XXXIV: Has caído bajo mis encantos

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¿Quedarse una semana solo con Scott? ¡Ja! Que sigan soñando, pues no lo iban a lograr.

Fueron 3 semanas las que intentaron irse de luna de miel, pero no lo lograron. Eric se encargó de arruinar cada oportunidad que tuviesen. La primera vez que lo intentaron él fue el responsable de que las llantas del coche estuviesen ponchadas, además de que cortó los frenos. En otra ocasión llenó el armario del señor Tenorman de polillas para que acabaran con sus ropas.

Así fue que con pequeñas trampas retrasó lo más que pudo este dichoso viaje y cuando creyeron que ya nada iba a detenerlos de hacerlo le llegó la notificación al señor Tenorman de que era necesario que volviera a Dachau. Se fue por una semana más.

Hoy era 17 de abril de 1942, Eric estaba en la casa verde lima junto al judío pelirrojo que terminaba con su tarea de química. Le contó acerca de todas esas "pequeñas travesuras", totalmente orgulloso de su astucia e inteligencia. Pero Kyle no estaba de acuerdo con ello, claro él desconocía en su totalidad el entorno en el que vivía el castaño y continuaba suponiendo que lo que hacía se debía a puro capricho.

—Eric, eso que haces está mal. No puedes estar interviniendo en el matri... —exponía Kyle mientras escribía, pero Eric le interrumpía intentando quitarle el lápiz que sostenía —. Eric, basta... —frunció el ceño molesto —. Como te decía no puedes estar... ¡Cartman!

—Ya, ya, solo es una pequeña broma —pestañeó soltando el lápiz para que Kyle pudiese escribir.

—Ahg, escucha y pon atención. Tus papás... ¡Carajo, Cartman!

En esta ocasión Eric si consiguió quitarle el lápiz y lo tiró debajo de la mesa. El pelirrojo exasperado se agachó para juntarlo mientras el castaño reía golpeando la mesa.

—Eres un completo pendejo, no sé por qué me molesto en aconsejarte sino lo tomas en serio —se quejó Kyle volviendo a sentarse para centrarse en la tarea.

—Nadie te pidió algo como "un consejo", solo te contaba lo bien que me lo he pasado haciéndole la vida imposible a los pendejos que tengo como padres —explicó Eric llevando a su regazo a Berlín —. Estos gatos están engordando.

—No llames a tus papás así, por Moisés —rodó sus iris esmeraldas exasperado —. Ten aunque sea un poco de respeto por ellos.

—Ellos a mí no me respetan —el castaño frunció el ceño ofendido —. Para ti es fácil decirlo, tú vienes de una familia perfecta. Por eso crees que todos lo demás vivimos bajo esas mismas circunstancias, pero no es así, Kahl. Mi familia es una mierda y por eso merecen ser tratados como una.

— ¿Qué carajos dices, culón? —Kyle paró de escribir para dirigir su completa atención al castaño — ¿Tú qué sabes de mi familia?

Eric presionó sus labios con nervios. Sí, en realidad no sabía nada de su familia, es decir, las ideas que tenía acerca de eso las adquirió a partir de esos sueños raros que a veces tenía. Pero solo eran eso: "sueños" ¿No? No había forma de que lo que veía en ellos fuese algo real. Sería muy extraño de ser así y no tenía además como comprobarlo.

—Bueno... Lo poco que me has hablado de tu familia suena así ¿Sabes? —Eric sonreía para ocultar sus nervios —. Por ejemplo, tu hermano, el canadiense adoptado con cara de dildo.

— ¿Qué hay con Ike? —Kyle arqueó una ceja con recelo.

—Lo que me hablas de él suena a que se llevaban bien a pesar de que era adoptado —planteó Eric.

— ¡Claro! Aún si Ike es adoptado es mi hermano —defendió Kyle con sentimiento —. Es cierto que cuando me enteré que era adoptado me molesté... Pero eso ya no me importa. Siempre querré y protegeré a mi hermanito.

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