⁴⁰

820 92 9
                                    

Después de que Han me respondió ayer con un “Todo bien” me acosté a dormir. No quería irme con tristeza o rabia en mi corazón así que antes de dormirme pensé en lo que había pasado con Jisung. Me dormí sintiéndome nervioso.

Desperté gracias a mi alarma, debía ir a buscar a Han para irnos juntos a la escuela. Tenía un remolino de emociones dentro de mi, la que menos me preocupaba era el tema de Han, pase lo que pase estaré con él... El tema que más me preocupa es el de mi mamá, ¿Que hubiese pasado si ayer me hubiese quedado a dormir con Han? ¿O si hubiese llegado más tarde?

Ella ya tenía algunos meses en los que no había vuelto a consumir pero seguía teniendo problemas de deudas, con el alcohol y seguia juntandose con gente peligrosa. Hablé muchas veces con ella, me he cansado de hablar con ella, he intentado hacerla entrar en razón pero simplemente no puedes ayudar a una persona que no quiere ser ayudada.

Ella nunca ha tomado su rol de madre, pero aunque eso sí me ha lastimado no ha sido un impedimento para que yo sí me comporte como un hijo. A pesar de que ella me ha dicho muchas veces que no me necesita yo sigo y seguiré aquí... Después de todo yo le arruiné la vida y la alejé del amor de su vida.

Ya estaba listo, antes de salir me ví en un espejo de cuerpo completo que tenía en mi habitación; tenía una estúpida sonrisa de oreja a oreja, no podía evitarlo.

Bajé las escaleras, mamá estaba de pie en la cocina tomándose una taza de té.

—¿Dónde estuviste durmiendo todos estos días Lee? —me preguntó ella. Se veía destrozada.

—En casa de un amigo.

—¿Y por qué regresaste? Te hubieses quedado allá.

—Porque esta es mi casa y aquí estás tú.

—Deja de fingir que te intereso —me respondió ella rodando los ojos.

—No tengo la necesidad de fingir nada. ¿Por qué volviste a consumir? Tenías desde las vacaciones sin hacerlo.

—Eso no es tu problema. ¿Cuando te falta para graduarte? Ya tienes 20 años.

—Este año, y sí ya tengo 20 años pero no fue mi culpa haberme saltado dos años de primaria.

—¿Y ahora me estás reclamando? —dijo ella con una risa sarcástica.

—Solo estoy diciendo que no fue mi culpa, no le estoy echando la culpa a nadie. ¿Por qué tan interesada en que me gradué?

—Porque para tu información Lee Minho, no puedo sacarte de la casa porque sigues siendo un “estudiante” —dijo con una cara llena de asco y disgusto.

—Bueno, creo que debiste de haber pensado en esto en el pasado. Si no hubiese faltado dos putos años a la escuela ya me hubiese graduado y pudieses haberme botado de la casa... Pero no lo hiciste, que mal por ti —le dije. Podía percibir el veneno en mis palabras, pero hay veces que no puedo controlarme —igual no te preocupes, con el dinero que papá me envía todos los meses he estado reuniendo. Podría vender algunas cosas pero-...

—No te atrevas Lee.

—Pero verdad—hice una expresión de que recordé algo —vendí la mayoría de ellas para pagar una deuda que era tuya. Tenías el dinero mamá, lo sé. Me tratas como un tonto pero no lo soy. Tenías el dinero para pagar esa deuda pero no lo hiciste, preferiste engañarme y permitiste que solo me quedara con mi cama y mi ropa porque todo lo demás tuve que venderlo.

—¡Basta! Tu vendiste tus cosas porque quisiste, perfectamente pudiste negarte.

—Y tu perfectamente pudiste haber pagado tu deuda con tú dinero. ¿A quién quieres engañar? ¿A ti misma? Si me negaba eras capaz de echarme a la calle. Además, tú sabías perfectamente que no iba a negarme a eso, me hiciste creer que no tenías dinero... Me engañaste mamá.

¿Qué nos sucedió?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora