Cuarentena

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La terrible situación que estaba pasando el país habían sido tan inesperado.

Al recibir la noticia que debía quedarse en casa había sido tan normal, estaba consciente que si salía podría enfermarse, Shura sera de ese tipo de personas que cumplían con la ley.

Pero desde hace un tiempo, ya no deseaba estar en casa, por el simple hecho que estaba él, la persona que supuestamente amaba.

Habían pasado todo el tiempo discutiendo. Muchas veces se quejaban entre sí, pero llegaba esos momentos que discutía con aquel chico de cabellos castaños.

Ese sujeto, había sido y sigue siendo su pareja, pero debido a diferencias, encontradas, comenzaban a ser tan distintos a como se habían imaginado.

Las horas de comida, solían sentarse en la mesa y de vez en cuando estar en un mismo sitio, Aioros, el nombre de la pareja de Shura, se la llevaba la mayor parte del día en una habitación, muchas veces haciendo cosas o resultados a trabajos que pudo a ver logrado.

Dormían en la misma cama, cada quien en su lado, había esa distancia tan diferente.

Esa mañana todo les cambió.

Aioros despertó, miro al chico que se encontraba a su lado, era muy común, ambos estaban casado, no se habían podido divorciar por motivos obvios. Toda la situación que estaba pasando.

[...]

Esa misma tarde. Shura se alistó, tomó su chaqueta y se la coloco. Aioros miro curioso, hasta que lo vio de pie en la puerta, arreglando se él cuello de aquella chaqueta.

—¿A donde vas?

—Por ahí.

—No puedes salir, esta prohibido.

—De que te preocupas. Nosotros no somos  algo, ahora.

Aquel comentario si había hecho sentir algo diferente al castaño.

—Shura, no deseo que seas arrestado por la policía, recuerda que nos multan si salimos de casa. Afuera está muy riesgoso.

—No lo hago por que quiero, lo hago para conseguir algo de dinero y comida, los suministros se están acabando.

—Entonces déjame que te acompañe.

—Puedo hacerlo solo.

Aquello lo dijo de manera seria, sin verlo en absoluto, para luego abrir la puerta e irse. Aioros quedo en silencio, estaba de pie, había creído que el chico le diría que si, pero ahora lo había dejado ahí, sin ninguna idea de lo que pudiera decirle.

Por horas lo espero, a principio no le importaba, pero a medida que pasaban las horas, se hacía cada vez más difícil. Más complicado, Aioros sentía la necesidad de buscarlo.

Finalmente llegó.

La puerta se abrió, dejando ver al chico de cabellera azabache.

Tenia una serie de bolsas y una sonrisa bien plasmada, Aioros se levantó y lo recibió, aquella sonrisa del azabache se esfumó.

—Dejame ayudarte.

Aioros tomo las bolsas, llevándolas a la cocina, el azabache no dijo nada, simplemente se había decidido quedado en silencio caminando hasta la cocina.

Aioros sacaba cada producto de la bolsas, Shura había sacado los recibos y los dejo en el refrigerador. Miro por breves momentos el papeles que era sostenido por un imán que tenía la figurita de una piña y hablo.

—Cuando acabe esto, me iré con alguien.

No recibió nada. Ni un gesto ni nada.

—He estado pensando y será lo mejor, puedes quedarte con todo, no me molestara.

Oneshot's [Saint Seiya] YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora