Oneshot's [Saint Seiya] Yaoi

Radamanthys x Hades

Radamanthys había estado un poco tenso en esos días, todos sus problemas llegaron, después de la guerra santa, el mundo, su mundo, se desvaneció, ahora son simples mortales sin cosmos, por ende a Sido un duro golpe, para Radamanthys estar así había sido un dolor de cabeza, pero con el pasar de los años fue finalmente acostumbrandose.

Pero de nuevo, sentía esa ansiedad, esos problemas, esos dolores de cabeza, uno de ellos fue la ruptura que tuvo con Kanon, el gemelo menor se había molestado con el uniceja debido a que se había metido con alguien y no solo fue una vez y es que Radamanthys aún sentía algo, algo por su maestro y. Apesar de no volverlo a ver sentía emociones que no podía explicar, cosa que Kanon optó por separarse y finalmente dejarlo.

Para Radamanthys eso fue un duro golpe, cosa que le provocó de nueva cuenta sus vicios con el alcohol, pero... Eso no es parte de su dolor de cabeza. Claro que no.

Está en la sala, sentando, incluso sus manos cubren su rostro, mientras que enfrente tiene a un chico joven, de cabellera oscura como la noche, piel blanca y unos ojos turquesa, es tan llamativos, sus pocas expresiones hace que sea atractivo, incluso su cuerpo es algo... Juvenil.

— No entiendo, ni siquiera se quién eres porque debería acogerte en mi casa.

— Me dijeron que tú eres mi tío, no deberías negarte, podrías ser castigado.

— Pff... Dejate de idioteces, no sabes lo que dices, vivo solo, soy mi propio jefe...

— Wyvern, recuerda que aún sigues bajo mi control, más te vale que me dejes aquí y este a tu lado.

Su voz sonó relajada, tanto que logro asustar al hombre, puesto sabía de las actitudes de su maestro y verlo ahí presente era una clara seña, el hizo reverencia, estaba tan nervioso, sin embargo el dios que alguna vez fue un adulto, sádico y lleno de odio por los humanos se encamino y tomo del mentón al ex-espectro.

— Vamos Wyvern, no me gusta que me temas, ya lo hemos hablado.

— Señor, usted...

— Wyvern, levanta la cara, quiero verte.

El hombre obedeció, Radamanthys siempre fue leal a su maestro, siempre estuvo ahí para él, incluso en esos momentos que él lo necesito.

— Anda, no temas, vine porque quiero pasar tiempo, quiero quedarme a tu lado.

Sus palabras sonaron sinceras a pesar de su frialdad, cosa que el uniceja no sabía cómo tomarlo, sus labios se abrieron con la intención de poder responder, pero su voz jamás salió, en cambio, solo podía admirar a su maestro.

— Señor Hades, me da gusto que usted siga pensando en alguien como yo.

Dijo, su voz sonaba emocionada en cierto punto, cosa que el maestro de este le parecía satisfactorio, ya que de manera suave llegó ambas manos a las mejillas de ese hombre que aún seguía hincado, para depositar un beso, fue cálido, lleno de deseos y amor, cosa que el uniceja se sonrojo.

— Wyvern, siempre he apreciado tu labor, te estoy recompensando con mi amor.

Había tomado la mano del contrario,  la llevo a su mejilla, ese joven hombre pudo sentir la cálida mano de su espectro, cosa que el rubio jamás alejo su vista, por más avergonzado que estuviera.  El amor y deseo que desprendía el dios era notorio, era único, podía decirse que Rada se sentía querido, realmente amado.

De manera cuidadosa rodeo el cuerpo pequeño, comparado al suyo, el cuerpo de su maestro era pequeño parecía un adolescente entre los brazos de un hombre fuerte, con músculos, claro, el haría todo o posible para defenderlo, pero en ese momento, el deseo de lujuria fue invadiendo sus cuerpos y los besos que en un inicio se dieron fue cambiando, a tal punto de ser excitante para ambos.