La casa verde lima

LXXII: Malestar estomacal

⚠️ DISCLAIMER ⚠️
Este capítulo contiene pensamientos de índole suicidas.

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— ¿Es necesario que vayamos tomados de la mano?

Cuestionaba el chico del pompón rojo mientras caminaban en el bosque, a los alrededores de la casa verde lima, su mano era sostenida por ese chico rubio de abrigo anaranjado.

—Sé que no estás de buen humor, pero me temo que todo acerca de lo que hablamos en las escaleras es cierto —recalcó Kenny sin soltar su mano.

El bosque podría ser un sitio peligroso y uno no muy apto para una persona que, por los últimos acontecimientos, podría estar cerca de morir. La muerte podría llegar de muchas formas, incluso algunas muy absurdas, desde resbalar por accidente en la nieve y caer o que una manada de lobos se hicieran presentes o que la rama de un árbol se quebrara y cayera sobre de él. Kenneth Mccormick, el joven chico de solo 14 años de edad había aprendido a nunca subestimar a la muerte. Había vivido incontables fallecimientos: apuñalamiento, fusilamiento, decapitación, molido, quemado, atropellamiento y un gran etcétera. No existía ser humano en la faz de esta tierra que conociera mejor a la muerte que Kenneth Mccormick. Mínimo una vez al mes tenía una cita con ella.

—O... ¿O es muy incómodo para ti? —cuestionó el inmortal recapacitando un poco y quizás estaba siendo demasiado exagerado.

—Ahm... No —disintió Stan y continuaron con la búsqueda del fantasma judío.

En realidad si le incomodaba. Su mano sudaba bajo el guante y sentía un pequeño malestar estomacal. Continuaba molesto por la breve y última discusión que tuvo con Cartman, pero Kenny era demasiado agradable como para evitarlo por culpa del gordo. Además que se mostrara tan preocupado por él, aun si conocerlo, por la posibilidad de estar cerca de morir no le permitía ser grosero con él. El solo pensarlo le sentía mal. Pero también no podía evitar sentirse culpable y repleto de angustia.

Continuaron buscando: asomándose entre arbustos, detrás de árboles demasiado grandes o cualquier otro sitio que se viera como un posible escondite. Pero no encontraron rastro de nada.

—El sol se está ocultando ya. Deberíamos de volver a la casa —propuso Kenny creyendo que andar en bosque de noche no era la mejor idea de todas.

—Sí... Creo que tienes razón.

Retomaron el camino de regreso, guiándose por pequeños rastros que ellos mismos hicieron en su entorno para no perderse, auxiliados por esos últimos rayos de sol que quedaban.

—Sé que Cartman no da la mejor primera impresión... Pero te aseguro que no es tan malo como aparenta. Puede parecer que busca ofender a Kyle y bueno, sí, en parte sí. Pero ellos dos así se llevan. Son rudos, pero no se lastiman ni se ofenden de vedad —Kenny se esforzaba en explicar cómo era la complicada relación de esos dos idiotas, convencer a Stan de que el gordo no era un mal tipo.

—Mira, Kenny, no cambiaré de opinión no hasta hablar directamente con Kyle —suspiró apretando el puente de su nariz — ¿Crees que al menos ese idiota lo haya encontrado?

—Eso espero, aunque hubiese apreciado que al menos nos avisara de ser así —rodó su mirada celeste —. Supongo que solo nos quedara esperar hasta mañana para seguir buscando. Si quieres podemos acompañarte a tu casa para...