Flor.

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Protagonista: Aldebarán.

Shippeo: Alde x Europe.

Y volviendo a la sección: Ships que no me gustan en nada pero como el libro se va a acabar quiero intentar cosas nuevas. Pues, tocó este. Obviamente, Europe no será una niña de 8-11 años. Esto es un AU dónde tiene 16, y como Aldebarán tiene canonicamente 20, un poquito cuestionable pero nada del otro mundo.

Las mejillas de la joven castaña se enrojecian dulcemente mientras le entregada al Santo de la constelación de Tauro un pequeño ramo de flores moradas, en su bajo conocimiento de flores, el toro las reconocía como lirios o eso pensada

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Las mejillas de la joven castaña se enrojecian dulcemente mientras le entregada al Santo de la constelación de Tauro un pequeño ramo de flores moradas, en su bajo conocimiento de flores, el toro las reconocía como lirios o eso pensada. Apoyando su mano en su nuca aceptando el regalo cordial. 

— Te ganaste una admiradora. Aprovecha. — Milo tras de el expreso en un tono de burla hacia el segundo guardián. Que, agradeció mentalmente a Aioria por regañar a su compañero con un muy disimulado golpe que Milo igual sintió.

Dejándo eso de lado, el toro sonrio para recibir a la joven, bando un paso al frente aceptando su regalo.

— Gracias por su ayuda. Espero verlo otra vez señor Tauro. — Si mal no recordaba escucho a uno de los hombres tras ellos decir, que la joven Europe en su conocimiento de la orden de los Santos de Athena, deseaba conocer a los famosos santos de oro.

— No es por nada, aunque, tampoco soy tan viejo para que me digas señor. — Milo atrás de ellos sonreía con cierta diversión en el panorama.

Se notaba bastante que Aldebarán generalmente no estaba acostumbrado a llamar la atención en sus misiones, y ahora tenía la atención de una joven doncella encantada con él luego de haberla defendiendo, a ella se le notaba agradecida.

— Si lo logro, me gustaría volver a verlos. Volver a venir en un momento donde no haya peligros. — Aún sin pensar correctamente en las consecuencias de esa promesa, era su deseo, lo que sus sentimientos deseaban. La joven  mujer asintio a sus palabras, aceptando la despedida.

— Se nota que les faltó más tiempo para conversar. — Ahora fue Aioria quien tomo la palabra, acercándose al toro a medida que caminaban de regreso al Santuario.

— Quiero cumplir esa promesa. A decir verdad. — Tomando una de las flores, giro el tallo en sus dedos detallando el objeto que se le fue regalado.

— Tienes suerte, porque parece que Eros hizo su trabajo. — Milo volvió a meterse, pero está vez haciendo reír al toro.

— No. Por más que este vinculada al santuario es solo una chica normal, mis sentimientos no van a ese rumbo, pero si me gustaría volver a verla. Aparte, de ser lo que insinuas, nunca te pediría consejo a ti. — Aioria soltó una pequeña carcajada mientras Milo se hacía el ofendido. Aunque terminando por imitar a Aioria dejando ese tema por el momento.

Volvieron al santuario con relativa calma, mientras la monotonía entre los Saint volvía en si Aldebarán busco conseguir como mantener esas flores vivas, tratandolas como un preciado regalo. El toro se cuestionaba si fuera correcto enviarle una carta a la joven doncella, una acción que fácilmente se le podría llegar a reprochar. Cómo Santo, lo mejor aveces era separase enteramente de alguna relación más haya del Santuario. No quería causar un malentendido entre los 2 por ese tipo de actuar. Dejándolo en un lindo recuerdo.

En menos de un mes, el dios Hades haría su participación en la tierra. Aunque no logro cuidar las flores que una a una se fueron marchitando en sus manos, la última que logro sobrevivo, fue la que le salvó la vida en un ataque a tracción.

___

Moviendo su vaso de licor en su mano, el Santo de Tauro se encontraba con la mente dispersa. Unos meses después de que todo terminara. La voluntad de Odin por su ayuda les dejo conservar su vida, volviendo rápidamente con Saori Athena.

Dohko lo seguía invitando cada tanto a tomar, aveces Kanon, Milo, inclusive Aioros los acompañaban. Todo de momento estaba tranquilo, por lo menos por ahora.

— Maestro Dohko. — El nombrado volteo lentamente al grandulon. Sonriendo aunque aturdido por el alcohol, más no era algo grave para él. —  ¿Puedo preguntarle algo en privado? Desde hace un tiempo lo vengo pensando.

— Con gusto. ¿Vamos a mi templo? — Lentamente el toro asintio, siendo llevado en calmo silencio por el Santo guardián del noveno templo. Cuando ambos pisaron las escaleras que llevaban a libra, se detuvieron en el último escalón, sentandose a conversar. — ¿En qué necesitas mis 200 años de sabiduría? — Riendo ente dientes Aldebarán volteo a él, más relajado.

— Quisiera ausentarme por un tiempo del cargo en el santuario.

— No esperada que dijeras eso. ¿Puedes explicarme porque?

— Quiero cumplir una promesa. Volver a encontrarme con alguien que hace un tiempo conocí, pero como mi cargo me lo impide no he querido, o no he sabido si es correcta al menos enviarle una carta.

— Bueno. Es un sentimiento entendible en cualquier persona. — Suspiro. Apoyando su cuerpo en sus manos mientras se recostaba en las escaleras. — Creo que viniste con alguien correcto porque estuve 200 años solos en una roca. Aveces no negare que la soledad era una tortura, porque justamente tuve que hacerlo luego de perder a mis amigos. De hecho, tu antecesor fue gran compañero y amigo cercano para mí.

— Debió haberlo pasado horrible, ahora que lo pienso.

— Aveces tuve momentos donde conocí a gente que me hizo compañía, y luego llegaron Shiryu y Shunrei. Yo nunca los juzgare por desear algo cómo eso. Mejor dime,¿Es una chica? — Lentamente el toro le confirmo, recidiendo una expresión fraternal de libra, como si de un padre se tratara. — Envíale una carta primera y ponte en comunicación, luego ve a verla como antes no pudiste. Aún eres un hombre joven después de todo.

— Gracias. Maestro.

— De nada. No te sientas mal por esto, aunque es normal que como Santos una relación más haya del Santuario es complicada sea de la invole que sea. Muchos por eso nos concentramos más en nuestro deber.

— Es cierto. — Bajando a su templo se despidió de libra, empezando a escribir la primera carta que le mandaría a Europe.

Por 3 meses ambos estuvieron intercambiando cartas. Para ella fue una sorpresa que le llegó en menos de un años de conocer al toro, para el, fue bastante tiempo analizando de más un par de situaciones hasta decidirse a enviar la carta. Siendo alentando y apoyado por el santo de libra, al tercer mes hizo lo que pidió y dejo por un corto tiempo sus obligaciones como Santo de oro. Despidiéndose de sus compañeros hasta nuevo aviso. 

— Un gusto poder cumplir mi promesa. Joven Doncella. — Extendiendole la mano al Santo de Tauro, Alde la tomo en la suya, dejando un casto beso en el bordo de esta. Siendo el ahora quien le entrego un ramo pequeño de lirios a Europe.

Conociéndose cómo antes no pudieron, fácilmente el destino podría ser deneficio para ambos.

Tauro Gold Saint Zone (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora