Cita con el patriarca.

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Protagonista: Harbinger.

Shippeo: Harbinger x Kiki.

Esta idea la estaba debatiendo para publicarla en vez de la pasada para este día, así que intente hacerla igual y ver qué salía.

15 partes más y terminamos este libro para darle paso al tercero. Recuerdenme acordarme de Teneo antes de terminar.

Riendo para sí mismo, para el santo de aries era muy divertido detallar la cara de completo amargado que tenía Harbinger, mejor dicho, su patriarca, detrás del escritorio enfrascado en papeles

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Riendo para sí mismo, para el santo de aries era muy divertido detallar la cara de completo amargado que tenía Harbinger, mejor dicho, su patriarca, detrás del escritorio enfrascado en papeles.

— "Pídeme una cita primero" — Fue lo respondido esa tarde, Harbinger recto y seguro le había pedido una relación. Cayendo como castillo de cartas en su semblante por la respuesta cortante que tuvo el muviano en menos de 5 minutos. Lo que los llevaba a dónde estaban. Porque como patriarca, que Harbinger se ausentará por algo tan trivial sería casi una falta de respeto a su cargo por más que este nunca lo pidió.

— ¿Estás disfrutando verme así, no? — Indago. Aries, sonriente estaba apoyado en la pared a su lado sin decir nada. Travieso como el niño que fue hace ya varios años. — No entiendo cual era la necesidad de que me pidieras una cita. Digo, nos conocemos hace bastante. ¿Para que tanta formalidad?

— ¿Me estás diciendo que nunca tuviste una y solo me quieres ya para ti? — El moreno chasqueo la lengua, apoyando su rostro en su mano mientras volvía con la vista a la mesa.

— No. Digo porque igual no podría tenerla por estar encerrado aquí.

— Bien, ahora piensa en una posible relación entre los 2, no puedo quedarme siempre aquí, tengo obligaciones y es poco el tiempo que estarías conmigo. ¿Eres una persona celosa?

— Si está es tu idea de una lección no me agrada. Sé que he Sido el único con pareja en estos puestos.

— Jajaja. — No podía negarle eso. — No me interesa mucho el papel de "concubino" a decir verdad.

— ¿Cónyuge se escucha mejor? — Alegó. En busca de una posible negociación.

— No lo sé. Pero ese no es el punto.

— Entendí. Mejor dime, ¿Has tenido al menos tu  una cita? Porque sabes cómo viví, imposible que las haya tenido por lo menos de forma tradicional.

— Bueno. No te puedo negar que no. Pocas veces he tenido algo parecido, y lo más cercano fue mi amistad con Genbu. — Harbinger pareció gruñir de imaginarlo.  — ¿Te estás celando de un muerto?

— ¡No! Mejor sigue.

— Bueno. No te puedo negar que mi maestro cuando me habló de relaciones, me comentó que entre la orden dorada, muchas veces entran jóvenes y al mismo tiempo. Por lo que, las cosas cotidianas no son necesarias.

— Osea, muchos de mis antecesores, seguramente solo le dijeron a sus posibles parejas que querían algo con ellos basados en sus años juntos y solo aceptaron. ¿Lo estoy entendiendo bien?

— Más o menos. Supongo que no debe ser raro igual.

— ¿Entonces por qué me rechazas? Ya me conoces, ¿No soy un buen partido? ¿No podría cuidarte bien a ti la chiquilla?

— Primero porque eres el patriarca, tu deber está aquí y el mío el jamir, segundo porque la verdad no estoy muy interesado en que mi primera relación sea a distancia y tercero porque si me gustaría una cita.

— Vivir algo humano común y corriente ¿no? Aunque no te puedo culpar ya me he desentendido de varios de esos conceptos. Vivir en las calles te afecta de una u otra forma. — Señalo. Eran recuerdos que actualmente nada le generaban, pero en su momento fueron difíciles de tragar.

— Te imagino como un niño pequeño viendo a los lejos preguntándose, "¿Porque yo no soy así?"  — El toro rio. Tan alejado de la realidad no estaba, pero más allegado a cuando perdió su ojo.

— Algo así. Volviendo al tema, ¿No te puedo hacer cambiar de opinión?

— De momento no lo sé. Pero, te puedo ayudar si te interesa Seiya, creo que con el la tendrías más fácil ya que el pasa mucho tiempo con Athena.

— Eres un pequeño diablo. — Volvió a reír. — Seiya tendrá lindo culito pero me interesa más tu, Seiya más me gusta como un rival con quién no he podido pelear.

— ¿Y que haces viendolo allí?

— ¿Me estás jodiendo en serio? ¿Acaso solo en eso me estás prestando atención? — El santo de Aries volvió a reír. Una risa bastante contagiosa.

— Perdona pero. Ya lo dije... — Cuando estaba por retirarse el patriarca lo detuvo.

— Al menos ven mañana a hacerme un poco de compañía, disfrute está conversación ¿Sabes? — Sonriendo enternecido, Aries se volteo al toro, besando su mejilla antes de irse y aceptando volver a verlo.

Harbinger que si tenía paciencia podría tener suerte con Kiki, suspirando antes de dejarse recostar en la silla.


Tauro Gold Saint Zone (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora