𝐶𝐴𝑃𝐼𝑇𝑈𝐿𝑂 𝑇𝑅𝐸𝑆 "𝐬𝐢𝐧 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚"

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Hirving iba a salir de su casa como de costumbre para irse a trabajar, se había quedado sin dinero por haber pagado las medicinas de su "padre", por lo que no pudo ir a comprar souvenirs con que tomar un desayuno.

Justo cuando abrió la puerta principal, entró en pánico.

¿Qué estás haciendo aquí?- con miedo de ser descubierto por su padre, Hirving salió cerrando con rapidez la puerta detrás de él.

Ayer no me respondiste, quería saber que todo estaba bien- Ochoa se hallaba esperando frente a la puerta de la casa de Lozano.- Lamento si te hice enojar ayer, permíteme arreglarlo, ¿vamos a comer?- Guillermo se acercó a tomar la mano de Lozano, pero este estaba muy preocupado por ser descubierto por su padre, él no sabía que mantenía una relación con un alfa.

Pero, tenemos que ir a trabajar - Hirving alejó su mano del agarre de Guillermo, este suspiró bajando su mirada. Pero aún así respondió.

Le pedí a Diego si podría encargarse de la tienda un par de horas, de igual manera sabes que en la mañana no hay mucha gente... pero si no quieres ir conmigo, está bien - la voz de Guillermo sonaba molesta, eso hizo que Hirving rodara sus ojos.

Si estás enojado, no quiero ir contigo - Hirving caminó con destino al café, en realidad no creyó sentir nada por el sentimiento negativo de Ochoa. Eso le preocupó.

¡Hirving, espera!- Guillermo lo alcanzó a media cuadra y lo detuvo tomándolo con algo de fuerza por su brazo.- Estás muy raro... normalmente en el café eres muy cariñoso conmigo, pero ahora no lo eres, yo quiero ir a comer contigo, ¿tú no?- esta vez la voz del alfa cuyo olor era a café, sonaba ¿triste?.

Hirving suspiró girando su cuerpo- si quiero ir contigo...- sonrió con suavidad, su respuesta pareció haber hecho feliz a Guillermo, nuevamente el alfa lo tomó de su mano para caminar por entre calles a otro lugar.

Pero Lozano se sintió culpable... en realidad solo quería ir con Guillermo ya que, no había comido nada y no tenía dinero... no porque quisiera estar con él.

No mames, ¿por qué acepté esto?- Diego estaba recargado sobre la barra donde se preparaban los cafés. Estaba el lugar completamente sólo, se quejaba por el aburrimiento. Había pasado una hora desde que Guillermo pidió aquel favor, así que esperaba que ya regresara.

El sonido de la puerta al abrirse lo alertó, pero no eran sus amigos.

Era Edson.

¿El jóven de ayer?- Diego pensó, pero inmediatamente se acercó a atenderlo con amabilidad, se tranquilizó al darse cuenta de que venía sólo, y no con aquella alfa descortés y creída.

Buen día, quisiera...un café - Edson habló primero, pero su vista estaba buscando al portador del olor a chocolate blanco que lo cautivó el día anterior, que definitivamente no provenía del jóven frente a él, pues por su olor a frutos rojos, se percató de que era un alfa.

Claro, ¿cómo prefiere su café?, si quiere puedo traerle la carta- Diego respondió con una sonrisa falsa. Por unos instantes se preocupó pensando en que ese hombre que tanto miraba hacia el fondo, fuera un asaltante o algo así.

Sí, sí, traeme la carta porfavor - Edson regresó su vista a Diego, antes de sentarse en una de las mesas, pero con dirección hacia el fondo.

Diego se retiró no sin antes decir "ahorita regreso", a Edson. El problema era que a pesar de que sabía cómo preparar cafés, ese trabajo le salía mejor a Hirving y en el mejor de los casos a Guillermo, dueño del café.

Por qué chingados no contratan más personas - Diego se quejó en un susurro buscando las cartas, pero no las hallaba por ningún lado. Eso significó algo de paz ya que no tendría entonces que preparar cafés.

Regresó hasta la mesa de Edson.

Disculpe, no puedo encontrar las cartas...- Diego se disculpó aunque no lo sintió así.

Pero Edson no estaba ahí por ningún café.

No te preocupes, ¿me puedo quedar aquí entonces?, me parece un lugar muy lindo - Edson debía hacer todo lo posible por dar con el dueño de aquel olor, pero antes...- disculpe, ¿hay algún producto aquí que tenga chocolate blanco?- si es que si lo había, entonces su emoción había jugado una mala acción, y entonces aceptaría irse.

Para su mala suerte, así fue.

Claro, tenemos un postre que lo lleva en su gran cantidad, ¿quiere uno?- Diego sonrió. Eso sí lo podía preparar, aunque pensaba que era como comerse a su amigo Hirving, ese chiste jamás le gustó al omega.

Edson suspiró decepcionado.- No... gracias, sabe qué, recordé que tengo mucho trabajo, me tengo que ir, gracias...- Edson se levantó con tristeza de su lugar.

Diego se decepcionó más. Había tenido la oportunidad de preparar algo que sí le salía, pero aquel alfa ya se iba.

Está bien, nos vemos luego - respondió Diego desganado. Realmente quería preparar ese postre.

Edson le dedicó una última sonrisa antes de salir del lugar. Suspiró mirando hacia la calle, se sintió un estúpido.

No podía creer que incluso después de 9 años recordara perfectamente el olor dulce y encantador de Hirving, sus tersos y suaves labios tímidos y torpes que aceptaron los suyos en su primer beso, y sobre todo, no pudo creer que aún sintiera esa calidez por él, esas ganas de abrazarlo hasta llenarse completamente de su satisfactorio olor, de hundir sus manos en su cintura, y sus colmillos en su cuello para que esa vez, nadie los alejara, y pudieran estar juntos.

Pero no logró averiguar qué era, ¿cariño?, claro que sentía cariño por él, ¿admiración?, admiró cuando a pesar de las críticas de su padre, él se aceptó como un dulce omega, ¿amor?... no tuvo ningún pensamiento sobre eso.

Pero tampoco objeción.

Caminó hasta subir a su auto, antes de lograr encender este, miró por última vez el café... ya no habría más razón para regresar y buscar a quién le había robado la alegría cuando se lo quitaron de sus manos. Ya no regresaría. Él no estaba ahí.

Entonces aquel auto se marchó, pero...

Hirving logró ver a aquella persona, inmediatamente lo reconoció, se dió cuenta de que ese hombre de ahí, por su olor y su rostro, se trataba de alguien a quién jamás había podido olvidar...

Que ese hombre que se acababa de ir en su auto, era Edson... su Edson.

¿𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐓𝐔? [𝘏𝘪𝘳𝘷𝘪𝘯𝘨 𝘺 𝘌𝘥𝘴𝘰𝘯]. OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora