LX: Un visitante del más allá

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— ¿Puedes alumbrar bien? ¡Estúpido judío!

— ¡Eso estoy haciendo! ¡Pero tu gigantesco culo obstruye la poca luz de esta jodida linterna!

Ambos estaban en el ático de la casa verde lima. Eric intentaba afinar el piano mientras Kyle le ayudaba alumbrando con la linterna.

Los últimos meses transcurrieron con algún que otro inconveniente, pero nada fuera de lo que ya era "común".

El año pasado celebraron Hanukkah juntos. Esta vez Eric si participó en la celebración. Kyle encendió el menorah en compañía del gordo. Incluso oraron. Pasaron los días de esa celebración con mucha paz interna. A Eric le encantó encender aquellas velas y poder ser parte de eso que era tan importante para el pelirrojo. Aunque le fue muy difícil acoplarse y pronunciar correctamente lo que dictaba Kyle en las oraciones. Durante esos días por fin le quedó bien en claro el cuestionamiento que hace un año se hizo a sí mismo: ¿Los judíos no eran "monstruos"? En lo absoluto. Al menos su judío no lo era. Kyle no tenía cuernos ni cola, como alguna vez le contaron en las JH. Algunos estereotipos resultaban ciertos en él. Pero eso ya no negaba el hecho de que eran iguales. Mientras que Kyle esta vez no fue un "judío de creencias repugnantes", que Eric mostrara un insistente interés por unirse a la celebración hizo que las mariposas que revoloteaban en su estómago hicieran un ciclón dentro de él esos días. Aunque lo sabía disimular y ocultar bien. Compartir sus creencias y cultura de este modo lo hicieron sentirse más vivo que nunca.

Por lo mismo el 23 de diciembre de 1942, Eric organizó e improvisó una pequeña cena con él y celebraron navidad. Fue la primera navidad que Kyle celebró como tal. Ni siquiera antes con Stan lo había hecho. Pensó que era un interesante el intercambio cultural que no les perjudicaba para nada. Era enriquecedor. Eric consiguió un pequeñito pino navideño, el cual adornaron con velas. Contempló que dicha costumbre era parecida a la Hanukkah en ese sentido y se dio cuenta que en realidad ambos no eran tan diferentes. Sí, tenían un par de distinciones, como los contextos, simbolismos y significados. Pero al final ambas aclamaban por lo sagrado.

Quizás usar calcetines disparejos no era tan mala idea. Al final servían para lo mismo aun si los diseños diferían. Además daban un toque único, original y entrañable.

Por otro lado, ya en el festejo navideño que realizaron en la residencia de los Tenorman, fue completamente otro asunto. Sin dudas festejar navidad en esa casa abandonada en el bosque fue mucho más divertido y acogedor que con su "familia". En primera Scott volvió para las vacaciones de invierno. En realidad no intercambiaron palabras, pero era suficiente con que sus miradas chocaran para expresar el descontento y repudio de ambos; su madre continuó drogada, seguía en "medicación", en tratamiento. La mansión se llenó de gente desconocida de nuevo, como la vez pasada.

Y esta vez no recibió regalo de Sankt Nikolas.

Año nuevo fue la misma canción. Lo único bueno fue recibir la felicitación por parte de Kyle a través del radio en la madrugada.

Enero pasó lento. Pero nada relevante que mencionar. El invierno fue duro, pero consiguieron sobrellevarlo bastante bien con ropa de segunda mano que compró con anterioridad. Siempre que visitaba a Kyle llevaba consigo un termo con agua caliente (casi hirviendo) para tomar té junto al pelirrojo. Además, al no tener la supervisión de su mamá pudo pasar unas cuantas noches durmiendo con él. Su padre poca atención le ponía y si llegaba a preguntar por su ausencia usaba su clásica respuesta: "Estaba en casa de Clyde".

Ambos podían sobrellevar cualquier adversidad siempre y cuando estuviesen juntos: el descuido, la guerra, los nazis, el invierno.

Juntos sus mentes y almas eran imparables.

La casa verde lima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora