XXXIII: El día más feliz para su madre

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Después de aquél primer sueño extraño que tuvo el 6 de febrero, experimentó ocasionalmente otros similares, parecidos a ese donde vio un Kyle de unos 3 a 5 años aproximadamente. Eran sueños o visiones cortas donde aparecía el pelirrojo en una edad preescolar y en situaciones muy cotidianas. No sucedían todos los días, solo de vez en cuando, pero aan así era una experiencia muy rara e irracional. El castaño no conseguía entender cómo era que su cerebro generaba esos sueños.

El de esta ocasión fue uno si bien extraño bastante familiar y... Sentimental, por definirlo de alguna manera:

Eric estaba en el interior de la casa verde musgo, un hogar lleno de vida con muebles finos, todo impecable y cálido. En esta ocasión Kyle se miraba un poco más grande, quizás unos 6 o tal vez 7 años.  Parecía estar en la sala, sobre la alfombra dibujando en diferentes hojas de papel con sus crayones.

Cartman podía caminar con total libertad, pero no podía interactuar con nadie del sueño, como si fuera un fantasma. Se agachó cerca de ese pequeño Kyle que dibujaba un... Un aparente intento de elefante. No pudo evitar sonreír enternecido con esa imagen tan infantil y adorable del pelirrojo.

Miró a un calendario y parecía ser 17 de diciembre 1932.

¡Papá!

El pequeño Kyle paró de dibujar y se levantó del suelo para ir a recibir a su padre, quien llegaba al hogar cargando "algo" entre sus brazos. Al mismo tiempo la madre del judío bajaba de las escaleras para recibirlos.

¡Gerald! ¿Lo has traído? —exclamó Sheila con emoción al ver que su marido cargaba con un bebé envuelto en sus brazos.

Sé que acordamos que era mejor esperar a mañana, pero no podía esperar más —Gerald, el padre de Kyle, le entregó el bebé a la pelirroja que lloraba emocionada.

¿Qué es...? —el pequeño Kyle se paraba de puntitas para ver que se traían literalmente sus padres entre manos.

Escucha, Kyle —su padre palmeó su espalda con suavidad guiándolo a tomar asiento en el sofá de la sala.

Desde hoy... Ahm... Serás un hermano mayor —la madre de Kyle se sentó a su lado mostrándole el bebé que cargaba.

Cabello oscuro, ojos marrones y unos claros rasgos canadienses.

Este es tu nuevo hermanito, Ike, Ike Broflovski —anunció la pelirroja con emoción.

¿Soy... Soy hermano mayor? —cuestionó el pequeño Kyle confuso pero con ilusión de ver ese pequeño bebé.

Sí, Kyle. Ahora eres hermano mayor y es tu obligación proteger de todo a tu pequeño hermano, Ike...

Señaló el padre del pelirrojo con firmeza. Pero el sueño se disolvió y se cortó cuando el jodido despertador hizo sonar la alarma.

Abrió sus ojos bicolor con pereza, cansancio.

Hoy era el día, hoy era 1 de abril de 1942, hoy se casaban su madre y el señor Tenorman.

Hizo una pequeña rabieta intentando asfixiarse a sí mismo con una almohada, pero era inútil. Se levantó y se preparó para el día más feliz de su madre y probablemente el peor día para él.

Tuvo que vestirse con ropas elegantes, pero en realidad poco le importaba su apariencia el día de hoy.

Todos en la casa estaban vueltos locos, moviendo las preparaciones de un lado a otro. Aprovechó este caos para colarse a la cocina. La carne de cerdo que se llevarían a la fiesta se encontraba descongelándose, tomó un pequeño frasco que antes guardaba mermelada y en este escurrió la sangre de la carne cruda. Cerró bien el frasco y guardó con cuidado dentro de su mochila.

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