Capítulo 64: Confesiones varias

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Verde fluor. Juliana se preguntó a quién se le ocurría, en el mundo, usar zapatillas verde fluor. Lo peor de todo era que le quedaban excelentes, pero entonces, ¿había algo que le quedaba mal a Niall Horan? La rubia miraba cómo su novio apretaba con precisión los pedales del auto y cómo los músculos de sus piernas se acentuaban.

Le habían dado el alta hacía cuarenta y cinco minutos, y después de una épica discusión sobre la cuenta del sanatorio, los seis emprendieron camino hacia cualquier lugar que me cocine, para citar palabras exactas de Niall. Iban un poco apretados en la camioneta, pero poco importaba. Estaban juntos y Juliana se encontraba perfecta.

Le habían mandado quietud absoluta de la mano izquierda, analgésicos para el dolor e indicaciones precisas para volver dentro de una semana, para retirar los puntos.

-¿Vamos a Mc'donals? - propuso Louis, cansado. Sabía por experiencia propia que dormir en una sala de espera no era precisamente cómodo, por lo que entendía el cansancio general de sus amigos.

-Eso involucra mucha gente, Lou - comentó la rubia, tímida.

-Cierto. Mi aspecto no es como para andar exhibiendo - bromeó.

-Vayamos a casa - propuso Niall y, el cansancio era tal, que nadie refutó.

El irlandés estacionó en la puerta y de inmediato se metieron en la casa, asustados de que alguien los descubriera. Había sido una tontería salir sin guardaespaldas, el apuro lo ameritaba, pero podrían haber llamado a Basil, Lucas o Paddy para el regreso. Por algún motivo, no lo hicieron. Sin embargo, conscientes de todo lo que había sucedido, fueron más concienzudos por la salida. Procuraron ser sumisos y no llamar la atención.

Louis había hablado con la publicista y ella había prometido que se haría cargo de todo el asunto, pero Juliana sabía que nunca se podría controlar el libre albedrío de las personas y sus celulares.

-Yo cocinaré - anunció Juliana. Sus amigos no habían dormido lo suficiente y se merecían una atención. Los cinco la miraron con aprensión y de inmediato se echó hacia atrás.

-Tú no harás nada - la autoridad en la voz de Zayn, incluso, la obligó a sentarse en uno de los taburetes de la cocina.

-Absolutamente nada - reafirmó Liam.

Verlos a los cinco en acción, cocinando, se le hizo increíblemente raro, pero tan normal como el sol que salía por el oriente todos los días. Estaba claro que tenían una coordinación que escapaba a su entendimiento. Del tipo de comportamiento que sólo te da la convivencia. Zayn puso las tostadas en la tostadura, Niall fritaba esas asquerosas salchichas que tanto le gustaban, Harry hacía café, Liam exprimía el jugo de naranja, Louis ponía la mesa y Juliana simplemente miraba.

-¿Quién hace los huevos? - preguntó Louis. Juliana arrugó la nariz, asqueada por la idea de comer huevos en el desayuno. Sudamérica era tan distinta, pensó.

-Yo los haré - masculló Niall, concentrado en la plancha.

-¿Ayudo en algo? - preguntó avergonzada de su quietud. Acostumbrada a una familia grande, donde siempre había algo que cocinar o ingredientes que agregar, se sentía realmente inútil.

-Sí, quédate quieta - le espetó Niall con una ligera sonrisa.

-¿Todos tomamos café? - preguntó Harry.

-No, Juliana toma chocolatada - anunció Niall con seguridad. La rubia sonrió por el recuerdo. Era precioso que tuviese en cuenta los pequeños detalles.

Preguntando se llega a One directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora