Me sentía tan bien con mi mejor amigo, es como que siempre anhelé algo así, nunca lo busqué por miedo, pero con Minho todo fue distinto desde un principio... Eso no quiere decir que no tenga aún ese miedo de que él también se vaya y me abandone, no obstante, yo al buscarlo sabía las consecuencias que está amistad podría traer y las estoy ignorando.
Solo espero que con él sea diferente, una persona que te hace tanto bien no puede volverte mierda de un minuto a otro ¿Verdad?.
Me despedí de Minho cuando llegamos a la puerta de mi casa y le dije que lo estaría esperando, me sonrió y se fue.
—Mamá ya estoy en casa —Dije alzando un poco la voz, ya que no sabía en qué parte de la casa estaba mi mamá. No recibí respuesta lo cual me pareció raro porque a esta hora ella siempre está en la cocina terminando el almuerzo.
Decidí ir a su habitación y ver si estaba ahí.
—Hola mamá... ¿Qué hace él aquí? Esto es impresionante.
—Jisung, tenemos que hablar contigo.
—No quiero hablar con ustedes, ¿Ya tomaste una decisión verdad? Sé cuál es la respuesta a eso. Que hablen conmigo no te hará cambiar de parecer ¿Sabés por qué? Porque solo me vas a informar, así que no voy a perder mi tiempo. Estaré en mi habitación y esperemos que no te estés equivocando... Otra vez.
Cerré la puerta de la habitación de mamá y me dirigí a la mía.
Quedando de espalda a la puerta no pude reaccionar, me quedé ahí, en blanco. Mi mente decía muchas cosas pero a la vez nada, mi cuerpo sentía mucho y nada a la vez.
Mi manos comenzaron a picarme, mis venas comenzaron a ser más notorias, sentía un dolor muy grande en mi pecho, mi garganta comenzó a arder, el roce de mi cuerpo con mi ropa comenzó a asfixiarme.
Debía calmarme pero no sabía cómo después de lo que había visto, ¿Puedo culparme? Aveces no entiendo a mi mamá.
Los recuerdos de mi papá golpeando a mi mamá frente a un Han de 4 años vinieron a mi mente como una película de terror, mi mamá lloraba y gritaba mientras mi papá solo la golpeaba.
—Papi ¿Por qué le haces eso a mami? Mami está llorando, no le gusta eso.
Decía yo mientras veía a mi mamá ser maltratada.
Me quedaba ahí con mis pequeñas piernas siendo abrazadas por mis pequeños brazos, no entendía porqué mi papá hacía eso, se veía que a mi mamá le dolía.
—Han ve a tu habitación. —Me gritaba mi papá.
—No.
No quería irme, no sabía que le estaba haciendo mi papá a mi mamá pero sentía que mi mamá estaba en peligro y no iba a dejarla.
Esa situación siguió repitiéndose muchas veces, al poco tiempo aprendí lo que mi papá le hacía a mi mamá y mi pequeño yo intentaba ayudar a mi mamá, la abrazaba tratando de ser un escudo para ella y que los golpes de mi papá me dieran a mi y no a ella, mi papá me cargaba y me encerraba en mi habitación. Mis pequeñas manos goleaban la puerta tratando de salir de ahí, era en vano.
Cada vez era peor. Fui creciendo y defendía a mi mamá pero un niño no puede contra un hombre adulto. Siempre le decía a mi mamá que dejara a mi papá, que nos fuéramos los dos lejos de él, ella solo me decía “Lo haremos Han, nos iremos lejos”... Nunca nos fuimos.
A pesar de todo yo siempre estuve a su lado, solo yo sabía lo que pasaba dentro de mi casa, mi mamá no tenía el apoyo de nadie, solo el mío; sabía que no le contaba nada a nadie por pena y vergüenza. Siempre le creía a mi papá cuando él le decía que cambiaría, yo sabía que eso era mentira pero al parecer un niño desde los 6 hasta los 18 años es más inteligente que una mujer adulta.
Cuando entré a mi adolescencia supe que mi mamá tenía una fuerte dependencia emocional hacia mi papá, traté de convencerla de que fuera a terapia pero nunca me hizo caso. Aveces todo parecía que iba a mejorar pero nunca mejoraba.
Después de que mi papá casi acaba con la vida de mi mamá y la mía en un intento mío por defenderla, al fin uno de los dos se cansó y mi papá se fue de la casa hace como 4 meses. La casa se sentía en paz, ya no sentía miedo al ver que el reloj marcaba la hora de regreso de mi padre, ya no más fingir frente a ellos a la hora del almuerzo, ya no más callarme porque sabía que cualquier palabra por más boba que fuera podía desencadenar una décima guerra entre ellos.
Mamá comenzó a verse con más ánimo, más tranquila, ya no se veía tan cansada y ya no estaba tan irritada. Me sentía bien por ella, creí que por fin había pensado con claridad y que de una vez por todas había pensado en ella.
Siempre estuve ahí para ella, siempre me decía que era lo mejor que tenía y que lo más importante para ella era yo, “Siempre haré lo que sea mejor para ti mi niño”.
Al parecer este cuento de hadas que estaba viviendo llegó a su fin y para mí desgracia, este no tenía un final feliz.
Al abrir la puerta de la habitación de mamá la ví abrazando a mí papá y al lado de ellos habían dos maletas, una cerrada y la otra estaba abierta sobre la cama de mamá... Tenía las cosas de ese señor que desgraciadamente es mi papá.
Papá regresaba a la casa, lo sabía.
Muchas de las noches que pasé sobre pensando las cosas esa posibilidad siempre llegaba, rezaba para que no se cumpliera, al parecer rezar no funcionó.Se me hacía algo estúpido que la persona a la que siempre apoyaste y estuviste siempre a su lado de un momento a otro te demuestre que le vales mierda.
¿Un simple hombre que la maltrata vale más que su hijo que siempre estuvo ahí para ella? Al parecer si. Ahora le daré la bienvenida a mi mamá porque ahora ella también forma parte de la lista de las personas que me han dejado de lado.
Mi padre aveces se aparecía por aquí pero solo para cosas puntuales, nunca para quedarse... Creo que estoy destinado a vivir en la desgracia.
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¿Qué nos sucedió?
Teen FictionHan Jisung es un chico común, así como tú y yo. Han tiene problemas familiares y sufre de miedo al abandono. Un día ve a Minho en su escuela y se comienza a enamorar de él. Vive todos los días con miedo a que Minho se vaya. Veremos los obstáculos qu...