Capítulo 6: Anticoagulada.

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Justo entonces volvió a entrar Paul, avisando que era hora de conocer a otras fans. Los cinco se pararon y enfilaron hacia la puerta. Juliana se quedó allí sentada, cavilando la gravedad de sus errores. Claramente ni Liam ni Zayn le perdonarían aquella pequeña mentira que les había dicho y se encontró buscando, por momentos, la forma para que lo hicieran, pero entonces cayó en la cuenta que seguramente ninguna de ellos se acordaría en un futuro de la profesora de Historia que los había entrevistado en Uruguay, y todo lo que le quedaba por hacer era vivir el momento, tal como ellos pregonaban. Y el momento aún la retenía con ellos, de modo que lo disfrutaría.

Siguió su camino y atravesó la puerta por lo que ellos había salidos segundos atrás. Simplemente con la mirada le preguntó a Paul si podía acompañarlos, tal vez grabar el encuentro con las fans, a lo que el mánager sonrió imperceptiblemente. Realmente le había caído en gracia, pensó.

El camino fue silencioso para ella, porque nadie le habló y ella tampoco le habló a nadie. Los cantantes, por el contrario, conversaban entre ellos por lo bajo, mientras eran escoltados por sus guardaespaldas, lo que le pareció realmente estúpido, cómo si alguien los fuese a atacar allí dentro.

Llegaron a lo que Juliana identificó como el centro de prensa, donde solían hacerse las conferencias posteriores a los partidos. Era una sala amplia, de paredes bajas y blancas y estaba ya habitada por una docena de fans que, en cuanto los vieron entrar, comenzaron a gritar como locas. Juliana sonrió con ironía, realmente ella no gritaba y pudo ver, por el rabillo del ojo, como la mirada de Niall se posaba en ella, probablemente acordándose de lo mismo.

                Dejó que los muchachos hicieran su trabajo, consolando a las fans que lloraban, tratando de hacerlas reír con chistes malos, sacándose fotos y firmando autógrafos. Los veía de lejos, casi con nostalgia. Hasta que pudo sentir la presencia de una persona a su derecha. Y por la sombra que proyectaba en el piso, podría decir que era un guardaespaldas. Al mirarlo, Juliana supo que no estaba exactamente feliz.

-Necesito ver tu pase - le dijo, serio, claramente confundiéndola con una de las fans. Ella se llevó la mano al cuello, donde traía colgada su entrada plastificada y descubrió que allí no estaba. Se preguntó si lo había dejado en el vestuario o había sido en la cancha. En cualquier caso, el corpulento hombre no pasó por alto el gesto - no tengo idea de cómo te colaste - le dijo - pero debo sacarte de aquí.

-Pero si no me colé - trató de decirle - soy una periodista, he venido a hacerles una entrevista. Los conozco a todos, incluso estuvimos en la cancha - y a juzgar por su expresión, el hombre no le creía. Por un segundo Juliana sintió miedo.

-No me mientas. Hoy no estaba programada ninguna entrevista - le espetó molesto. Claramente era un hombre que no había estado en el hotel, ni tampoco había estado en el partido de fútbol improvisado porque de ser así la conocería - tengo que sacarte de aquí.

Claramente el bullicio de las fans era bastante grande porque nadie se había percatado del intercambio de palabras, ni tampoco pudieron ver cómo el guardaespaldas la tomaba de la cintura con brusquedad y la apartaba de la sala. Inmediatamente comenzó a gritar y a patalear, pretendiendo soltarse. Iban ya por el pasillo, sus gritos retumbaban y hacían eco, pero parecía que nadie era capaz de escucharla. Justo cuando pensaba que perfectamente podrían sacarla del Estadio, Lucas apareció por el pasillo, siguiendo el camino que ellos habían tomado. Juliana suspiró agradecida. Parecía haber sido todo una escena de película.

-Brandon, ¿qué estás haciendo? - le preguntó al hombre, éste giró para enfrentarse con su colega, con la mala suerte de no haber calculado bien las distancias y arrastrando consigo uno de los vallados que allí había. Juliana gritó en cuanto el hierro tocó su piel, porque era consciente de todo lo que vendría después y le aterraba. Pudo sentir cómo el metal cortaba su piel y la dividía en dos, e instantáneamente pudo sentir cómo comenzaba a manar sangre de la herida. El tiempo se frenó  y por un momento pudo verlo todo en cámara lenta. Cómo Lucas había acortado la distancia que los separaba y había acudido en su ayuda, el otro guardaespaldas preguntándole si estaba bien, Lucas llamando a los gritos a Paul, que llegó en tropel con los cinco muchachos, que claramente habían escuchado que algo había pasado con la joven periodista. Todos hablaban pero Juliana no era capaz de escucharlos con claridad ni de responder sus preguntas. Comenzaba a marearse. Nadie entendía nada, hasta que Liam fue capaz de visualizar la sangre extendida sobre el piso y le bastó una mirada a los ojos de la muchacha para comprender que si no hacía nada en los próximos minutos, nada iba a terminar bien.

Preguntando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora