Juliana no podía evitar reírse de los cómicos mails de Anastasia y Christian, sumergidos por completo en el coqueteo y la ironía. Se había pasado la primera hora y media del viaje leyendo sin parar, totalmente absorbida por el libro que Liam le había regalado. Cincuenta sombras más oscuras era un best seller y ahora entendía por qué, simplemente era maravilloso como lograba mezclar el erotismo con el romanticismo y el drama. La rubia deseó por un momento tener esa pluma y esa capacidad como para que su novela tomara ese vuelo, pero entonces recordó que no era ese el perfil de sus escritos, y la idea de escribir una novela romántica se germinó en ella.
La idea de que le pudieran regalar una biblioteca digital le había encantado y se preguntó si se podría hacer semejante cosas pero con libros de Historia. Estaba claro que Christian la amaba, a pesar de que no podía ponerlo en palabras, ciertamente lo hacía en acciones. Acciones como una pulsera con una canción grabada, como Niall lo había hecho. Cada minuto que pasaba, era un minuto más cerca de Niall y aquello la inquietaba de formas irracionales. Quería verlo, deseaba verlo, necesitaba verlo y, rendida en esos pensamientos, cayó dormida.
Se despertó horas después, sobre espacio aéreo brasileño, según le había dicho la azafata. Desayunó, tomó su medicamento y, mientras escuchaba música de los 80´s, empezó con la edición de su novela, completamente enfocada en lo que hacía y con la suficiente distancia y objetividad requerida para la tarea. Con color rojo subrayaba oraciones que debía corregir, con verde subrayaba palabras que necesitaban sinónimos, con azul indicaba que tenía que invertir oraciones y con negro indicaba ideas o rasgos de la personalidad a agregar. Se divirtió releyendo su propia novela hasta que aterrizaron en Nueva York.
Esta vez, la sincronización fue aún más perfecta, porque en cuanto se bajó de un avión, se subió en el otro, que terminó por despegar cinco minutos después. No pudo evitar quedarse dormida en cuanto se supo segura entre las nubes.
Se despertó rato después, de pura anticipación. Tenía nervios en el estómago y las palmas le comenzaron a transpirar en cuanto fue capaz de ver tierra firme bajo sus pies. Inglaterra parecía un burdo pedazo de tierra desde la altura y no la cuna de la revolución industrial. Era acojonante cuando se ponía a pensar que allí había vivido Locke o que allí se había desarrollado el mundo como lo conocemos.
Los minutos que quedaban, los pasó disfrutando de la maravillosa vista, tratando de ignorar que se encontraba sobre el océano. En cuanto el avión tocó tierra firme, Juliana se paró de su asiento ansiosa, sin poder esperar el momento para encontrarse con Niall y sus amigos. Aunque sabía que deliraba, casi podía sentir el frío en el ambiente, a pesar de que aún se encontraba dentro del avión, por lo que se puso el buzo de hilo beige que traía en el bolso. Siguió a los demás pasajeros por el túnel y, como la vez anterior, terminó en el baño, para arreglarse. Después de utilizar el baño, se lavó las manos, los dientes y la cara. Aún tenía marcada la almohada en la mejilla izquierda y sonrió ante el colorido sueño que había tenido mientras volaban. Aparte de ese detalle, su rostro estaba en buenas condiciones. Se aplicó perfume y se pintó los labios con el bálsamo rosado. Su reflejo sonrió y salió decidida a pelear por sus valijas en las cintas, pero cuando llegó hasta la habitación quedaban pocas personas y pudo ubicar sus pertenencias con facilidad.
No tenía idea qué había puesto en las valijas, pero pesaban como la mierda, pensaba mientras cinchaba con ellas por el impoluto pasillo. Su sonrisa se amplió a niveles poco conocidos cuando visualizó a Zayn, esperándola del otro lado de la puerta de vidrio. Se apresuró los últimos metros, dándole tiempo a él a que se sacara las últimas fotografías con las fans y, en cuanto cruzó la puerta, soltó sus maletas y corrió a sus brazos por un abrazo.
-¡Zayn! ¡Zayn! Por Dios, te extrañé - le comentó mientras se abrazaban. El morocho la había alzado varios centímetros del piso y Juliana estaba suficientemente emocionada para que le saltaran las lágrimas.
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Preguntando se llega a One direction
FanfictionUna fan cualquiera, en el tumulto de un hotel cualquiera, interrumpe una acalorada discusión que, por fortuna, la catapulta directamente a una divertida entrevista con One direction. Al levantarse aquella mañana no esperaba semejantes acontecimiento...