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Eran las 8:00 de la mañana. Al final Han ayer no se despertó para cenar, ha dormido todas estas horas seguidas.

Me duele un poco la espalda porque también me quedé dormido por un rato en la silla aún con Han arriba de mi, para mí espalda no fue nada agradable dormir en la silla.

No sé bien qué haremos Han y yo después por eso antes de que tengamos que volver a la “normalidad” he decidido tener un día de playa con él. Ya me había dicho que sí quería salir hoy y eso, pero no quiero tener una salida normal como las que siempre tenemos.

Bajé para hacernos algo de desayunar y como es sábado sé que mamá se pasará el día en casa, a menos que vaya a salir con esos tipos.

—¿Cuándo lo sacarás de aquí? —me preguntó ella. Se encontraba apoyada en la ventana con un cigarro en la boca.

No le respondí, seguí haciendo unos sandwiches para Han y para mí.

—¿No me vas a responder? —insistió ella.

—No lo sacaré de aquí —le dije aún preparando los sandwiches —él se irá cuando se quiera ir, si se quiere quedar toda su vida aquí también lo puede hacer.

—¡Ya te dije que no quiero que esté aquí! Ya con un enfermo en esta casa es suficiente, dos ya es una atrocidad —dijo ella.

—No lo llames así —le respondí manteniendo la calma, ya casi estaba terminando de preparar el desayuno.

—Lo llamo como me dé la gana porque es un enfermo asqueroso igual que tú —habló ella —¿No te importa lo que estará pensando tu abuela de tí allá en el cielo?

—¿A tí te importó lo que ella pensaba de ti cuando nos abandonaste? ¿Cuando ni siquiera fuiste a su funeral? ¿Alguna vez pensaste en cómo se sentía ella? ¿Alguna vez te importaron sus sentimientos? No la metas a ella en esto, no sé cómo tienes cara para decir eso.

—Estamos hablando de tí, no de mí. Y lo que yo hice no es tan grave, lo tuyo es una abominación —dijo mamá.

—Yo conozco a mi abuela, la conocí más que tú a pesar de que solo pasé con ella los primeros 5 años de mi vida —le dije —sé que ella ahora está feliz por mí, sé que ella se hubiera encariñado mucho con Han. Al principio sé que se hubiese sacado un poco de onda, pero me ella me apoyaría —terminé de decirle. Creo fielmente en que yo conocí más a mi abuela que mamá. Mi mamá se fue a los 15 de la casa de mi abuela con un tipo que le presentó una de sus amigas de ese entonces, por años no buscó ni volvió a saber de mi abuela; hasta que necesitó de ella. Mi abuela la recibió con los brazos abiertos y mamá la abandonó nuevamente después de que yo nací. Cuando abuela murió mamá ni siquiera fue a su funeral, lo que recuerdo de ese día es ver miles de rostros pero ninguno conocido. Detrás de mí estaban una pareja de viejitos que eran amigos de mi abuela y aveces iban a visitarla, ellos fueron los que me consolaron y me cuidaron todos esos días en los que mamá no apareció.

—No digas estupideces —dijo mamá —ya le hablé a tu papá, estoy esperando a que me conteste, pero ya vió el mensaje.

—Aceptalo, te dejó en visto y no te va a responder —le dije mientras soltaba una pequeña risa —esperaré a qué él me escriba entonces, te estaré informando.

—No me dejó en visto, debe estar ocupado —me respondió más enojada que antes.

—Si ajá —le respondí —Saldré con Han en un rato, si llegas a estar aquí afuera no quiero que le digas nada.

—Diré lo que yo quiera.

—Ni te atrevas porque cuando vengan esos tipos puedo dejarte en mal si me da la gana —la amenacé. Obviamente no iba a hacerlo... ¿O si?

—No te atreverías —me respondió mientras tiraba el cigarro al suelo y lo pisaba para apagarlo.

—Llega a decirle algo a Han y lo descubrirás —le dije. Tomé el desayuno junto con un jugo de fresa y subí a mi habitación.

Sé que después de lo que le dije no será capaz de decirle algo despectivo a Han. A ella le iría peor si llego a decirle algo a alguno de esos tipos.

Coloqué nuestros desayunos sobre el escritorio y me acerqué a la cama. Han estaba acostado de lado así que me senté en la orilla de la cama y lo abracé por detrás. Comencé a darle pequeños besos para despertarlo.

—¿Qué hora es? —preguntó Han mientras se daba la vuelta para abrazarme.

—Deben ser como las 8:30am —le respondí —ya nos hice el desayuno, en la gaveta hay un cepillo de dientes nuevo, utiliza ese.

—No quiero despertar, quiero seguir en el mundo de los sueños —dijo Han acercándose más a mí.

—No, despierta dormilón —le dije separándome de él y poniéndome de pie a un lado de la cama —tenemos cosas que hacer hoy y las horas pasan rápido.

—No quiero —dijo quejándose como un niño malcriado para después ponerse una de las almohadas sobre la cabeza.

—Te voy a tirar de la cama —le advertí.

—Esta bien, tu ganas —dijo Han quitando la almohada de su cabeza mientras pataleaba y rodaba los ojos —¿Me cargas? —me preguntó extendiendo sus brazos en mi dirección.

—Eres un chico muy malcriado —le dije rodando los ojos.

—¿Me cargas? —me volvió a preguntar. Rodé los ojos y me acerqué a él para cargarlo. Tenía sus piernas alrededor de mi cadera y sus brazos en mi cuello —Te ves lindo recién despierto.

—¿Si? —le pregunté con una pequeña sonrisa en mi rostro.

—Si.

—Eres muy consentido —le dije mientras que abría la puerta del baño y lo soltaba.

—No lo soy —dijo Han mientras buscaba el cepillo de dientes que le mencioné anteriormente.

—Lo dice el chico que acabo de traer al baño cargado como a un mono —le dije riéndome y acto seguido Han me miró mal y cerró la puerta en mi cara.

¿Qué nos sucedió?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora