III: De buenas a malas noticias

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Hola, gente. Les dejo el capítulo que les prometí.

Siento mucho si la historia va algo lenta. Pero es necesario contar bien esta primera parte de la historia. Les prometo que trataré avanzarla lo más rápido posible sin dejar las cosas importantes de lado.

Que disfruten <3








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Eric estaba recostado en la camilla con un parche en el ojo izquierdo, comiendo helado de menta y escuchando el intento de regaño por parte de su madre. Estaba decepcionada de que no haya podido cumplir con su petición de llegar temprano a su casa. Al castaño poco le importó, nunca se había podido tomar en serio los regaños de su madre por su forma tan suave de ser. Además ya era sábado ¿Qué importaba sino fue? ¿Tan importantes eran esos "amigos" que prefería hablar de ellos antes que alegrarse por su reciente operación? Por Dios, ya no tendría que usar anteojos ¡Ya no sería un cegatón! Bueno ahora sería medio cegatón.

El oftalmólogo le dio la indicación de que no se quitara el parche durante una semana y pasó a su madre a otro consultorio para hablar con ella al respecto. No tardaron mucho. Mientras charlaban tomó sus propias cosas, estaba realmente emocionado y a la vez preocupado. Si solo pudieron reemplazar uno de sus ojos... ¿Entonces tendría dos ojos distintos? ¡Sería un fenómeno! Un fenómeno con un cuarto de ario. Cuando se le ocurrió la idea de intercambiar ojos con Kenny pensó que sería genial porque tendría una buena vista y una azulada mirada aria. Pero sus planes no salieron del todo bien. Por suerte le quitaron el ojo más defectuoso y ahora su vista se equilibraba.

—Me cago en Dios... —musitó saliendo del consultorio junto con su madre.

—Eric, vamos. Sube al auto —ordenó la señora Liane abriendo la puerta del vehículo.

— ¿Desde cuándo tenemos auto? —cuestionó el castaño confundido.

—Desde ayer, lo sabrías si ayer hubieras venido a cenar —señalaba la castaña con un ligero enfado —. Sube al auto —repitió dirigiendose a la puerta del piloto.

Eric confundido obedeció y tomó asiento del lado del copiloto. Genial, faltaba a una mugrosa cena en su vida y ahora resulta que tenía coche nuevo ¿Qué seguía? ¿Casa nueva?

Treinta minutos después Cartman se arrepintió de aquellos pensamientos.

Estaba en la sala de su casa, sentado en el sofá frente a un hombre en particular; un hombre de cabellera pelirroja, bigote, mirada miel, un cuerpo bien tonificado y un uniforme militar... Pero no cualquier uniforme militar: el uniforme perteneciente a la organización de las SS¹ (Schutzstaffel o "escuadras de protección").

— ¿Cómo te fue en tu operación, Eric? —preguntó Jack Tenorman bebiendo una taza de té de limón.

—Bien —asintió Eric perplejo y confundido.

—Me alegra, es una pena que no hayas podido asistir a la cena de ayer, mi hijo Scott estaba muy emocionado y quería verte —dijo el pelirrojo con una sonrisa amable —. Pero lo bueno es que tu vista ya esté mejor.

—Si... Supongo —asintió Eric mordiendo su labio inferior con nervios.

— ¡Traje galletitas! —anunció Liane saliendo de la cocina y dejando un plato sobre la mesita de centro — ¿Quieres más té, cariño? —se sentó a un lado de Jack.

En más de una ocasión Eric escuchó a su madre decir apodos como ese a sus clientes, eran apodos que para él tenía poco significado y que entendía que era vacío. Pero en esta ocasión de verdad se sintió incómodo. Ese "cariño" no fue para nada sutil, tampoco era un apodo que mostrara  interés en la billetera del "cliente" que estaba sentado en ese momento en su sala.

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