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Ya era domingo, el mejor día de mi vida oficialmente había terminando. Nos levantamos temprano, fuimos a desayunar y nos fuimos al terminal de buses para regresar.

Íbamos a ir a la casa de Minho primero y luego a él me iba a acompañar a la mía, quería buscar algunas cosas y regresaría a mi casa el lunes después de la escuela.

A pesar de que los asientos del bus no eran los más cómodos no le tomé mucha importancia, el paisaje era hermoso y nunca me cansaría de admirarlo.

Al bajar del bus tomamos un taxi que nos dejara en la casa de Minho, yo le pagué y nos despedimos del taxista. Me iba riendo de algo que estaba contándome Minho, abrió la puerta y me dejó pasar primero... Quedé sorprendido la verdad.

La casa de Minho estaba hecha un desastre, había droga y alcohol por todos lados. Habían unos tipos que debían de medir como 2 metros tirados inconscientes gracias al alcohol y las drogas en el piso. Supongo que la mamá de Minho estaba en su habitación.

—Mi- Minho —fue lo único que logré decir. Minho entró cerrando la puerta detrás de él y tuvo la misma reacción que yo al ver todo, pude ver como su sonrisa se iba desvaneciendo.

—¿Qué mierda pasó aquí? —dijo Minho pateando una botella de Whisky que había rodado hasta chocar con su zapato.
Apestaba a animal muerto, era una escena para nada agradable y me daba miedo que alguno de esos tipos se despertaran.

—Minho, subamos antes de que despierten esos tipos —le dije jalandolo del brazo.

—Son ustedes —dijo la mamá de Minho mientras bajaba las escaleras —creí que uno de ellos habia despertado.

—Sácalos de aquí —le ordenó Minho a su mamá. Estando a miles de millones de kilómetros de distancia aún podría notar y sentir el enojo de Minho, su mandíbula estaba tensa y su respiración agitada.

—No lo haré, hazlo tu si quieres. Iré a dormir me duele mucho la cabeza —respondió la mamá de Minho.

—¿Quienes son ellos? —preguntó un hombre que venía saliendo de la habitación de la mamá de Minho. Era alto, de cabello negro, iba sin camisa y tenía porte de guardaespaldas o de boxeador. La reacción de Minho fue esconderme detrás de él.

—El marica de mi hijo y su novio —le respondió la mamá de Minho.

—¿Tienes un hijo marica? —preguntó en tipo —él le gustaría mucho al jefe.

—Pienso lo mismo pero él nunca aceptaría—dijo la mamá de Minho.

—Quiero que recojas tus cosas si es que trajiste, despiertes a los que están aquí tirados y se vayan —demandó Minho viendo a ese tipo con una mirada severa.

—¿Y si no lo hago qué? Tú mamá no me ha pedido que me vaya —habló el señor mientras bajaba las escaleras y se acercaba a Minho —¿Quién te crees para darme órdenes? Puto marica.

—Llamaré a la policía, con toda la droga que está aquí les caerán unos cuantos años —le dijo Minho dando dos pasos hacia delante para quedar cara a cara con ese tipo. Él era unos cuantos centímetros más alto que Minho, pero eso no parecía importarle.

—Veamos qué llega primero, la policía o mi puño en tu cara —le respondió ese hombre a Minho —vaya que eres valiente, pero esa valentía no te servirá de nada.

—Intenta golpearme, veamos qué tan rápido eres —le respondió Minho.

—Minho deja así, vamos a tu habitación o salgamos de aquí —le suplique jalandolo del brazo tratando de pegarlo a mi.

—Deberías hacerle caso a tu puta, no vaya a ser que a alguno de mis amigos le llegue a gustar cuando lo vean y te lo roben —dijo el hombre riendo. Mis ojos se abrieron asombrados. Ahora sí tenía miedo y lo único que quería hacer era salir de ahí.

¿Qué nos sucedió?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora