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—¿En qué piensas? —preguntó Minho. Estábamos en un parque que quedaba cerca de mi casa, acostados sobre el césped viendo al cielo.

—En nada en realidad, ¿Y tú?

—Que la paz es un sentimiento tan necesario pero tan escaso a la vez.

—¿Por qué lo dices?

—La vida siempre es un caos, y en momentos así en los que no pienso en las preocupaciones, que estoy sintiendo la brisa, que ahorita está la impresión de que el mundo está en silencio, las estrellas, la luna... Tú. Siento paz, cómo me gustaría sentirme así más seguido. —terminó de decir mientras respiraba profundo y exhalaba todo el aire retenido en sus pulmones.

Lo que decia Minho tenía mucha razón, tenía mucho tiempo sin sentirme así: en paz. Me olvidé de mi madre, de mi padre, de la tristeza que sentía.

Tenía muchas ganas de responderle “¿Yo?” ya que él me había mencionado entre todas esas cosas, pero mejor no.

—Tienes toda la razón... Tan necesario y tan escaso.

—¿Te gusta la luna?

—Si, es muy hermosa.

—¿Verdad que sí? Todas las noches antes de dormir la veo por mi ventana, cómo me gustaría que se quedase siempre, soy muy fan de la noche.

—Si me dí cuenta de eso, yo también.

—¿Qué hora es?

—Son las...

No pude terminar de hablar ya que se acercaron dos chicos.

—Hola chicos ¿Cómo están? —habló uno, era algo alto, diría que un poco más alto que yo, tenía cabello negro y ojos cafés. —Ehmm, tenemos... Ya saben, María Juana por si quieren, es barata.

—No gracias, no consumimos. —habló Minho en un tono muy serio, se escuchó muy apagado; nada parecido a la voz que había escuchado hace unos segundos hablando sobre lo mucho que le gustaba la luna.

—Tenemos otras cosas por si quieren. —habló el otro, era rubio, con ojos grisáceos y debía medir lo mismo que yo. 

—No gracias. —Minho terminó de hablar y los miró de una manera tan... Fría. Los dos chicos se miraron y se fueron. —Se ven como de nuestra edad, que triste.

—Si, no puedo creer que consuman esas cosas. Son tan dañinas.

—Si... Al final no me dijiste la hora, mi celular se apagó.

—Son la 1:00am ¡Dios mío! Minho es muy tarde, mañana debemos ir a la escuela. Creo que debemos irnos, me da algo de temor estar aquí ¿Y si nos roban?

—No te preocupes. Si es algo tarde, vamos debes descansar.

—¿Por qué me tratas como si fuese un bebé? Tu también debes descansar, no solo yo.

—Ay el pequeño Hanni está de berrinchudo. —Minho río. Quería parecer enojado pero no pude, él me contagio su risa.

—Ya vámonos.

No estábamos tan lejos de mi casa así que llegamos rápido.

—Minho ¿No crees que es tarde? Debe ser peligroso que vayas a estás horas por la calle solo.

—No sería la primera vez Han, no te preocupes.

—¿No te quieres quedar a dormir hoy aquí? Tengo un pantalón extra del uniforme que es de tu talla y arriba puedes ponerte una chaqueta grande, así no se darán cuenta que no llevas la camisa del uniforme. —la verdad es que si me daba algo de miedo que Minho se fuera a esta hora caminando hacia su casa. La casa de Minho no quedaba tan cerca que digamos.

—Bueno, creo que está bien. De todos modos si está algo peligroso.

—¿Entonces que haces aún en el umbral? Pasa... Oye, ¿No deberías avisarle a tu mamá? Puedo prestarte mi celular.

—No, no te preocupes por eso.

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Me encontraba en el suelo de mi baño, no podía dormir. Minho estaba durmiendo en mi cama, estábamos cansados y nos fuimos a dormir casi de inmediato... Por lo menos él, yo no pude. La verdad es que toda esta situación con mi mamá me está afectando más de lo que me gustaría.

No soporto ver sus historias haciendole creer a todo el mundo que ella y ese señor que es mi papá son la pareja perfecta, me hace hervir la sangre. ¿Qué pasará ahora? ¿Todo regresará a ser como antes? ¿Más golpes? ¿Más gritos? Siento que está vez no podré con eso... No sé si es que me volví débil, pero no creo que vaya a poder soportarlo.

Esos meses sin ese señor fueron tan agradables que, aunque sabía que había una probabilidad de que él regresara, de igual forma me acostumbré un poco a eso.

Sentía un nudo en mi estómago, no quería que él regresara. No quería ser golpeado otra vez. A pesar de todo siento que le importo un poco a alguien y si todo vuelve a ser como antes no voy a poder seguir con esta amistad.
No quiero dañar a Minho, ¿Si le cuento cómo estoy se sentirá mal por mi? Si yo sé que él está mal yo me sentiría mal... ¿De verdad él me tiene aprecio? ¿Estaré ilusionandome una vez más?

Sentí como todo lo que había comido subía por mi garganta, me acerqué al inodoro y comencé a sentir como si todo lo malo se estuviese yendo. Traté de hacer el menor ruido posible, no quería que Minho se despertara.

Miré mis muñecas, mis piernas, mis brazos; no habían marcas de golpes... Mi cuerpo no estaba golpeado, desde que ese señor se fue nunca más volvió a estarlo, pero él está de regreso. ¿Otra vez mi piel arderá? ¿Otra vez tendré mis brazos llenos de moretones? Es mi cuerpo, no de él.

—¿Han? ¡¿Pero qué demonios?!

¿Qué nos sucedió?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora