𝐶𝐴𝑃𝐼𝑇𝑈𝐿𝑂 𝐶𝐼𝑁𝐶𝑈𝐸𝑁𝑇𝐴 𝑌 𝐶𝐼𝑁𝐶𝑂 "𝒎𝒊𝒐".

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¿Estás seguro de esto?— decía un muy agitado Diego, por los besos que pronto escalaron a caricias hasta quedar casi completamente desnudos con Kevin.

Desde que te conozco, Dieguito— dijo el omega jadeante sobre los labios y el regazo del alfa.

Pero... allá abajo están tus papás — respondió Diego, pero sobre sus besos en el cuello del omega. Pensó que una marca ahí sería...

Qué importa. ¿No quieres?— susurró Kevin.

Lainez de inmediato giró el cuerpo de su omega, haciendo que este quedara recostado sobre la cama, y él encima.

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Diego comenzó besando el pecho y pezones de su omega quién, se removía en jadeos bajos por debajo de él. Lo único que los separaba de comenzar a amarse era su ropa interior.

El alfa siguió bajando los besos hasta el vientre de su omega, entonces ahí dedicó algunas mordidas suaves que hicieron estremecer a Kevin.

Diego se hincó en la cama— gírate... porfavor — pidió en un susurro y con una sonrisa.

Kevin asintió sonriente. Entonces giró para quedar boca abajo. Ahí... sintió como el roce de unos dedos bajaban su ropa interior, coopero alzando su cadera.

Una vez sintió fuera cualquier prenda de su cuerpo... sintió su rostro arder al sentir ahora las manos de su alfa sobre sus glúteos, humedos.

Son bonitas— susurró Diego, posteriormente se inclinó a estos para empezar a besarle; con uno de sus dedos simultáneamente acariciaba la entrada lubricada de su omega.

Kevin hundió su rostro en la almohada de su cama matrimonial, ahí, ahogó todas las sensaciones que terminaban siendo gemidos y jadeos que su alfa le causaba ante ese toque.

Diego introdujo dos hábiles dedos dentro de su omega, y pronto comenzó a moverse. La respuesta de su omega fueron movimientos de cadera que pronto indicaban desespero.

¿Quieres que lo haga?— susurró Diego una vez su cuerpo terminó encima del omega boca abajo.

Kevin giró por su hombro y sonrió — hazlo— dijo acariciando la pierna de su alfa, al sentir el miembro de este excitados por debajo de su tela.

Diego volvió a incorporarse, esta vez bajó su propia tela. Kevin mordió su labio al ver la excitación humeda de su alfa. Sonrió.

Diego colocó sus manos al costado de la cintura de su omega, entonces se rozó un poco, ambos jadearon sintiendo aquella misma desesperación.

Entonces el alfa de baja estatura entró en su omega, cosa que no le costó trabajo por la cantidad de lubricación de este por las estimulaciones previas.

Diego— susurró jadeando Kevin, entonces empezó a mover sus caderas. Diego se sostuvo de la cintura de su omega con una mano y una vez tuvo el soporte, empezó a moverse, lento.

Kevin cerró sus ojos; sus gemidos y jadeos eran tan sutiles que solo se escuchaban en la habitación, pues, sus padres estaban en el piso de abajo y ellos se suponía estaban "viendo una película".

Pronto aquellas embestidas dejaron de ser suaves y pasaron a ser rápidas y profundas. Incluso comenzaba a escucharse cierto choque de pieles.

El sudor en ambos pronto se hizo presente. Kevin cubrió su mano con su boca, Diego se sostenía fuertemente de las caderas de su omega.

Es... maravilloso Kevin— susurró jadeando el alfa. Kevin atendió aquellas palabras con jadeos y gemidos ahogados pero que claro estaban llenos de potencia como las embestidas que estaba recibiendo.

Al cabo de algunos buenos minutos, Kevin no aguantó más la sensación ahogante y soltó un gemido agudo para sentir e indicar que estaba teniendo un orgasmo por debajo del cuerpo de su alfa... no sin sentir qué...

Lainez continúo con sus movimientos frenéticos, su cuerpo se juntó con la espalda del omega, y justo cuando sintió que su omega estaba al borde, lamió el cuello de este— eres mío — susurró el alfa sobre el cuello y... la marca que comenzaba a hacer.

Diego salió de su omega en unas últimas embestidas y jadeos antes de terminar corriéndose en los glúteos de este, de inmediato.

Ambos entre jadeos cansados y una nueva marca recién realizada... Lainez acarició la espalda de su omega.— Te marqué...— susurró.

Kevin sonrió y giró por su hombro— soy tuyo...

Ambos al verse, se sonrieron. Diego se inclinó y dejó un beso en la mejilla de su omega.



Guillermo y Lio pasaban la mayor parte del tiempo cuidando y atendiendo a las omegas que gestaban sus cachorros. Había pasado un mes ya, por lo que ellas contaban con ese tiempo, Hirving con 2 meses y Andrés con Ángel...

Te dije— mencionó Andrés besando el dorso de la mano de Ángel. Estaban en el parque.

Ángel rió rodando sus ojos — aún no he aceptado.

Andrés y Ángel habían estado saliendo durante ese mes. Ahora era el omega quién se alejaba de alfa, a pesar de desear en cada momento corresponder cada beso y mirada sonriente que este le dedicaba.

Guardado suspiró — tienes razón. Aún no haz aceptado ser mí omega— dijo el alfa.

Ángel sonrió. La idea de ser oficialmente omega de Andrés era...

Papá, ¿ya viste los patos?— llegó el pequeño cachorro de Andrés hasta él, con mucha alegría.— Angel, ¿quieres venir a ver los patos?

Di María asintió feliz. Algo más era que durante esas salidas, casi siempre iba el pequeño cachorro de Andrés. Ángel ya le había agarrado mucho cariño a ese pequeño.— Claro, solo si me decís cómo hacén los patos.

Cua cua— dijo el pequeño Andrés moviendo sus manos como pato. Andrés y Angel empezaron a reír, entonces el omega se levantó para ir a la orilla del lago a ver los patos con el pequeño.

Andrés suspiró. Pensar en que existían omegas tan lindos como él qué, no le importaba juzgar a las personas por sus acciones, por su pasado... ¿qué hubiera sucedido si su hijo fuera de Angel?... seguramente sería...

Feliz.


Hirving, mi amor, ¿en serio?— dijo Edson sonriente, estaban caminando por un parque de atracciones.

Lozano sonrió asintiendo, después de tragar un poco de su helado... de fresa.— Mañana, vamos a ir a un lugar muy muy bonito. Yo te voy a invitar.— Asintió el omega con dos meses de embarazo.

Edson se detuvo, Hirving de paró frente a él, comiendo su helado— te amo.

Hirving ladeó su cabeza confundido — yo te amo también, pero... ¿está todo bien?.

Álvarez asintió. Dejó un beso en la frente de Hirving.— Quiero decírtelo siempre. Porque siempre te amo, no solo a ratos.

Hirving sonrió ampliamente, como a Edson le gustaba— entonces lo que te haré mañana, te va a encantar...— Lozano abrazó a su alfa, sin dejar de lamer su helado.

Mi futuro...— pensó, Hirving.

¿𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐓𝐔? [𝘏𝘪𝘳𝘷𝘪𝘯𝘨 𝘺 𝘌𝘥𝘴𝘰𝘯]. OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora