XXII: Año nuevo y un episodio religioso

1.3K 223 292
                                    

Ese día Eric no se animó a irse hasta ver a Kyle dormido. Llegó tarde a casa, ya de noche e hizo todo lo posible para subir a su cuarto sin ser visto. Ocultó su abrigo para después tirarlo a basura. Aunque no fue su intención Kyle lo manchó de sangre tras abrazarlo y claramente no podía mostrar aquello, sería tan escandaloso como preocupante.

Al día siguiente, durante el desayuno llamó mucho la atención por los hematomas y rasguños que llevaba en la cara. Cuando le preguntaron que le había pasado respondió que se había caído de la bicicleta. Pero no fue del todo creíble, ya que ciertos golpes no parecían ser precisamente caídas.

Esa tarde visitó a Kyle en cuanto pudo y todo marchó bien. Le trajo comida a él y a Berlín. El judío ya se veía mejor, también tenía algunos golpes de la pelea de ayer, pero hablando de otros "asuntos" se veía un poco mejor aunque en ocasiones se le podía notar un poco deprimido.

Para año nuevo claramente no pudo visitarlo. Volvieron a organizar una fiesta en su casa a la cual obvio debía se asistir. Fue igual de aburrida que en navidad. Lo único interesante es que por fin supo la fecha de la boda, anunciaron el señor Tenorman y Liane que se casarían el primero de abril, en una elegante sala de eventos de este mismo pueblo.

Durante la noche, ya que todos se durmieron, más específicamente alrededor de las 3:30 de la mañana del 01 de enero de 1942, tomó la radio.

-Aquí reportándose el rey mago, cambio.

Lo repitió cerca de tres veces con un volumen de voz bajo para no ser escuchado por otros. Con miedo de que Kyle no respondiera. Temía lo peor. Desde su intento de suicidio no podía parar en pensar en ello, en esos ojos esmeraldas vacíos afrontando la muerte como si no fuera nada.

Le provocaba náuseas, escalofríos y dolor de cabeza.

Nunca antes temió ni le importó que Kyle muriera, era algo que ni siquiera pensaba. Pero ahora era una idea constante que le provocaba la peor pesadilla. Se supone que no debería de importarle, nunca había sido el más empático que digamos. Era un judío, sería lo ideal que se muriera para que su presencia ya no manchara el régimen. Pero...

- ¿Qué mierda quieres, gordo? Estaba durmiendo, cambio.

Pero no. Pero no se imaginaba a vivir una vida sin poder oír su dulce voz, sin oír sus insultos, sus regaños. No sabe cuándo fue, pero ahora ese judío era indispensable y necesitaba que continuara con vida al menos hasta que su propia existencia pereciera.

-Feliz año nuevo, elfo estúpido -le felicitó Eric con la voz más alegre que le nació -. Cambio.

-Sí, genial. Otro año de mierda -suspiró Kyle con pesimismo -. Cambio.

- ¿Qué no me vas a felicitar, idiota? Cambio.

-Cierto. Feliz año nuevo, rey mago -respondió Kyle sin mucho interés - ¿Ya me puedo dormir? Cambio.

-No. Felicita a Berlín de mi parte y mándame sus felicitaciones también, cambio -ordenó Eric molesto con que Kyle ya se quisiera ir a dormir en vez de desvelarse y hablar con él.

-Ahhh... -suspiró con cansancio -. Feliz año nuevo, Berlín. Berlín dice miau -transmitió Kyle -. Cambio.

- ¿Ves? Deberías de ser como Berlín, él si me ama, cambio. -exigía Eric rodando por su cama y feliz de aquél maullido.

-Berlín te ama solo porque traes comida, cambio -indicó Kyle con voz cansada.

-También te llevó comida, imbécil. Deberías de amarme como él a mí, cambio -reclamó Eric indignado con esa respuesta.

-Rey mago, no soy un gato y tampoco un perro. Se necesita más que comida para ganarse mi amor y respeto -respondió Kyle también con indignación al ser comparado con un animal -, cambio.

La casa verde lima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora