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No puedo dejar de sentirme enojado.

No puedo obligarle a una persona que me ame.

No puedo obligar a una persona a que se quede.

No puedo hablar con mamá y decirle lo que me lastima porque ella lo sabe.

Me odio porque sabía que esto iba a pasar, yo lo sabía.

Sabía que mamá iba seguir estando del lado de papá, lo sabía.

Te juro que quise alejarme, pero cuando iba a hacerlo ya era muy tarde.

Muchas veces me hablas de cosas que haremos en un futuro, lo que más me duele es que no sé si estaré en esos planes.

Nunca pensé en mi futuro la verdad, siempre he sentido que estaré muerto antes de llegar a mi vida adulta.

Dejé de pensar en un futuro después de cada golpe, después de cada lágrima, después de cada grito...

Tú ídeas un futuro conmigo estando seguro de que yo estaré ahí acompañándote, la verdad no lo sé.

Es difícil seguir viviendo por otras personas y no por ti mismo, pero es más difícil cuando vives por personas a las que no les importas.

Muchos me han dicho que me quieren y que nunca se irán, ¿Dónde están ahora? ¿Qué es de su vida? ¿Lograron lo que querían?

De desconocidos a conocidos, de conocidos a amigos, de amigos a conocidos y de conocidos a desconocidos nuevamente.

Me siento tan cansado, ya nada es suficiente para calmar el dolor de mi corazón. Cada vez es más fuerte, cada vez arde más.

¿Por qué no simplemente acabar con todo?

En vida nadie te busca y después están horas en tu tumba, ¿Quién los entiende?

Odio que quieran solo una parte de mi y la otra la desechen ¿Solo una parte de mi es buena?

No puedo amar a alguien mientras estoy roto, lo romperé a él también sin darme cuenta.

Yo solo quería ser amado, amado de verdad. Que amarán cada imperfección, cada inseguridad, cada risa, cada pensamiento, cada mania... No solo una parte. Soy todo esto, no solo lo que tú quieres.

Odio ser el único que está sufriendo, odio ser el único que la está pasando mal, odio ser el único que quiere morir... No digo que quiera que sientan esto, solo quiero estar así de bien como ellos.

Mientras me destruyen ellos se construyen.

Ya ni tengo palabras para explicar cómo me siento, solo el que lo vive lo entiende y si lo entiendes... Lo lamento tanto.

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Mi corazón estaba por estallar.

Todo estaba roto, rasgado, aplastado.

No podías caminar sin pisar algo. Su celular ahí en el suelo y la puerta del baño abierta... Solo lograbas ver una pierna.

Corri ahí.

Tenía miedo.

Estaba aterrado.

Estaba tirado en el suelo, su cuerpo lleno de rasguños, sus manos llenos de sangre y vidrios rotos por todos lados.

Estaba inconsciente y pálido como un papel.

Lo cargué y lo llevé a su cama.

Estaba cansado de que lo lastimaran, no podía seguir aguantando todo esto.

No sé qué pasó, no sé nada.

¡Maldición! Yo sabía que dejar que Han regresara a su casa era una mala idea, pero no puedo obligarlo a salir de aquí y lo entiendo porque yo tampoco puedo salir de la mía.

Encontré un una botellita de alcohol así que lo puse debajo de su nariz para despertarlo.

—Han, despierta —le dije dándole pequeñas palmaditas en su rostro.

A los dos minutos él ya había despertado y no estaba desorientado. Miró a su alrededor, vió sus manos, sus brazos y su barriga; solo se mantuvo en silencio.

—¿No hablaras? —le pregunté. Han solo dijo que no con su cabeza. —Debo llevarte a un hospital —le dije. Tenía muchos vidrios incrustados en sus manos y unos estaban muy profundos.

Han solo dijo que no con su cabeza. No sé qué hacer, está muy lastimado.

—Te llevaré, puedes decir que intentaron asaltarte —le dije —eres mayor de edad, puedes inventar que tus padres están fuera de la cuidad o algo así.

—Solo quería que ella me amara Minho —dijo Han. No se movía, no lloraba, no hacia nada.

—¿Tu mamá?

—Le dije que la necesitaba, que solo quería su amor y no le importó —habló otra vez Han de la misma manera que la vez anterior. No demostraba nada, ninguna emoción.

—Sé que duele Han, pero vamos a superar eso. Ella algún día entrará en razón —le dije.

—Matame Minho, no quiero vivir —dijo Han. Estoy en shock, no- no puedo reaccionar, ¿De verdad me pidió eso?

—Ha- Han, no digas eso. ¿Cómo me vas a pedir eso? Saldremos de esta Han, ya lo verás —le dije acercándome más a él, estábamos sentados uno frente al otro.

—No quiero salir de nada Minho. Mátame o llévame a un lugar alto, no quiero seguir viviendo así. Estoy muerto en vida.

Me lo mataron. Lo asesinaron. Este no es él. Sé que él no quiere estar así.

El brillo en sus ojos no está, su coloridas mejillas ya no tienen color, su corazón está palpitando lento... Marchitaron a mi girasol, las espinas llegaron primero que yo y se lo llevaron.

Se han llevado mi felicidad, lo mejor que tenía, lo que me regresó a la vida ya no está, se fué, se lo han llavado.

—No me pidas eso porfavor —le dije con mi voz rota. Lo abracé y lloré como un niño pequeño.

Él solo se quedó ahí, no se movió, no me correspondió el abrazo... Nada. ¿De verdad estaba muerto? Su cuerpo estaba pero él no, su alma no.

¿Así se siente? ¿Así se siente cuando se rompe tu corazón? Creo que sí.

No hace nada, cada que le hablo lo único que me pide es que lo deje morir ¿Cómo quiere que haga eso? No puedo hacerlo. Si él se va yo también, no dejaré que me deje.

Me mira a los ojos y no hay nada. Lo veo, trato de encontrar algo pero en sus ojos no hay nada, no hay felicidad, no hay tristeza, no hay rabia, enojo, esperanza... No hay nada ¡No hay una puta mierda!

He llegado tarde.

¡Jodieron a mi maldito girasol! ¡Mataron al amor de mi vida! Son todos unos hijos de puta y esto no se quedará así.

—¿Te divertiste haciendo tu berrinche? Llamé a tu papá y ya viene en camino para acá, ya está esperando a que despegue el avión ¡¿Qué haces tú aquí?!

¿Qué nos sucedió?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora