Apostar era emocionante y en cuanto se levantó, a la mañana siguiente, Juliana sintió que estaba apostando a su relación, pero sobre todo, apostaba a su felicidad. No tenía idea qué había pasado consigo misma los últimos días, pero ahora lo veía todo claro. Había sido un error de su parte no conversarlo con Zayn, que siempre parecía tener la palabra y el consejo justo.
Niall siempre había sido un hombre razonable y sabía que se podía conversar con él. Lo único que necesitaba era una oportunidad. Juliana sabía que sería difícil, fundamentalmente porque le había dicho que no lo amaba, pero estaba convencida de que podría hacerle saber su equivocación.
Todo estaba claro ahora. Lo amaba lo suficiente como para hacer el intento de prosperar la relación, aún a distancia. Era simplemente egoísta y lo sabía, pero lo necesitaba. Sabía que dicha decisión reclamaría ciertos sacrificios, pero estaba dispuesta a hacerlos, siempre y cuando Niall estuviese a su lado. ¿Levantarse a deshora para tener una conversación por skype? ¿Compartir whatsapp? ¿Tenerlo para sí misma sólo un día o dos? Parecía un precio demasiado bajo a pagar si se lo contraponía al dolor de la soledad.
Desayunó con apremio, apresurada por solucionar el problema lo antes posible y volver a estar en sus brazos. ¿En qué estaba pensando?, se preguntó escandalizada mientras sorbía de su café. Volvió a la habitación para tomar la cartera y, antes de salir, se miró al espejo. No quería tener una reconciliación viéndose mal. Se había puesto un jean oscuro, una camisa beige a juego con las botas acordonadas y el abrigo rojo. Se había hecho una cola alta en el pelo y se había puesto bálsamo rosa en los labios. Se veía bien, pensó emocionada.
Estaba nerviosa. Los siete pisos en ascensor se le hicieron eternos y movía el pie con impaciencia sólo para liberar algo de la energía acumulada. Estaba nerviosa, pero algo en su interior le decía que todo estaría bien. Que la historia tendría un final feliz. Sonrió decidida.
-Cariño, cariño - dijeron mientras atravesaba el vestíbulo. Se giró para mirar quién le hablaba y se encontró con Margaret, quien la saludaba con entusiasmo - ¿cómo estás?
-Muy bien, ¿y tú?
-Hace tiempo que no vienes a visitarme y además, me debes una visita de Harry, ¿recuerdas? - Juliana sonrió por el atrevimiento de la mujer, pero recordó de inmediato que la última vez que había visto a Harry Styles, él tenía una mirada triste, probablemente por su culpa. Ese era otro problema que debía solucionar antes de regresar a Montevideo, pensó alarmada. Lo último que quería era tener un problema serio con Harry.
-Lo siento, pero Harry está en Los Ángeles - dijo con una mueca - pero puedo traerte a Niall o a Zayn. ¿Qué te parece? Puedes traerla a Lizzy, si quieres - propuso con una sonrisa. Quería tener sus últimos días en Londres rodeada de amigos. Pensó con sentimentalismo que ojalá volviesen todos para despedirla, pero no iba a pedirles que dejaran a sus novias o que cruzaran el Atlántico por ello.
-¡Eso sería magnífico! Lizzy estará tan emocionada. ¡Gracias, Juliana! - exclamó la peluquera igual de entusiasmada de lo que estaría su hija. Probablemente no lo admitiría en voz alta, pero era tan fanática como Lizzy.
-Trataré de hablar con alguno de ellos en la tarde - comentó - a lo mejor podrían venir mañana. Cualquier cosa paso por la peluquería en la tarde, ¿te parece?
-Eso sería fantástico, niña.
-Genial, genial. Ahora me tengo que ir - soltó.
-¿A dónde vas?
-A reparar un error - contestó con sinceridad y una sonrisa.
Salió del hotel sintiéndose en el lugar correcto del mundo y sabiendo que todo volvería a su eje en breve. Tan alegre se encontraba que, en vez de pedir un taxi, se encaminó al metro. Quería exprimirle a la ciudad lo máximo que pudiese en los días que le quedaban y sentía que el taxi la prohibía de ciertas sensaciones.
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Preguntando se llega a One direction
FanficUna fan cualquiera, en el tumulto de un hotel cualquiera, interrumpe una acalorada discusión que, por fortuna, la catapulta directamente a una divertida entrevista con One direction. Al levantarse aquella mañana no esperaba semejantes acontecimiento...