Capítulo 60: Sinceridad

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Eran las cuatro de la tarde cuando se levantó de su siesta y Juliana nunca se había sentido tan despierta. Sus sentidos estaban alerta y todo parecía nuevo. Estaba claro que necesitaba dormir. Ciertamente la semana anterior había sido lo suficiente alocada para dejar en cama a alguien entrenado.

Recién se llevaba a la boca el primer bocado de la torta de manzana que había pedido a recepción, cuando le sonó el celular. Atendió, como solía hacer, por inercia.

-Juliana, ¿cómo estás? - era un hombre y eso era lo único que podía deducir. No conocía la voz. ¿Quién era?

-Lo siento, ¿quién habla?

-Soy Edwin.

-Lo siento, Edwin, no te reconocí la voz. ¿Cómo estás? - no quería ser intencionadamente mala con él, pensó con pena.

-Muy bien y ¿tú?

-Excelente, gracias. Te llamo porque te necesitamos - y al parecer, tampoco él quería ser sarcástico o molesto. Todos parecían cansados.

-¿A mí? ¿Qué pasó?

-Al parecer tus apariciones en España dieron mucho que hablar y la BBC quiere una aparición. ¿Crees que puedas hacerlo?

-La BBC, ¿cómo la BBC de Londres?

-Sí, esa misma. Es un programa como el de David Letterman - explicó con una referencia americana, seguro de que ella lo conocería. Personalmente, Juliana prefería el humor irlandés de Conan, pero le valía - quieren hacerles una entrevista a ti y a los chicos, y por supuesto, pretenden que cantes. ¿Crees que puedas hacerlo?

No tenía idea si Edwin preguntaba porque estaba al tanto de todo lo que había sucedido en Barcelona, o si lo hacía por simple amabilidad, pero de todas formas su respuesta era única, como siempre lo sería.

-Sí, no hay problema.

-Genial, genial. Dentro de tres horas te pasará a buscar un auto -se preguntó si avisarle con tan poca antelación era alguna especie de estrategia para que no tuviese tiempo de retractarse. De cualquier forma, sabía que haría cualquier cosa por sus amigos.

-¿Es necesario que me vista?

-Bueno, Juliana, no queremos hacer un escándalo en televisión - y supo que Edwin estaba bromeando y aquello fue suficientemente surreal como para hacerla sonreír.

-Sabes a qué me refiero - le contestó con tranquilidad.

-Creo que Caroline tiene algo preparado para ti - sentenció.

-Genial. Gracias, Edwin.

Como la maquillarían, peinarían y vestirían en el canal, Juliana estaba vestida muy casual cuando el auto la pasó a buscar, tres horas después como había dicho Edwin. Se había puesto su jean azul oscuro, una camisa blanca, un buzo de lana verde esperanza y botas acordonadas. Esperaba que Caroline no le pusiera un vestido porque tendría frío. Volver a Londres significaba volver al frío y no estaba particularmente feliz ante ese hecho.

El auto entró en un estacionamiento subterráneo y un sujeto le abrió la puerta de inmediato en cuanto estacionaron. Parecía que habían pasado siglos desde el momento en que sólo eran sus amigos y ella. Se preguntó si podrían volver a la normalidad alguna vez. Pero de nuevo, pensó, ellos son One direction.

-Mi nombre es Sean, el productor del programa y te llevaré al vestuario. Sígueme por aquí, por favor - le pidió con amabilidad. Juliana se preguntó cuánto habían cambiado las cosas como para que la trataran como a una celebridad. Ella era una simple mujer, ¿por qué el trato preferencial? Era confuso.

Preguntando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora