacia caso al llamado y decidía aparecerse.

Ella se mantendría oculta a la vista de los guerreros para evitar conflictos, al menos hasta que sea el momento indicado.

Melisa pidió permiso a sus padres para quedarse una semana en la casa de Peter y sorprendente le dijeron que sí.

Todos los guerreros y brujos estaban en una misma casa, y como era pequeña se fueron a la cabaña, pero él todavía no se sentía listo para entrar a la habitación que usaba con Connor, así que modificó la casa y agregó dos habitaciones más, una para Azael y otra para Mikeas porque él usaría la que Connor nunca usó.

También creó una cabaña similar, pero más pequeña, al lado de la suya para albergar a los guerreros.

Si es que alguien iba.

[…]

Fue la tarde que marcaba el final de junio que alguien llamó a la puerta de su casa.

Vio por la ventana y era un hombre adulto de unos cuarenta y tantos años. Tenía una barba prolija color castaño claro y se podían ver algunas canas al igual que en su cabeza.

Soltó el aire que tenía atascado en los pulmones con una exhalación entrecortada y abrió la puerta.

El hombre lo miró con el entrecejo fruncido y no dijo nada, estaba esperando al igual que Peter, porque él tampoco se iba a arriesgar a abrir la boca y encontrarse con que no es un guerrero.

Después de un minuto en silencio el hombre decidió hablar primero.

-Buscaba a Stevenson Thomas, pero debo suponer que eres el hijo.

-Sí, señor- dijo y sonó más nervioso de lo que esperaba.

El hombre dirigió una mirada al auto que estaba a su espalda y las puertas traseras se abrieron.

-Mi padre está en el auto, creo que tienes que hablar con él- informó en un tono que parecía confidencial.

Del auto se bajó una chica que parecia de su edad y que era igual al hombre que tenía en frente, luego vio a una mujer alta de cabello oscuro y supuso que esa era la esposa del hombre. Las dos mujeres trataron de ayudar a un hombre de mayor edad a caminar hacia la casa, pero este se negaba y les repetía que podía solo, porque sí podía.

Se hizo a un lado y les permitió la entrada a su casa. El único que estaba allí era Azael, los demás estaban en la cabaña.

La familia que acaba de llegar se sentó en los sillones de la sala de estar y Peter se quedó al frente junto a su hermano.

-Niño, soy John Pratt- dijo el hombre mayor-, este es mi hijo Lucas- lo señaló y este hizo una inclinación de cabeza en forma de saludo-, su esposa Mara y mi nieta Lucy.

-Mi esposo, mi suegro y mi hija, son guerreros del agua, yo de la tierra- habló la mujer que parecía intimidante, pero su voz era dulce y calma.

-Soy Peter y él es mi hermano Azael, somos hijos de Thomas Stevenson.

-Y de Melare Artyden- completó el ojiazul.

El hombre llamado John se puso de pie al escuchar ese apellido y los señaló con un dedo.

-Es una trampa, ¡son unos asesinos!

La expresión en el rostro de los demás era el terror mismo y la desesperación.

Guerra y Venganza [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora