Oneshot's [Saint Seiya] Yaoi

Especial Halloween [Terror]

Siempre es lo mismo, hago historias la leen y pues ahí dicen si les pareció bien, Halloween no es mi fuerte, hacer historias de horror no es mi manera, me gusta las películas y todo, pero no soy fanática para yo crear una historia así.

Solo puedo decir que esto es fantasía y no está ligado a una línea temporal. Ya todos saben esto.

Pareja: Milo x Aioria.

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La historia de noche de brujas es lo más normal, el santuario no era muy conciente de aquello, puesto no tenían el interés obviamente.

Pero los santos dorados habían tenido ese interés cuando bajaban al pequeño pueblo.

Milo había bajado pero no solo, sino con Aioria, este último había indicado que era algo bueno, debido que los niños solían pedir dulces, a principio el heleno no pensaba en ir a perder su tiempo, pero debido que se trataba de Aioria termino por aceptar.

- Entonces bajaremos al Rodorio solo por ver a niños pedir dulces.

- No, el gran maestro me encomendó una misión, el gran maestro le han informado, que en el pueblo hay un ser oscuro, tal parece que el Inframundo está soltando almas.

- Entonces ¿Por qué voy yo?

- Simple. Para que me ayudes. El alma maligno se lleva a los niños con la intención de poder comerlos, a menos eso dice la gente.

- Crees que eso me importa.

Milo detuvo su pasos, mirando atento al castaño que seguía caminando. Su rostro lleno de molestia fue notoria, aún así dió un suspiro relajando sus sentidos y acercándose al castaño.

- Espero y nada salga mal.

- Cuando todo esto termine, espero aceptes una cita conmigo y no voy a aceptar un no como respuesta.

- Claro, yo aceptaré tu petición siempre y cuando me ayudes mi bichito.

La sonrisa coqueta del Leo, hizo sonreír a Milo, el heleno lo tomo de la cintura, atrayendo lo a su cuerpo y caminando tan juntos. Ambos bajaron al Rodorio, encontrando aquel pueblo iluminado y decorado con papeles que tenía la figura de calaveras, calabazas y cientos de figuras más.

- Bien, tenemos que esperar hasta la noche. Nos vamos a dividir para ocupar más terreno.

- Si, si, como sea.

Cómo si se tratara de una orden, Milo camino hacia el lado opuesto, Aioria noto aquello, no iba a mentir, pero desde hace un par de días había sentido muy extraño a Milo, todo el año era agradable e infantil, pero llegaban esos días, cerca de su cumpleaños y comenzaba a tener un carácter como el de Camus, frío, distante y su mal humor no ayudaba en algunas ocasiones.

Terminaba por ignorar aquello, no le molestaba, de hecho, se le había hecho costumbre que el bicho fuera así en estos tiempos, camino con calma, viendo a la gente caminar con una sonrisa, familias veían a sus niños corriendo a pedir golosinas, otros disfrutaban de la festividad.

Poco a poco el pequeño parque fue quedando vacío, dejando solamente a Aioria quien miraba a todos lados.

- ¿Estás aquí por el monstruo?

- Si, me han dicho que han tenido problemas con esa cosa.

- Gracias a Athena, ese ser del infierno a devorado a niños inocente, llenándose de esencia, solamente ustedes pueden detenerlo, ni siquiera los sacerdotes se atreven a enfrentarlos.

La mujer suplico, Aioria entendía enormemente, un estruendo se escuchó a lo lejos, alertando a la mujer y al caballero de Leo, quien dejaron en el olvido la conversación. Aioria salió corriendo, dejando a la mujer a solas. La mujer miro a todos lados escuchando extraños ruidos a su alrededor y de un momento a otro, algo la atravesó, poco a poco unos extraños ojos escarlata se dejaban notar, sus garras tomaron el antebrazo de la mujer y mordio sin piedad, la mujer gritaba del dolor y agonía.