LXXI: Buscando el fondo

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Este capítulo está altamente inspirado en la canción Tiny Light de Akari Kito, en general el personaje de Kyle.


⚠️ DISCLAIMER ⚠️
Este capítulo contiene pensamientos de índole suicidas (o eso creo yo, no sé).

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La fría temperatura del agua cortaba su piel, las cicatrices de sus manos fueron desvaneciéndose al igual que la falsa sangre que salpicó para poder quebrar el hielo. Todo aquello lo apreció a través de sus ojos muertos, empapado de escepticismo y un destructivo caos que derrumbaba por completo los cimientos invisibles de su interior, pareciera que cada acción que cometía en este día era una manera de evidenciar, sin cansancio, que él ya no pertenecía a este mundo.

Dejó que sus pulmones se fueran llenando de agua, poco a poco, no puso ninguna resistencia; dejó que su cuerpo fantasmal se hundiera en las profundidades de ese lago congelado y que su tez se coloreara de azul por la falta de oxígeno, sintiendo como sus venas invisibles estaban por estallar y percibiendo mientras caía como ese agujero que hizo en la superficie del hielo volvía a cubrirse, bloqueando la escasa luz de ese día nublado, mientras se hundía más y más en busca de un fondo en donde impactar y dejar de existir.

La poca temperatura que consiguió recoger su cuerpo fantasmal de esos últimos abrazos y besos se iba esfumando, mientras cerraba sus ojos deseando perder su conciencia completa.

Pero su tortuosa mente no se iba, solo se hundía más, confirmaba que en definitiva estaba muerto, pues cualquier ser humano con vida ya hubiera perdido la razón y él no era capaz de deshacerse de ella. Ciertamente se sumergió con miedo y con un pequeño hilo de esperanza que todo esto haya sido una mala broma de Eric y que realmente estuviese vivo y que esto fuese un suicidio. Pero no lo era. No consiguió darle una lección a ese jodido gordo, no obstante, a su vez se alegraba en parte por ello, se hundía para hacerle un bien y no un mal. No le estaba dando ninguna lección por burlarse de él, sino más bien estaba sacrificándose por ambos. Eric no lo dejaría ir, lo amaría y ataría a este plano a pesar de su condición, tenía que sacrificarse por él, irse por cuenta propia y abandonar a su amado de mejillas regordetas para no hacerle más daño.

Hundiéndose deseaba que Eric nunca hubiese sido tan amable con él para que así ninguno de los dos se hubiera abierto tanto al otro; para que así no se hubieran amado, solo odiado y esta amarga despedida no doliera tanto.

Pero también como se lamentaba de haber corrido de esa manera, no sin antes decirle un último "te amo". Los besos y los abrazos esta vez no fueron suficientes para transmitírselo como era debido. Que vomitivo era su orgullo, aun muerto seguía siendo un asco.

Detestaba que con recordar su voz, su piel, su risa y su voz, su vacío pecho se acelerara ¿Por qué aun en este estado sus pulmones ahogados exigían su aliento, su oxigeno? Agonizaba no por estar hundiéndose en las profundidades de un lago congelado, sino por la falta de su calor. No importaba que hiciera, la pequeña luz que quedaba atrapada dentro de ese hueco pecho fantasmal golpeaba con rudeza, sin parar, con solo pensar en su nombre.

Su cuerpo llegó al fondo, cayó con gentileza, como cae una hoja otoñal a la tierra tras terminar su ciclo. Pero en vez de secarse y desintegrarse, permaneció ahí, sin cambios, quieto, existiendo sin causa ni motivación. Abrió sus muertos y vacíos ojos, observando los delgados rayos de luz que conseguían atravesar el hielo, y le suplicó a Dios o quien estuviera encargado de llevarlo a la muerte que dejara de ser tan despiadado y lo dejara morir de una maldita vez. Sin embargo, en la profundidad del lago su voz no era oída por absolutamente nadie.

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