Capítulo 56: El enfermero Horan

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    Los últimos días habían sido muy agitados, de modo que Juliana decidió descansar, cuando se levantó aquella mañana. Le había pedido permiso a los dueños de casa para quedarse allí duante el día. Todavía no olvidaba la mirada que Agnes le había regalado, cargada de molestia por hacer una pregunta tan tonta.

            -Juliana, querida, puedes hacer lo que quieras - le dijo Bobby con tono amable, antes de beber de su café.

            El padre de Niall había pedido el día libre en su trabajo e iría junto con sus hijos a jugar al golf. La rubia no tenía idea qué le encontraban de atractivo al deporte que ella consideraba tan aburrido. Pero parecía que a los hombres Horan les encantaba, a juzgar por la expresión de sus rostros cuando salieron por la puerta principal.

            Juliana estuvo toda la mañana frente a la estufa de leña, leyendo, releyendo y corrigiendo su novela. Se sentía cómoda en sus calzas y agradeció mentalmente por haberlas llevado consigo. Le dolía el pecho y lo que menos deseaba era moverse demasiado, lo que la levó a comer allí mismo. Había dejado la bandeja de su almuerzo sobre le pequeña mesa, cuando Niall la llamó. Sólo de ver su nombre en la pantalla se le aligeraba el alma y la sonrisa surgía de manera inmediata.

            -¿Ganaste? - le dijo en cuanto atendió el llamado.

            -Por supuesto, bebé - respondió con alegría.

            -Apuesto que Bobby está destrozado - bromeó.

            -Puedes estar segura de que lo está. ¿Tú cómo estás? ¿Qué estás haciendo?

            -Frente a la estufa, corrigiendo mi libro - había sido liberador contarle aquella parte de su vida y agradecía compartir sus secretos con él. Sin embargo, aquella no significaba contarle de sus malestares, convencida como estaba de que no era nada. No quería preocuparlo, se decía una y otra vez.

            -Suena tranquilo - contestó y sabía que sonreía.

            -Lo es. ¿Ya vienes a casa? - le preguntó ansiosa de pronto por verle.

            -Me gusta mucho como suena eso, pero no, cariño, no vuelvo. Por eso te llamaba - comenzó a explicarse - me llamó Calvin para tomarnos unas cervezas, así que... ¿no te molesta quedarte sola hasta que llegue Agnes?

            A Juliana le gustaba que él no le pidiera permiso para salir con sus amigos. Siempre le había parecido absurdo y completamente estúpido que las parejas se pidieran permiso entre ellos para ir a una salida de amigos. A menudo pensaba con ironía que eran amigos, no descendientes de Dionisio.  Por otro lado, le enternecía que pensara en ella y en que se quedaría sola. La certeza de que Niall era un buen hombre aterrizó en sus hombros. Lo amaba.

            -Niall, bebé, soy hija única. Crecí sola y no voy a molestarme o morirme por estar una tarde sin compañía - le contestó con gracia y una sonrisa, ignorando el dolor en su pecho.

            -Oh, menos mal, pensé que te enojarías conmigo - lo que le dio la pauta de que alguien se había enojado por ese planteo anteriormente. Rodó los ojos.

            -Hace falta más que eso para tenerme enojada. No podrás deshacerte de mí con facilidad, duende - bromeó.

            -No está dentro de mis ideas perderte - los ojos se le llenaron de lágrimas ante esa frase. Sabía que él la había dicho al pasar, dentro del contexto de la broma, pero aún así sabía que lo decía en serio... estaba segura de que no conseguiría otro hombre como Niall en lo que le quedaba de vida - nos vemos en la cena.

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