¹⁹

879 105 8
                                    

—No Minho, aléjate de mi. Te haré mal, no puedo dañar a la única persona que me queda... No tú.

Mi cabeza dolía, mis brazos ardían, no controlaba lo que salía de mi boca; siento como si mi cuerpo estuviese ardiendo en llamas.

—¿De qué hablas Han? Mírate los brazos, ¿Que hiciste? —sus ojos estaban con una expresión de asombro y diría que pude ver algo de preocupación en ellos.

—Vete Minho, por favor. No quiero que me veas así, nunca lo quise, nunca... Yo no quiero esto, nunca quise esto.

—Han... —se arrodilló frente a mí y acunó mis mejillas en sus manos. —Quiero que pongas tu mente en off, deja de pensar en eso que te tiene así, ¿Si? Vuelve aquí, al presente, a mí.

No podía retener las lágrimas que salían de mis ojos... ¿Por qué siempre debía hacer esto? Solo soy un puto que exagera todo, que solo busca atención... ¿De verdad estaré exagerando todo? ¿Por qué permití que Minho me viera así? Ahora nunca más me verá como a ese amigo que siempre está feliz.

Siempre estoy así, ¿Nunca cambiaré? Por eso todos se van: porque nunca mejoro. Ahora él se irá también cuando se dé cuenta de que siempre soy la misma mierda deprimida, la cuál se deja consumir por todos los problemas ridículos a su alrededor.

—Vete Minho.

—No, no me iré. Somos amigos Han... Eres mi amigo.

Y sentí como me abrazó.

—Suéltame Minho, no debes preocuparte por mí. Siempre estoy así, no quieres ser amigo de una mierda con piernas.

—Deja de decir esas cosas sobre ti Han. Te estás haciendo daño.

—No me importa si me hago daño Minho, a nadie le importa

—No digas eso, a mí sí me importa Han.

—No Minho, no. No ganarás está disputa, ¿Sabés por qué? Porque todos dicen eso, les doy la razón y al final no la tenían. Me encuentro solo porque —rei con insuficiencia —¿Quién querría lidiar con una persona que se deja ahogar en problemas?. Tú me dirás que te importo, pero eso solo lo comprobaremos si no te vas.

—Han... Levántate.

—Dejame Minho.

Me sentía sin energía, no podía ni pensar bien. Lo único que quería era que Minho se fuera y que de una vez por todas acabara con esta farsa de que es mi amigo.

No sé en qué momento me permití ser su amigo, él también se irá.

Toda mi vida humillandome, callando cosas, poniendo los sentimientos de los demás antes que los míos... Solo para que no me dejaran, nunca daba una razón para que me dejaran y aún así lo hacían. ¿Por qué? ¿Acaso no soy suficiente? Siempre me dejan por alguien más, ¿Que tienen los demás que no tenga yo? El defectuoso soy yo, el estúpido que no comprende nada soy yo.

De un momento a otro me ví siendo cargado por Minho, me llevaba como a un saco de papas en su hombro.

—Te quedarás aquí, iré a buscar algo para curarte esos rasguños. —dijo después de haberme sentado en mi cama.

Minutos después regresó con el botiquín de primeros auxilios que estaba en la cocina y con un recipiente con agua.

Se arrodilló, abrió el botiquín y comenzó a examinar mis brazos. Hundió un pequeño trapo en el recipiente de agua que había traído y empezó a presionarlo con delicadeza sobre mis heridas.

—Tienes todo el brazo lleno de rasguños Han, ¿Por qué no me habías dicho que tenías complejo de gato? —valoré su intento de hacerme reír, pero en ese momento mi mente no daba para nada.

Minho siguió atendiendo mis brazos, aplicó una crema y luego los vendó.

—Han... Sé que no quieres hablar y está bien. Quiero que sepas que estoy contigo ¿Si? Deja de sufrir solo, somos amigos, estoy para apoyarte. Todo pasará Han, deja de hacerte esto, está mal. —vi cómo peino su cabello hacia atrás con algo de nerviosismo —No sé por lo que estás pasando pero estoy aquí, me tienes a mi; no soy la solución pero creo que en algo te puedo ayudar. Si me importas Han, si no me importaras no estaría aquí.

—Minho, soy un mal. No te haré bien.

—Deja de pensar eso. No eres un mal y me haces bien Han. Llevamos más de 6 meses siendo amigos, es literalmente imposible que no te haya agarrado cariño en estos meses. Eres una persona muy especial y me duele verte sufrir, me duele ver lo mal que estás y que yo no me haya dado cuenta.

—Soy buen actor.

—Ya me dí cuenta.

Minho salió de la habitación y pocos segundos después regresó con un vaso de agua.

—Toma.

—No quiero, me duele todo.

—Este vaso y ya ¿Si? —bufé y me bebí el vaso con agua. Mi garganta ardía mucho. —Perfecto.

Ví el reloj led que estaba en mi mesita de noche, eran las 3:00am.

Minho subió a la cama y se sentó con las piernas cruzadas, se estiró un poco hasta tomarme por la camisa y me jaló hacia él. Me subió arriba de su regazo, me tenía como una madre a su pequeño bebé; me abrazaba fuerte mientras tarareaba una canción, mi cabeza estaba escondida en su pecho y mis dedos jugaban entre ellos de manera ansiosa.
No me sentía incómodo, me sentía extraño. ¿Por qué me hacia esto? ¿De verdad se preocupa por mí?

—Todo estará bien Han, ahora puedes dormir en paz. Estás a salvo y siempre me aseguraré de que lo estés mientras estés conmigo.

Pocos minutos después el tarareo y las caricias en mi cabello que Minho me hacía, hicieron que cerrara mis ojos poco a poco.

Y después de mucho al fin pude dormir sin miedo a ser abandonado.

¿Qué nos sucedió?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora