XXIII: La vieja casa verde musgo de los Broflovski

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Les traigo un capítulo este viernes, ya que tuve un poco de tiempo libre y porque ganó en votos ✨





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A Eric no le gustaba seguir los consejos de ese cura ojete... Pero los siguió.

No dejó de ir totalmente con Kyle, pero ahora solo lo visitaba tres o cuatro días a la semana. No era mucho. Pero necesitaba marcar un límite entre él y esas "tentaciones de satanás". No quería culpar a Kyle directamente como lo hizo ver el cura, aunque eso era lo más sencillo y favorecedor para él y que de hecho ya estaba haciendo desde antes. Sería muy Eric Cartman de su parte culpar a Kyle de esos pensamientos. Pero parte de sus propósitos de año nuevo era madurar y no sería muy maduro de su parte delegar esa responsabilidad al pelirrojo, él ni siquiera parecía tener ese tipo de intenciones con él. El "problema" era completamente suyo.

Inventó como excusa que estos días iba a estar muy ocupado y si bien Kyle se vio decaído al saberlo lo entendió. Aun así Eric todas las noches hablaba con él por la radio y el mismo pelirrojo hacía voluntariamente las conversaciones más largas.

Eric pensó en buscar soluciones que no fueran ir a la iglesia. No quería verle la cara a ese cura ojete. Pensó que salir a pasear al pueblo lo ayudaría a despejarse así que un día lo hizo y ¡Oh, sorpresa! Se encontró con un grupo de niños. Al parecer no había solo ancianos en ese pueblo. Sus nombres eran: Clyde Donovan, David Rodríguez, Tweek Tweak y Craig Tucker. Se empezó a juntar con ellos durante unos cuantos días, pero sencillamente no logró congeniar mucho. Con el que mejor se llevó fue con Clyde y después de esos días de prueba se solía reunir solo con el castaño de ojos azules. Jugaban en el arroyo, platicaban y entre más cosas. Clyde era un imbécil, pero un imbécil agradable. Algo así como un Butters 2.0.

Tal vez eso era lo que necesitaba, contacto con otros niños de su edad, aunque bueno ellos tenían catorce, pero rondaban cerca de su mismo rango. Quizás estar solamente con Kyle le "perjudicaba" y le generaban esos pensamientos indecentes.

Era 03 de febrero de 1942, estaban en un arroyo congelado, Clyde lo había invitado a patinar sobre hielo. Los patines se los obsequio ese mismo chico.

-Carajo, está demasiado resbaloso -se quejó Eric tratando de mantener el equilibrio.

-Digamos que es hielo ¿No? -dijo Clyde con una corta sonrisa -. Ten cuidado de no pisar fuerte, sino romperás el hielo y bueno, ya sabes.

- ¿Tan delgada es la capa de hielo? -cuestionó Eric con miedo.

-No mucho, pero eres gordo y tienes más peso. Podrías romperlo -dijo Clyde sin malicia, pero eso hizo gruñir al de ojos bicolor -. Yo antes era el más gordo de los niños del pueblo, pero has llegado a quitarme el puesto.

Clyde tenía una cabellera castaña oscura, ojos azules, tez blanca, una sonrisa alegre y si bien no era tan gordo como Eric si tenía unos cuantos kilos de más.

- ¿Ah, sí? ¿Y qué? ¿Lo dices por experiencia? -dijo Eric al sentirse ofendido - ¿Tú alguna vez rompiste el hielo con tu enorme panza?

-Ja, ja, ja ¡Sí! -asintió Clyde entre risas.

Eric lo miró confundido, no esperaba una respuesta positiva como tampoco que se riera. Ciertamente le recordaba al imbécil de Butters.

- ¿En serio?

-Sí, una vez nos escapamos de la escuela... Íbamos como en quinto grado o por ahí -contaba Clyde patinando -y vinimos aquí. Tolkien... Un viejo amigo, me estaba molestando y yo me enojé mucho. Entonces di varios pisotones fuertes y rompí el hielo.

La casa verde lima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora