El adolescente de cabellos lisos y castaños estaba envuelto en incertidumbre y sábanas.
Al día siguiente todos bajaron a desayunar como si nada hubiera pasado. Su madre no tenía más golpes en la cara, pero eso no le aseguraba nada, no con esa ropa gruesa de invierno que todos usaban.
Después de ese repulsivo desayuno no volvió a bajar. Se encerró en su cuarto y se envolvió en sábanas por aproximadamente una semana. No tuvo clases. Usó el pretexto de su mano adolorida y así le adelantaron sus vacaciones al señor Garrison. Las únicas visitas que recibía eran las de su madre, las cuales eran pocas; y las de Marlene que solo eran tres al día para llevarle la comida (que no siempre era capaz de terminar). En las mañanas, cuando traía su desayuno, la rubia cambiaba la venda de su mano y confirmaba que no tuviese infección. Y eso era todo.
Eric sentía desasosiego. En esa casa no estaba seguro, era él solo contra dos monstruos. Era débil. Era pequeño. Era inútil. Estaba desprotegido y expuesto al dolor en cualquier momento. No contaba con el apoyo de nadie.
Ahora mismo no tenía voluntad para nada.
¿Era buena idea esperar hasta qué se casaran? ¿Qué sería más fuerte? ¿Su miedo, que llegaran a lastimarlo a él o a su madre una vez más o su ambición de asesinar el futuro esposo de su mamá, dárselo de tragar a su propio hijo y después cobrar la herencia? ¿Podría soportarlo? ¿Por cuánto tiempo podría soportarlo? Pero qué otra cosa le quedaba. Si, podría asesinarlo hoy mismo si se lo propusiera... ¿Pero luego qué? Su madre volvería a ser una puta, volverían a Múnich y... No. Su vida jamás volvería a ser como antes y debe de admitir que también odiaba esa vida, no tanto como esta, pero tampoco era agradable.
Además también estaba esa lucecita roja que se encendía en su radio.
Al sentir culpa lo guardó dentro de su mochila para no verlo. Pero aunque no lo viera sabía que Kyle de vez en cuando trataba de contactarse. No fue su intención distanciarse. Simplemente los días pasaron hasta volverse una semana y ahora le aterraba la idea de verlo, le daba miedo de que estuviese mal... Por su culpa.
¿Desde cuándo la culpa era algo que le preocupase?
Sentía que tenía poco oxígeno, sentía más frío de lo común, sentía incertidumbre, desasosiego y ansiedad, una fuerte ansiedad que le provocaba náuseas con la simple idea de pararse al baño. Incluso una vez vomitó. Era demasiado el estrés y la paranoia la que estaba viviendo. Seguramente todo eso lo estaba orillando asentir "culpa".
Pero esa tarde del 23 de diciembre, después del almuerzo, extrañamente volvieron llamar a su puerta. Él no abría ni emitía ningún sonido sin primero saber quién era y para su fortuna era la señora Leander. Le pareció extraño verla treinta minutos después de haberle traído su almuerzo (que mal hizo el intento de comer). Luego de darle permiso de entrar Marlene entró cargando con una charola, traía: dos jugos de naranja y un bol de fresas cubierto con plástico. Lo dejó sobre la mesita de noche.
—Joven Cartman, no puede permanecer todo el día encerrado —señaló Marlene con una postura firme —. No comer bien, no bañarse y estar acostado todo el día es un terrible acto de pereza que le perjudicará de una manera que no tiene ni idea.
—No tengo ganas... —protestó en voz baja.
—Mañana es 24 de diciembre —suspiró la rubia —. Si bien es una cena sencilla su presencia es obligatoria y no será sano para usted presionarse de un segundo para otro para asistir.
—Al carajo, yo hago lo que quiero. Si no quiero asistir a la estúpida cena no lo haré y punto —cruzó sus brazos.
—Va a asistir, no es si quiere... Sino lo haces solo generarás problemas, problemas graves ¿Quiere eso, joven Cartman? —ese señalamiento fue suficiente para callar al altanero castaño —. Usted siempre reniega por que le llamen niño, demuestre que no lo es tomando un baño, vistiéndose y saliendo a tomar el aire —expuso con una voz severa —. Aún si falta a la cena del 24 tendrá que asistir a la del 25 y a la del 26, y a parte esta es la última navidad en la recibirá regalos porque usted ha dejado de ser un niño. Afróntelo y aproveche esa última alegría.
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La casa verde lima
Fanfiction[Los personajes no me pertenecen, este solo es un Fanfic de fan para fans con fines de entretenimiento] [El fanart de la portada esta vez si me pertenece, lo pueden encontrar en mi FB, mis redes sociales están en mi perfil] Eric Cartman es un niño...