-Hola, preciosa. ¿Estoy llegando muy tarde?
-La verdad no sabría decirte, Harry. Aún sigo en el hotel - contestó ella con preocupación.
-¿Sigues en el hotel? ¿Y Louis? - preguntó confuso.
El mayor de sus amigos había quedado en pasarla a buscar a las siete y media de la tarde. A Juliana le molestó, ocho menos cuarto, que no llegara en hora, pero después de todo, Louis era bastante despistado. Podría haberse olvidado. Lo llamó. Lo llamó muchas veces y nunca contestó. Cuando dieron las ocho y veinte, supo que algo estaba realmente mal y llamó a Harry.
-Louis no ha venido. Harold, creo que algo grave ha pasado. ¿Podrás ir a su casa, para ver si todo está bien? - la preocupación era lo que primaba en su voz. Juliana no tenía idea qué sería de sí misma si algo le pasaba a Louis. Simplemente no podía pensarlo. Esperaba que sólo se hubiese quedado dormido.
-De acuerdo, de acuerdo - estaba claro que la preocupación lo había contagiado a él también - hagamos lo siguiente - propuso con decisión - voy por ti y vamos juntos a lo de Louis, ¿te parece? Puede que necesite refuerzos.
-Lo que tú digas - y se despidieron con prisas. Que Harry pensara que necesitaba refuerzos, hablaba de que él podría tener una idea de qué le sucedía a su amigo.
Juliana estaba evitando morderse las uñas, cuando su celular sonó. Harry le avisaba que estaba abajo, por lo que se puso el abrigo rojo con apuro y se dirigió hacia el ascensor. Como era una comida sencilla entre amigos no se había producido demasiado. Se había puesto un jean claro, una camisa negra junto a un buzo a juego y botas también negras. Se había hecho una cola en el cabello y apenas se había puesto rímel. Se veía más joven de lo que era, pensó cuando se vio en el espejo del ascensor.
Cuando se subió a la camioneta, el motor estaba encendido y apenas se había puesto el cinturón de seguridad cuando Harry puso primera.
-Oficialmente estoy preocupada - dijo, a modo de saludo.
-También yo, Juli. Creo, o más bien supongo, que tiene que ver con Eloise - aventuró Harry, con los ojos fijos en el tránsito. Era una noche fría, pero preciosa. Las estrellas brillaban en lo alto del cielo y todo parecía de ensueño, pero la sensación en su estómago indicaba todo lo contrario.
-¿Debería llamar a los otros? - preguntó, alerta.
-No, no por ahora. Esperemos a ver con qué estamos lidiando - y a pesar de que la frase había sonado increíblemente parecida a una serie policial, Juliana no se río.
El portero del edificio no les preguntó nada al entrar de manera intempestiva, aún cuando los zapatos de Harry resonaban de manera audible en el mármol mientras esperaban el ascensor. Juliana supuso que ya lo conocía.
No se sorprendió de que Harry tuviese una copia de la llave de la casa de Louis. Tal vez debería haberse sorprendido, pero no lo hizo. Sabía qué tipo de amistad los unía.
-¡Louis! - gritó Harry, con pánico.
-¡Tommo! ¿Estás acá? - la preocupación se deslizó en su voz, sin poder evitarlo.
Hizo falta que se quedaran en silencio, tras varios gritos, para escuchar los gemidos. Siguieron sus oídos hasta la fuente de ellos y justo cuando lo encontraron, a Juliana se le partió el corazón.
Louis Tomlinson estaba hecho un ovillo sobre uno de los sofás color crema y sollozaba con la suficiente fuerza como para provocar un pequeño temblor. La rubia se acuclilló a su lado, con suavidad, identificándose y acariciándole el pelo con cariño.
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Preguntando se llega a One direction
FanfictionUna fan cualquiera, en el tumulto de un hotel cualquiera, interrumpe una acalorada discusión que, por fortuna, la catapulta directamente a una divertida entrevista con One direction. Al levantarse aquella mañana no esperaba semejantes acontecimiento...