La casa verde lima

LXXXI: ¿Crees que en el sótano haya algo que nos sirva?

Stan y Kenny pasaron una agradable pijamada.

Para el chico del pompón rojo fue toda una sorpresa que en la mañana llegara Kenny pidiéndole literalmente posada por esta noche. Le dio algo de ternura la clara vergüenza que expresaba el rubio, pero evidentemente no se lo iba negar. Le permitió pasar y ponerse cómodo. Le avisó al tío Jimbo que tendría una pijamada con su amigo y fueron a la tienda del pueblo para comprar aperitivos para esta noche.

De regreso pensó que sería divertido ir al estanque Stark, para que Kenny conociera la belleza del pueblo y no se fuera de ahí con una imagen tan negativa y sí, estaba esforzándose también de rescatar cada punto positivo de su día a día. El lago ahora estaría congelado, pero seguro habría una vista preciosa y no se equivocó. Se sentaron sobre un viejo tronco mientras conversaban y comían galletas de miel de sus compras, apreciando la belleza natural de ese pueblo montañés.

—Ayer me encontré a Kyle limpiando con un trapo, entonces le llevé otras cosas para la limpieza porque pensé que a esa casa sí que le faltaba una barrida ¡Pero Dios! Se puso a limpiar como un loco compulsivo por la limpieza y para colmo tuve que ayudarle, sentía que estaba con mi mamá —se quejaba Stan frunciendo el ceño.

—Al menos tú no estuviste todo el día tratando de adivinar que planeaba el gordo psicótico. Es de verdad peligroso que Cartman esté tan callado, nunca guarda silencio, es como los niños cuando no hacen ruido: un peligro —comentaba Kenny chupando el azúcar de sus dedos —. Son tal para cuales, unas completas mierdas.

—Y que lo digas, amigo. Ahg... —suspiró —. Me dan pena, me siento mal por ambos... Pero Kyle no se ve para nada bien, ayer se veía tan decaído aunque quisiera aparentar lo contrario... No quiero que se vaya, pero es lo mejor para él.

—Debemos ir buscando opciones para lograrlo, antes de que Cartman se obsesione más y se todavía más difícil separarlos o haga cambiar de opinión a Kyle...

— ¿Crees que funcione un exorcismo?

—Nah, eso es para las almas malas —tomó otra galleta —y demonios, es muy doloroso para ellos. Es como una tortura...

— ¡Bien! Lo descartamos —interrumpió Stan sin desear saber más al respecto y mucho menos hacer que su mejor amigo pasara por ello —Mhhh... —expresó pensativo hasta que chocó con una pequeña idea en su cabeza que no le convencía de todo —Crees... ¿Crees que en el sótano haya algo que nos sirva?

— ¿El sótano?

Kenny arqueó una ceja interesado en esa última mención. Hizo memoria y recordó lo escrito en la puerta, lo cual era sospechoso. Podría simplemente tratarse de nada, que realmente ese sitio de la casa no estuviera explorada y no hubiera por lo tanto nada relevante para su búsqueda. Pero de todos modos resultaba interesante. Sabía reconocer la letra de Eric, esa era su letra, es decir, quien no había bajado ahí era el gordo y por ende ellos mismos.

—Mañana... Mañana podríamos intentar bajar y descartar lo que sea que haya abajo y hablar con Kyle para encontrar una solución a todo esto, podríamos obtener pistas de él —finalizó Kenny.

Se terminaron el paquete de galletas y después fueron a caminar alrededor del lago, aprovechando que había unos cuantos rayos de sol, cálidos, escapaban del cielo nublado. Quizás porque estaban pasando por situaciones similares, pero era verdaderamente relajante caminar a lado del otro. Mientras hablaban de tonterías Stan miraba embobado al inmortal, como su cabello dorado era tan reluciente contra esos cálidos rayos de sol, tan similares a su radiante sonrisa; si el cielo estuviera despejado estaba seguro que sus ojos serían del mismo color.

Mirarlo generaba una punzada directa de incredulidad en su corazón.

Pero ese sueño se desquebrajó cuando una fría bola de nieve chocó contra su frente.