Capítulo 49: Zerrie

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Juliana fue considerablemente feliz al despertarse por sus propios medios. Se desperezó con ganas y sonrió entusiasmada por lo que le deparaba el día. Sin embargo, se horrorizó al ver la hora. Eran las cuatro de la tarde y si bien estaba feliz de las once horas de sueño que había tenido, significaba que le quedaba poco tiempo para prepararse para el casamiento de sus amigos.

Puso música de Aerosmith en su celular, para energizar más la tarde y se fue a  bañar. Apenas tenía las ojeras marcadas, pero supo que no era nada que un buen maquillaje no pudiese arreglar. Como solía hacer siempre que tenían un gran evento de este tipo, se depiló a conciencia y se lavó el pelo con firmeza. Se puso crema de jazmines en todo el cuerpo sólo con la intención de molestar a Niall. Sonaba Walk this way cuando pidió algo de comer. Agradeció que su madre ni ninguno de los chicos estuviesen presentes como para observar la hora en que tomaría su medicación.

Acababa de llegar la comida cuando sonó su teléfono, que terminó por atender mientras ponía la bandeja en la mesa ratona y prendía la tele.

-Hola  - contestó.

-¡Juliana! - la forma en que dijeron su nombre la hizo entender que hablaba alguien de Uruguay y sólo sabiendo eso, sonrió - ¿cómo estás? - la voz de Isabel fue reconocible para ella y chilló.

-¡Isa! ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en la ecografía? - quería saber de la salud de su futura ahijada.

-Para eso te llamaba - le contestó y pudo saber que sonreía - está todo perfecto - Juliana sintió que su corazón se aligeraba - medidas perfectas y su corazón, Juli, deberías haber escuchado su corazoncito latir. Creí que me moría de amor en ese momento. Fue, fue… wow, tengo un ser humano dentro de mí. Voy a ser mamá.

El peso de esas palabras la hizo llorar. Tanto a Isabel en Montevideo, como a Juliana en Londres. Habían crecido juntas y habían pasado por situaciones difíciles y ahora, el bebé que llegaba, implicaba reconocer que habían alcanzado la edad adulta, que se estaban convirtiendo en mujeres. Aquel descubrimiento fue demasiado.

-Me gustaría estar ahí para abrazarte - le comentó a su amiga - estoy tan orgullosa de vos, Isa - su voz sonaba lagrimosa y se sorbió la nariz.

-Te quiero, Juliana - expresó con una sonrisa.

-Contame cómo están tus padres y Marcelo - le pidió con una sonrisa, mientras mordía un trozo de torta de ricota.

-Marcelo está emocionadísimo - admitió con felicidad en su voz. Isabel le había contado a su compañero de facultad que estaba embarazada y él, de inmediato, le aseguró que se haría cargo del bebé. La madre de él no estaba particularmente emocionada, pero Isabel insistía que nadie podría negarse ante los encantos de su hija - está comprando ropa como loco. Hay tantas cosas tan lindas, Juli. Estoy emocionada.

-Apuesto que en Londres hay cosas más lindas. Le llevaré un regalo a mi ahijada - le aseguró, excitada con la idea.

-Hoy es el casamiento, ¿no? No, antes de eso, cuéntame qué pasó con el rubio.

Juliana e Isabel se pasaron conversando durante el rato que duró la comida de la rubia, pero ésta tuvo que cortar la charla, si quería llegar a tiempo a la boda.

-Ponte hermosa - le pidió su amiga, pícara - que sepa que tiene a la mujer más linda de Montevideo.

-Te quiero, Isabel. Cuidá esa panza - demandó con una sonrisa.

Juliana se dirigió a la peluquería con apremio.

-Llegas tarde - le espetó Margaret, que se veía más nerviosa de lo esperable.

-Lo sé, me levanté hace un rato - comentó con una mueca apenada.

-¿Despedida de soltera salvaje? - preguntó, con la voz más relajada.

Preguntando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora