⁷²

542 80 27
                                    

Hace rato Han esta escribiendo algo en el diario que le regalé. Hace muchas caras, hace como si estuviera pensado o tratando de recordar algo, aveces pone un pequeño puchero, sonríe de manera sarcástica y se le han escapado algunas lágrimas, también noté que había comenzado a temblar un poco... No sé qué estará escribiendo pero de todas formas me alegra que lo esté haciendo. De repente cerró el diario y lo dejó a un lado.

—¿Por qué lloras? —le pregunté. Cualquier oportunidad que tenga para hablar con él la utilizaré, desde esta mañana Han no formula ninguna palabra.

—Porque si.

—Interesante... Cuéntame más —le dije mientras apagaba mi celular y ponía toda mi atención en él.

—¿Piensas seguir quedándote ahí en ese sillón? —me preguntó Han.

—¿Dónde más me quedaría?

—Puedes irte a tu casa.

—No iré allá porque yo ya estoy en mi casa —le dije —Mi casa se llama Han Jisung y Han Jisung está justo en frente de mi.

—¿Nunca dejarás de ser un tonto?

—Ser un tonto está haciendo que me dirijas la palabra así que no dejaré de serlo. Traje algo más pero esto es para los dos, no solo para tí.

—¿Qué? —preguntó Han sin ganas.

Abrí mi maleta y saqué un juego Ludo que había comprado.

—Compré esto para que no estemos más aburrido y no es necesario que me hables, solo mueve las fichas y ya —le dije y Han rodó los ojos. —¿Vamos a jugar o no? ¿O vas a hacer que te obligue?

Me levanté y puse el juego de mesa en el medio de la cama, obligué a Han a que se sentara con las piernas cruzadas y yo me senté en el otro extremo de la cama. Estábamos frente a frente, yo estaba acomodando el juego y Han solo observaba.

—¿Qué color quieres? —le pregunté.

—El azul.

—Serás el verde —le dije pasándole los peones de color verde. Han solo me miró mal y suspiro en modo de rendición.
Yo terminé utilizando el color azul obviamente.

Ya vamos por la tercera partida porque al parecer Han no va a dejar de jugar hasta que no gane, para su mala suerte yo soy bueno en este juego.

Al principio casi no hablaba ni nada, solo movía el dado y las fichas pero comencé a hacer algunas trampitas y Han comenzó a pelearme por eso, fue divertido. Ahora está estresado porque por lo visto voy a ganar por tercera vez consecutiva.

—No puede ser que sigas ganando ¿Sigues haciendo trampa? —me preguntó Han, había tirado el dado y creo que ya era la sexta vez en la cual le salía el número 1, yo tenía uno de mis peones cerca de alcanzarlo.

—¿Qué? ¿Yo? ¿Haciendo trampa? Eso fue al principio, ya no lo juro —le respondí —Además que no es mi culpa que tu mano no funcione y el dado te de puros uno.

—Pero es imposible que estés ganando por tercera vez —dijo Han.

—¿Estás diciendo que no soy lo suficientemente bueno como para ganar?

—No dije eso.

—Pero lo pensaste.

—¿Ahora lees mi mente? —me preguntó Han.

—¿Ahora dudas de mis habilidades? —le pregunté. Han rodó los ojos y me pasó el dado. 

Seguimos jugando y Han ya tenía más probabilidades de ganar que yo. Era su turno de tirar el dado otra vez y yo tenía un peón 6 pasos adelante de uno de los suyos, no podía dejar que lo matara. Tiró el dado y estábamos viendo que iba a salir un número alto... Y como yo no pierdo lo soplé antes de que se detuviera.

¿Qué nos sucedió?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora