¿Qué nos sucedió?

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Ya estamos a miércoles, han pasado tres días desde que Han y yo llegamos a un acuerdo.

El doctor dijo que lo más seguro es que en menos de una semana den de alta a Han porque la herida en su cabeza está mejor y solo tendrá que venir algunas veces para que le revisen el yeso y el estado de su brazo... En parte no estoy muy entusiasmado de que le den de alta, me da más miedo que alegría.

He intentado llamar a mamá pero no me contesta, su cel sale apagado... Espero que esté bien, capaz y lo perdió o no sé.

Estos días con Han han sido emocionantes y muy sentimentales. Aveces se me olvida como terminará todo y cuando lo recuerdo me siento muy mal.

Han está siendo el de antes por así decirlo, nos reímos, jugamos, bromeamos y así.

—¿Y como hacemos entonces? —le pregunté.

—No sé cómo harás tú, eso es tu problema.

—No creo que me dejen meter una pizza aquí —le respondí a Han.

—¿Cómo no te van a dejar meter una pizza? Es ilógico.

—Es que me da pena.

—Si no lo haces no dejaré que me beses —me dijo Han mirando a otro lado.

—No te atreverías.

—Ponme a prueba.

—Eres un malcriado —le dije.

—No es verdad.

—Dame un beso e iré —le dije acercándome a él y estirando mis labios en modo de beso.

—No, siempre dices eso y terminas pegado a mi como por cinco minutos.

—Eso no es verdad —le dije. Lo tomé por el cuello y lo besé, a los pocos minutos Han intentaba apartarse pero yo no lo dejaba.

—¡Minho! —gritó Han mientras reía. Había echado la cabeza hacia atrás dejando al descubierto su cuello así que yo aproveché y comencé a darle besos ahí. —¡Ya! Anda a comprar la pizza.

—Eres un aguafiestas —le dije mientras rodaba los ojos.

Tomé mi billetera junto a mi celular y antes de salir de la habitación de hospital en la que estaba Han le saqué la lengua.

Resulta que al señorito se le antojo almorzar pizza porque según él ya estaba cansado de la comida del hospital... Si no lo quisiera no haría esto, me da mucha pereza salir y no quiero dejarlo solo, ni siquiera he ido a casa de papá para poder estar con él siempre.

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—Al entrar muchas personas me miraron raro —le dije a Han mientras entraba a la habitación.

—Que hermoso delivery.

—Puedes comerme a mi también si quieres —le dije. Han se sentó recogiendo sus piernas para hacer espacio, me senté en la cama y coloqué la caja de pizza en medio de nosotros.

—Me lo pensaré —respondió Han. Al parecer Han tenía mucha hambre porque abrió la caja de la pizza muy rápido y tomó un pedazo de pizza más rápido aún.

—Parece que no tienes hambre —le dije riendo mientas agarraba un pedazo de pizza para mi.

—Gracias por cumplir mi capricho —dijo Han riendo. Es tan hermoso, estos días se ha visto con mejor semblante. Casi no llora, antes lloraba casi todo el día o si no se perdía en sus pensamientos y no hablaba, eso es algo que ya no esta sucediendo. Otra cosa buena es que después de esos días en los que no estuve por culpa de su papá volvió a comer, ya que mis días de ausencia el doctor me había dicho que no comió nada. Se ha mirado al espejo, muy poco pero lo ha hecho.