XXXVII: La "mejor" solución

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Bajo la intensa lluvia, Eric pedaleó con todas sus fuerzas. Desesperado de huir a donde fuese aunque claramente tenía un destino del cual nadie más tenía conocimiento.

Más de una vez su bicicleta encalló en el barro del bosque, pero la adrenalina en este momento era su mejor motivante y no se iría de su cuerpo hasta que llegase a un lugar seguro. Por unos instantes creyó perderse, no era la primera vez que andaba en el bosque de noche, pero con la lluvia y la presión que sentía era distinto. Como fuera consiguió llegar a la casa verde lima. Irrumpió en ella sin ningún tipo de decoro. Dentro todo estaba terriblemente oscuro.

- ¡Kyle!

Gritó a todo pulmón, sintiendo que se desplomaría en cualquier momento. Dejó caer su bicicleta sin reparo en el recibidor y la puerta se azotó por si sola por el viento.

Obviamente por las horas no encontraría a Kyle en el cuarto escalón de siempre, así que subió desesperadamente las escaleras para buscarlo, casi por memoria se guió para llegar a su habitual cuarto, porque dentro de verdad estaba oscuro. Abrió la puerta sin pedir ningún permiso y dentro encontró su cama destendida, sin señales del judío.

Su mente se nubló.

- ¿Kyle?... -sintió un terrible miedo de no hallar al pelirrojo que no pudo contenerse más y se soltó en llanto - ¡Kyle! ¡Mierda judía! ¿Dónde carajos estás Kyle? -se dejó caer de rodillas.

- ¿Eric?...

Vio el armario abrirse con lentitud y poco después el pelirrojo se asomó tímidamente.

- ¡Kahl! -al verlo sonrió y se levantó para correr a él y abrazarlo.

- ¿Eric? ¿Qué carajos haces aquí a estas horas? -cuestionó Kyle confundido - ¡Mírate! ¡Estás todo empapado! ¡Me estás mojando! -se quejó al sentir ese abrazo húmedo.

Pero más allá de que estuviese mojado pronto percibió que algo andaba mal. Eric respiraba agitadamente y sollozaba sin parar.

-Eric ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? -Kyle correspondió el abrazo inseguro, pero no hubo respuesta, solo llanto -. Te... Te vas enfermar si permaneces con esa ropa húmeda... Ven -lo ayudó a levantarse y suavizó su voz.

Quizás era por la oscuridad que no permitía una buena visión, pero Eric se sintió extrañamente confiado de mostrar su faceta más vulnerable al judío, quien estaba más que confundido con esa actitud.

Normalmente era al revés, Kyle era quien perdía el control y Eric lo consolaba. Supuso que ahora le tocaría ayudarlo.

-Tienes... Tienes que quitarte esa ropa, está empapada y llena de barro -señaló Kyle con pudor e inseguro - ¿Puedes hacerlo?

Avergonzado Eric asintió y con bastante torpeza se quitó las prendas mojadas e incluso Kyle le ayudó cuando al otro se le complicaba.

Lo dejó sentado en el suelo y bajó rápidamente a la cocina. Eric recargó su espalda en la fría pared. No sabía si era porque estaba empapado, pero la casa estaba helada y era fácil percibir las corrientes de aire provocadas por la tormenta. Tal vez por eso Kyle le dio prioridad el que se quitara esa ropa húmeda antes que cualquier otra cosa.

El judío volvió, cargaba con una toalla, un encendedor y un par de velas que sobraron de Hanukkah.

-Toma, sécate -Kyle se sentó frente a él y extendió sus manos sosteniendo una toalla doblada.

No quería incomodarlo. El castaño estaba justo ahora en ropa interior, entendía que eso podía ser desagradable para él, incluso vulnerable. Por esa razón decidió primero darle a él la oportunidad de secarse.

La casa verde lima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora